El caso del entrenador de football ilustra el problema básico de la educación estatal con la igualdad

Neal McCluskey considera que el caso del entrenador de football Joseph Kennedy ilustra la imposibilidad de una educación pública realmente neutral.

Por Neal McCluskey

El lunes, la Corte Suprema de EE.UU. mantuvo la audiencia del caso acerca de un entrenador de football de secundaria cuyas oraciones al final de los partidos lanzaron una batalla legal que ha durado años en torno a la religión en las escuelas públicas. Este caso continúa la batalla entre la religión y la educación pública que hemos visto desde el primer día de la educación pública, e ilustra la imposibilidad de una educación pública realmente neutral

El caso Kennedy vs. el Distrito Escolar de Bremerton se trata de Joseph Kennedy, un entrenador asistente para el equipo de football de la Secundaria de Bremerton en el estado de Washington, que empezó a rezar por sí solo en la yarda 50 al final de los partidos. Kennedy no requería que los estudiantes recen con él, pero al menos un jugador dijo que se sintió presionado a hacerlo porque Kennedy estaba en una posición de autoridad, y temía perder tiempo de juego. En 2015, el distrito escolar le pidió a Kennedy que dejara de rezar y no lo volvieron a contratar cuando se negó a acatar la orden. Eventualmente él entabló una demanda, y el caso ha estado en litigio desde ese entonces. 

Por supuesto, la cuestión principal es quién tiene el derecho de su lado, pero esa no es la raíz del problema en este caso. Esa es la escuela pública misma: sin importar cómo se resuelva en la corte, algún grupo de personas verá al estado —que es lo que las escuelas públicas son—permitir algo que no le agrada, o prohibir algo que cree que es importante, en las escuelas por las cuales todos deben pagar. 

Si Kennedy gana, potencialmente se abre la puerta a que cualquier empleado de una escuela pública, incluyendo los rectores y superintendentes, se involucren en oraciones inmediatamente después de la conclusión de los eventos escolares. Eso podría enviar un mensaje a los residentes del distrito de que si usted no es de su religión, usted no pertenece totalmente. Pero prohibir dicha expresión explícitamente porque es religiosa, que es a lo que apunta este caso, constituiría una discriminación en contra de la religión. Por supuesto, las escuelas estatales no deberían ser religiosas bajo la Cláusula de Establecimiento y porque eso dejaría a los residentes no-religiosos en la condición de ciudadanos de segunda clase, pero eso no altera el hecho de que apartar la expresión religiosa como algo inaceptable discrimina en contra de la religión. 

La solución al problema de que personas diversas tengan que todas financiar, y en muchos casos asistir de facto a escuelas estatales asignadas es migrar desde la escolarización estatal hacia la educación pública. Permitan que los fondos sigan a los niños hacia las escuelas que sus familias elijan, y cada familia y educador será capaz de libremente buscar lo que ellos consideren es lo correcto sin tener que imponérselo a aquellos que no están de acuerdo. En particular, las personas que desean una religión abiertamente religiosa serán capaces de obtenerla sin tener que sacrificar sus dólares de impuestos o imponérsela a otros. 

La libertad salva a todos de la discriminación estatal.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 25 de abril de 2022.