El caso en contra del proteccionismo

Scott Lincicome y Alfredo Carrillo Obregón destacan que el proteccionismo, la única alternativa real al libre comercio, ha demostrado repetidas veces imponer costos mucho más altos y generar beneficios inferiores.

Por Scott Lincicome y Alfredo Carrillo Obregón

La única alternativa al libre comercio, el proteccionismo, repetidas veces ha demostrado imponer costos mucho más altos, generar beneficios inferiores, y fomentar muchos más problemas políticos. Los aranceles, las cuotas, los mandatos de comprar lo nacional, y otras políticas proteccionistas perjudican a la mayoría de los estadounidenses, no logran reducir las barreras comerciales en el extranjero (y muchos invocan la retaliación), y engendran un mal funcionamiento de la política. Usualmente, las empresas protegidas no son revividas, sino que continúan volcándose al gobierno en busca de todavía más protección. 

El costo promedio del proteccionismo de mediados del siglo XX hacia fines del mismo siglo:
$620.000 por cada empleo creado o salvado.

Varios estudios gubernamentales e independientes han encontrado que las políticas proteccionistas no lograron revitalizar las industrias durante la segunda mitad del siglo XX. Incluso cuando se trata de las “historias de éxito” del proteccionismo, como las motocicletas Harley-Davidson y los semiconductores, los aranceles tuvieron poco que ver, e incluso obstaculizaron, el éxito de industrias relevantes. En cambio, el proteccionismo muchas veces persiste solo debido al poder político de las industrias protegidas

El lobby de las empresas grandes de acero (2021):
$10.673.122
Nucor Corporation, Cleveland Cliffs, U.S. Steel, American Iron & Steel Institute, United Steelworkers Union y varios otros productores combinados.

El lobby de la Ley Jones (2021):
$9.704.282
Los operadores de embarcaciones amparadas en la Ley Jones, los constructores de buques, las uniones marítimas y los grupos partidarios de la Ley Jones combinados.

El lobby de las empresas grandes de azúcar (2021):
$11.743.273
American Sugar Alliance, American Crystal Sugar, U.S. Beet Sugar Association, Florida Sugar Cane League, Fanjul Corp, y muchos otros agricultores de azúcar y productores de azúcar estadounidenses combinados. 

Smoot-Hawley impuso aranceles altos sobre cientos de productos. Desde las décadas desde 1930, muchos de estos aranceles han sido reducidos a niveles más razonables o eliminados totalmente. Sin embargo, los aranceles sobre los zapatos han permanecido en gran medida iguales. El pujante sector de manufacturas de zapatos de la década de 1930 desde hace mucho ha desaparecido, pero lo que queda son tasas arancelarias proteccionistas de 37,5%, 48% y algunos tan altos como de 67,5%. 

De manera similar, el proteccionismo no ha logrado revivir las industrias de metales primarios, construcción de busques y azúcar en EE.UU.

Las políticas proteccionistas también socavan la seguridad nacional porque debilitan el sector de manufacturas del país (haciendo que la nación sea menos resiliente), reducen el crecimiento económico y crean distorsiones que pueden desplazar recursos de sectores que son esenciales para la seguridad nacional. Incluso cuando las políticas proteccionistas son adoptadas con objetivos de seguridad nacional, han notoriamente fracasado en fortalecerla.

En resumen, las perturbaciones del comercio internacional, mientras que son reales, son más que compensadas por sus beneficios tanto para el país y el mundo. Las críticas comunes se desvanecen en vista de los datos y no pueden oscurecer la ineficacia de la única alternativa al libre comercio, el proteccionismo.  

Los cambios sísmicos en la producción industrial, el auge de China, y una pandemia global ciertamente requieren de políticas estadounidenses nuevas y mejores, pero abandonar el libre comercio no solo que no logrará resolver esos problemas, sino que nos dejará más pobres y menos seguros en el proceso.

Este es un extracto del estudio “The (Updated) Case for Free Trade” (Cato Institute), publicado el 19 de mayo de 2022.