China se aprovecha de la pandemia del coronavirus
Ted Galen Carpenter explica cómo China se está aprovechando de la pandemia del coronavirus para lograr algunos objetivos de corto plazo, como asumir más control sobre Hong Kong reivindicar amplios territorios en el mar del sur de China.
Pekín está tratando de explotar la pandemia del coronavirus en cada oportunidad. Aunque la estrategia podría lograr avanzar algunos objetivos de corto plazo para el gobierno de Xi Jinping, esta es una estrategia miope que casi seguramente resultará contraproducente. De hecho, ya está fomentando un gran resentimiento en EE.UU. y alrededor del mundo.
Como discutí en un nuevo artículo en The Hill, Pekín lanzó una ofensiva de propaganda para desplazar la culpa de la propagación del coronavirus hacia EE.UU. Gran parte de la evidencia indica que el virus se originó en un mercado en la ciudad de Wuhan, pero hay recientes indicios de que la pandemia puede haber empezado cuando un empleado contaminado de un laboratorio de investigaciones virológicas en la periferia de Wuhan transmitió accidentalmente la enfermedad a la población en general.
Aún así desde un principio, el gobierno chino y la prensa estatal empezaron a promover la afirmación desagradable de que Washington probablemente inició la pandemia como consecuencia de un programa de armas biológicas. Las historias que aparecieron en la prensa estatal china refiriéndose al “coronavirus estadounidense” y enfatizando la participación de personal de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en los juegos atléticos en Wuhan en octubre de 2019, justo antes de las primeras señales de que el coronavirus empezarán a darse. Un furioso Mike Pompeo, Secretario de Estado, denunció al gobierno chino por dichas afirmaciones.
No obstante, la explotación de Pekín de la tragedia del coronavirus parece ir más allá de los intentos de desplazar la culpa. La atención tanto de la prensa como de las poblaciones en general alrededor del mundo está comprensiblemente enfocada en la pandemia, y el gobierno de Xi está aprovechando al máximo esa distracción. Los líderes chinos eligieron esta momento para presionar al gobierno de Hong Kong para que reprima al movimiento pro-democracia. El 18 de abril, las fuerzas de seguridad arrestaron a más de una docena de líderes de alto rango de ese movimiento. El New York Times dijo: “Los arrestos simbolizan una represión más amplia del movimiento anti-gobierno que atravesaron la ciudad semi-autónoma el año pasado, uno de los retos más importantes al régimen del Partido Comunista en décadas”. Pekín y sus cómplices en Hong Kong también están pidiendo que los legisladores aprueben leyes de seguridad nacional que permitirían que las autoridades continentales “socaven todavía más las libertades civiles del territorio”.
Además de la represión en Hong Kong, Pekín está intentando fortalecer sus amplias reivindicaciones territoriales en el mar del Sur de China.
El gobierno acaba de establecer dos distritos administrativos nuevos como si la región fuese de manera indiscutible un territorio chino, a pesar la competencia entre varios países vecinos por reivindicar esos territorios. Esa movida es el último paso en la estrategia de Pekín para establecer un control de facto sobre la zona, avanzando los programas para construir islas artificiales y establecer campos aéreos militares y otras facilidades en esas islas. El momento preciso de la nueva iniciativa difícilmente es una coincidencia.
El comportamiento abrasivo y cínico de la República Popular de China en cuanto al coronavirus y otros asuntos está teniendo un impacto notable sobre la opinión de los estadounidenses. Citando una reciente encuesta de Harris, el columnista del Washington Post Josh Rogin concluyó que “la crisis del coronavirus de hecho está uniendo a los estadounidenses en torno a la cuestión de China”. Pero la naturaleza de ese creciente consenso debería ser una alerta para Pekín. “Los Republicanos y Demócratas ahora en gran medida están de acuerdo con que el gobierno chino es responsable de la propagación de la pandemia, que no es confiable en este asunto ni en cualquier otro, y que el gobierno de EE.UU. debería mantener una posición dura” hacia China en prácticamente todos los asuntos.
Los líderes chinos solo pueden culparse a sí mismos por este desarrollo. El gobierno de Xi Jinping bien podría pagar un precio alto a largo plazo debido a sus intentos de explotar la epidemia del coronavirus para lograr ganancias estratégicas a corto plazo, y merece pagarlo.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato at Liberty (EE.UU.) el 20 de abril de 2020.