¿Y la agenda de reactivación?

Juan Carlos Hidalgo indica que con una tasa de crecimiento en 2018 de apenas 2,7%, la tercera más baja en este siglo, más un desempleo del 12%, es evidente que la recuperación económica sigue brillando por su ausencia en Costa Rica.

Por Juan Carlos Hidalgo

Desde que se aprobó el paquete fiscal, la nota crediticia del país ha sido rebajada por las tres principales calificadoras de riesgo, el Banco Central confirmó que el año pasado la economía creció apenas 2,7% –la tercera tasa más baja en lo que va de siglo– y se reportó que el desempleo llegó al 12%. A eso sumémosle que, según un sondeo de la Universidad de Costa Rica, las expectativas de contratación de las empresas son negativas. Ante este magro panorama, cabe preguntarse, ¿qué se hizo la agenda de reactivación económica del gobierno?

La encuesta de la UCR indica que la renuencia de los empresarios a hacer contrataciones radica en gran medida en los altos costos de operación del país, especialmente en tres elementos específicos: insumos de producción, electricidad y mano de obra. Esto no agarra por sorpresa a nadie: se trata de trabas que han sido ampliamente documentadas, pero que por algún motivo no se hace nada para corregirlas. Por ejemplo, ¿qué está proponiendo la administración Alvarado en esos tres rubros particulares?

Pero esto no quiere decir que el gobierno esté cruzado de brazos. Invocando el “respeto a la soberanía”, Zapote pretende cobrarle a Uber ¢8.299 millones tan solo para permitirle seguir operando en el país, eso sin mencionar los altos impuestos que plantea meterle al servicio y que le restarían cualquier atractivo. En otro frente, el Ejecutivo ha modificado de última hora el proyecto sobre educación dual para establecer que dicho modelo involucraría una relación laboral entre estudiantes y empresas. Según la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP), ninguna compañía participaría del programa si eso queda así, lo cual daría al traste con una de las reformas más prometedoras para combatir el alto desempleo.

Y cuando algunos se hacían ilusiones con la retórica de reforma institucional y la perspectiva de cerrar entes estatales obsoletos, el CNP ha salido a plantear una alianza estratégica con Recope para montar una planta para producir etanol de ¢6.000 millones. ¿Qué podría salir mal de un matrimonio entre esos dos elefantes blancos? Según los mismos estudios de factibilidad de la refinería, la mezcla con etanol encarecerá el costo de la gasolina y dañará a gran parte de la flota vehicular.

Las señales son bastante claras. Es hora de que nos dejemos de ilusiones y caigamos en cuenta que con este gobierno no nos espera la ansiada reactivación económica.

Este artículo fue publicado originalmente en La Nación (Costa Rica) el 10 de febrero de 2019.