Devolver democracia
Paola Ycaza Oneto recuerda que hace 8 años una mayoría en la Asamblea Nacional del Ecuador aprobó la reelección indefinida y que fue durante la administración de Lenin Moreno que se la eliminó mediante una consulta popular.
En diciembre se cumplieron ocho años desde que Ecuador aprobó la reelección indefinida. Con 100 votos a favor, la Asamblea aprobó una disposición transitoria para enmendar la Constitución eliminando todas las restricciones para la reelección de cargos sometidos al voto popular, incluido el de presidente. Quien ideó esta reelección indefinida tenía clarísimo que, vía consulta popular, esta enmienda constitucional hubiera sido un fracaso.
La democracia sigue siendo ese sistema imperfecto en el que el pueblo elige a sus gobernantes. Así, conferimos legitimidad a nuestros representantes. En un sistema de gobierno presidencialista como el nuestro, la reelección indefinida es veneno para la democracia. Si no me cree, pregúnteles a los venezolanos y nicaragüenses.
Lenín Moreno, a través de una consulta popular, planteó erradicar la reelección indefinida para sanar nuestra democracia de la estocada final que le dio la Asamblea Nacional en diciembre del 2015. Esto de devolver retazos de democracia que un antecesor arrancó en un arrebato de poder no es nuevo en nuestra historia, ni propio del siglo XXI.
El presidente Clemente Yerovi restableció la democracia en solo siete meses, lo que duró su gobierno, considerando que el gobierno predecesor, la Junta Militar que gobernó del 63 al 66, se caracterizó por sus prácticas autoritarias y represiones a manifestaciones civiles. Yerovi liberó a los presos políticos de la dictadura militar, restableció el derecho a la huelga y a la libre asociación, dio facilidades para que los desterrados de la dictadura militar vuelvan y devolvió la libertad de expresión. Tiene frases célebres como “goberné con las maletas hechas” o “pido no tomarle cariño al poder”. A veces, solo se necesita alguien no tan engolosinado con el poder para devolverle decencia a una nación. Y si nos vamos más atrás en la historia, también hay un ejemplo en el siglo XIX.
La Revolución Marcista fue la reacción que tuvo Guayaquil contra los atropellos del general Juan José Flores en su tercer mandato (no consecutivo), cuyo detonante fue esta tercera Constitución también llamada “Carta de la Esclavitud”, la cual restringía libertades y ponía en jaque a la democracia. Entre otros absurdos, esta Constitución permitía al presidente quedarse en sus funciones por un periodo de ocho años, elegido directamente por el Congreso, y con posibilidad de reelegirse por ocho años más; también el presidente podría nombrar a los ministros de las cortes superiores, a los obispos y directamente a los consejos provinciales. Vicente Ramón Roca, uno de personajes principales del movimiento Marcista, fue el responsable de devolver democracia a esta joven república.
No suelo elogiar a un político. Pero el tiempo va poniendo los puntos sobre las íes y tal vez sea pronto para decir que Lenín Moreno tuvo razón en muchas de sus declaraciones y sabiduría en muchas de sus acciones. Estoy segura de que usted también lo ha pensado. Yo cumplo con refrescar un poquito la memoria acerca de quién quita y quién devuelve democracia en esta historia que se sigue escribiendo. En el siglo XXI, sin duda fue Moreno quien nos devolvió democracia.
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 18 de diciembre de 2023.