Desperdiciando nuestro dinero en las energías renovables
Edwin Zarco dice que la política de subsidiar la energía renovable en el Perú ha derivado en una política ambiental ineficiente que acarrea un costo creciente al fisco peruano.
Por Edwin Zarco N.
Ha pasado casi una década desde la promulgación del Decreto Legislativo N° 1002 que impulsa la inversión en Energías Renovables (RER) en el Perú y lo cierto es que hasta la fecha esta opción solo ha ocasionado un gasto para todos los peruanos quienes venimos subsidiando una opción nada competitiva.
Este decreto obliga a cubrir el 5% de la demanda de energía nacional con RER a precios subsidiados, es decir las centrales de energía renovables que hoy existen en el país tienen ingresos garantizados que se cargan a los recibos de luz que pagan todos los peruanos. Por ejemplo, si una central fue adjudicada por el Estado para tener un ingreso asegurado de US$60 MW/h y el precio spot se encuentra en US$20, la diferencia es subsidiada por todos los usuarios.
A la fecha esta política ambiental viene ocasionando un gasto de dos mil millones de soles de subsidios monto que seguirá incrementándose en vista que el estado peruano ha suscrito contratos para este tipo de proyectos por unos 10 a 15 años más, a pesar que las RER no tienen mayor participación en el sistema eléctrico (hoy solo el 3% del total) y pese a que nuestra industria energética es bastante limpia, pues más del 40% proviene de grandes hidroeléctricas.
Esta situación es un claro ejemplo de una política ambiental ineficiente que lo único que ha logrado es subsidiar un sector industrial nada competitivo caracterizado por su intermitencia (no operan todo el día), su poca confiabilidad (no se controla el sol, la nubes o el viento) y la necesidad que tienen de ser respaldadas por energía convencional y peor aún pese a que la industria eléctrica en el Perú solo contribuye con 6,9% del total de emisiones de CO2.
Si bien actualmente el mundo viene promocionando acciones sobre control de emisiones y cambio climático, esto no debe obligar al Perú a promover políticas ambientales que generen gasto inútil y no contribuyan en nada con el cambio climático. Es importante no caer en esa actitud eufórica a costa del dinero de todos los peruanos, más aún si nuestra realidad como país exige que se invierta dinero en otras necesidades sociales más urgentes.
Si la industria de las RER quiere desarrollarse en el Perú lo justo es que compita libremente en el mercado sin ningún tipo de subsidios y sin el aval de un decreto supremo que solo beneficia a un sector empresarial a costa de todos los millones de usuarios eléctricos. Es momento de sincerar esta política ambiental y no seguir manteniendo iniciativas ineficientes basadas solo en buenos deseos y coyunturas políticas.