CIDH y libertad de prensa

Paola Ycaza Oneto indica que en el Ecuador del 2012, la idea de “prensa libre” era un gobierno regulando y censurando libremente, persiguiendo con criterio político a determinados periodistas y medios de comunicación.

Por Paola Ycaza Oneto

Hace 10 años cursaba mi maestría en Política y Comunicación en el Reino Unido. Específicamente en enero de 2012, intentaba decidir el tema de mi tesis. Yo era una estudiante extranjera que venía de ese país exótico donde meses atrás un juez había condenado por injuria calumniosa, a través de una sentencia de 156 páginas, redactada en 13 horas y recogiendo los 37 cuerpos (3.700 páginas), a los directivos de un diario y a un columnista a tres años de cárcel y a que paguen al presidente de la República 40 millones de dólares de manera solidaria. Todo por un artículo de opinión que mencionaba hechos del #30S, un acontecimiento bastante cuestionado por la prensa nacional e internacional, cuyos protagonistas fueron el presidente Rafael Correa, su furia y su ego. El tema parecía gritar que sea escrito.

Para poner un poco de contexto y conocer lo paradójico de este caso, en el verano de ese año, la BBC y demás medios internacionales, con los Juegos Olímpicos de Londres de fondo, comentaban cómo ese mismo país exótico había acogido a Julian Assange dentro de la Embajada de Ecuador en Londres. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Ricardo Patiño, defendía el asilo diciendo: “Julian Assange puede ser víctima de una persecución política como consecuencia de su defensa decidida a favor de la libertad de expresión y de la libertad de prensa”. Mientras tanto, en Ecuador, se empezaba a hornear la Ley Mordaza, la cual se publicó en el Registro Oficial exactamente un año después (junio 2013). Puertas adentro amordazábamos, puertas afuera éramos fervientes defensores de la libertad de prensa.

El mundo da vueltas: 1. La CIDH declaró la “responsabilidad internacional” del Estado ecuatoriano por las violaciones a diversos derechos del periodista Emilio Palacio Urrutia y de los directivos del Diario EL UNIVERSO. 2. Lenín Moreno, el presidente puesto por Correa, reformó la Ley de Comunicación eliminando la Superintendencia de Comunicación, la figura del linchamiento mediático y la comunicación como un servicio público. 3. En su proyecto de Ley Orgánica de Libre Expresión y Comunicación enviado el 25 de mayo de este año a la Asamblea Nacional, el gobierno de Guillermo Lasso propone derogar la pena que existe por calumnia. Además, derogó, vía decreto, el reglamento de la Ley Mordaza, debilitándola aún más. 4. En abril de 2019, Correa fue entrevistado por Assange para el canal ruso Russia Today. Durante su entrevista, el expresidente Correa reiteró sus críticas a la prensa de su país y al concluir le dijo al australiano: “Bienvenido al club de los perseguidos”. Quien persiguió sin descanso, ahora se dice perseguido.

Publiqué mi tesis de la maestría bajo el título “A Claim for Silence: Freedom of the press in Ecuador: The case of El Universo.” En ella concluía que en el Ecuador de 2012, la idea de “prensa libre” era un gobierno regulando y censurando libremente y, por lo tanto, el caso de EL UNIVERSO siempre fue un tema político y jamás una cuestión de principios. Casi 10 años después, la CIDH lo confirmó.

Hoy felicito a EL UNIVERSO por esta sentencia de la CIDH y auguro un Ecuador libre de censura.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 3 de enero de 2022.