Déjenlos quedarse

Paul Matzko dice que en lugar de intentar atraer la mayor cantidad posible de inmigrantes calificados, Estados Unidos parece estar ahuyentándolos con su sistema migratorio.

Por Paul Matzko

La Dra. Muhil Ravichandran obtuvo un doctorado en farmacia de la Universidad de Rutgers y tenía un trabajo en una empresa de investigación del cáncer. Ha vivido legalmente en Estados Unidos durante casi toda su vida y es una inmigrante modelo. Sin embargo, debido al fallido sistema de inmigración de Estados Unidos, podría verse obligada a abandonar su hogar y llevar sus talentos tan necesarios a otra parte.

Ravichandran vino legalmente a Estados Unidos por primera vez con su familia cuando tenía 2 años y se estableció de forma permanente en el país a los 9. Pero cuando se hizo adulta, ya no estaba cubierta por el estatus legal de su familia. Al graduarse de la universidad, se vio obligada a recurrir a los caprichos del sistema de green cards.

Hay categorías de green cards para aquellos con títulos avanzados en los que ella podría haber calificado, sin embargo, el período de espera para aquellos con ciudadanía india se mide en varios años, décadas o incluso –como calculó una vez David Bier– más de un siglo. Los recién graduados universitarios no tienen 151 años (!) para esperar.

Así que consiguió un trabajo en una empresa de oncología –en una función que no era de investigación– y su empleador ingresó su nombre en la lotería de visas H-1B, una categoría patrocinada altamente competitiva. Pero el año pasado hubo ~484.000 solicitudes para solo 85.000 cupos H-1B, lo que significa que la probabilidad de éxito de Ravichandran era de aproximadamente el 18%. Desafortunadamente, ella fue parte del 82% cuyas solicitudes fueron rechazadas.

Y por ese rechazo, ya ha perdido su trabajo. Podría tener que mudarse fuera de Estados Unidos y tratar de presentar una solicitud nuevamente en el futuro. Y si la solicita bajo otra categoría, como una green card EB-3, podría recuperarla en 17 años más o menos. Pero llegados a ese punto, es posible que haya echado raíces en otro país más serio que no esté tan decidido a pegarse un tiro en el pie. Ella podría dejar de presentar la solicitud por completo, y como resultado, Estados Unidos se perjudicaría.

El mero hecho de que todo esto es innecesario me vuelve loco. ¿Ravichandran va a pasar por un trauma personal sustancial por qué? ¿En qué universo concebible no le permite residir en Estados Unidos en nuestro mejor interés nacional?

Muhil no es una científica investigadora, pero muchos de su cohorte de soñadores documentados –hijos de inmigrantes atrapados en una especie de limbo legal– sí lo son. Imagínese si descubrimos que un estado terrorista, digamos Corea del Norte, estaba secuestrando a científicos del cáncer –es un escenario menos increíble de lo que podría pensar– de Estados Unidos para pulir sus capacidades científicas médicas. ¡Estaríamos indignados! Sería un claro golpe a nuestro propio interés nacional permitir que otra nación robe a nuestros mejores investigadores. Podríamos ir a la guerra por tal acto, acusar de traición a quienes ayudan e incitan a los secuestros, y así sucesivamente.

Sin embargo, los políticos de Estados Unidos están haciendo algo peor que eso ¡*ellos mismos*! Estamos obligando a los mejores científicos, investigadores médicos y empresarios a irse por cientos de miles cada año. ¡Es una locura! Deberíamos estar rogándole a la gente como Ravichandran que se quede, no haciéndola rezar para no tener que irse.

Y no es solo una transferencia de suma cero. Los grupos de investigación estadounidenses se encuentran entre los mejores del mundo. Tienen un mejor acceso a capital a comparación de otros lugares. Somos el líder mundial en investigación biomédica porque (todavía, al menos por ahora) atraemos los mejores talentos e inversiones a nivel mundial. La simple verdad es que es menos probable que los investigadores sean tan productivos trabajando en un laboratorio indio como en uno estadounidense. Esa es una pérdida de peso muerto para la humanidad.

Ya esquivamos una de esas balas con la investigación de vacunas. Katalin Kariko, la madre de la tecnología de vacunas de ARNm, casi se vio obligada a abandonar Estados Unidos dos veces: una vez debido a problemas con la visa de cónyuge para su esposo, y la segunda vez debido a lo fácil que era para un jefe enojado usar las restricciones de la visa de trabajo para castigarla por dejar su laboratorio. Solo piense en la pérdida de peso muerto que la humanidad habría sufrido si Katalin no hubiera desarrollado la tecnología de ARNm hasta el punto de la aplicación comercial, no hubiera tenido acceso al capital de riesgo estadounidense necesario para poner en marcha BioNTech y, por lo tanto, no hubiera jugado un papel vital en el desarrollo de vacunas covid de ARNm. En un universo ligeramente alternativo, Katalin Kariko se ve obligada a regresar a Hungría por las tontas políticas de inmigración de Estados Unidos, un cambio que conduce a miles o incluso millones de vidas más perdidas en la pandemia. Por lo general, el término “pérdida de peso muerto” no es tan literal...

Y con Ravichandran –y muchos otros soñadores documentados– estamos hablando de personas que facilitan el trabajo de los investigadores del cáncer. En este momento estamos logrando avances increíbles con las vacunas contra el cáncer y los tratamientos que se avecinan –¡melanoma! ¡pulmón! ¡mama! glioblastoma! ¡próstata! ¡colorrectal!– pero el mayor cuello de botella (aparte de la FDA) es la falta de investigadores y personal de apoyo. Excluir a estos trabajadores altamente calificados significa que las empresas estadounidenses llevarán a cabo menos estudios sobre el cáncer a un mayor costo en un plazo más largo que de lo contrario. Como resultado, habrá personas que morirán innecesariamente de cáncer porque tardamos meses, años o décadas en hacer la investigación que podría haberlos salvado.

¿Qué debemos hacer? La reforma más obvia es aumentar sistemáticamente el límite de visas H-1B. Eso es lo que otros países están haciendo actualmente para aprovechar la idiotez de la inmigración estadounidense y robar talento. Canadá creó una variación nueva y más flexible de la visa de trabajo, y al mismo tiempo, liberalizó en general sus leyes de inmigración, y ya ha sido de gran ayuda para el “Valle de Maple” en Toronto.

Este contenido fue una publicación cruzada desde el Substack del autor.