"The Walking Dead"

Juan Carlos Hidalgo dice que el sector público costarricense se ha convertido en la versión tropical de la serie "The Walking Dead", manteniendo vivas a empresas públicas zombi.

Por Juan Carlos Hidalgo

El sector público costarricense se ha convertido en una versión tropical de la famosa serie “The Walking Dead”: tenemos un creciente número de instituciones que han perdido su razón de ser pero que se mantienen como muertos vivientes gracias, en muchos casos, a negocios que les brinda el mismo Estado. Por supuesto, como en toda distopia zombi, son los vivos –en este caso los contribuyentes– los que terminan siendo vampirizados.

Veamos varios ejemplos. Un estudio reciente de la Contraloría encontró que casi el 60% de los alimentos que el Consejo Nacional de la Producción le vende a las escuelas es más caro que los precios que se encuentran en los supermercados. El CNP hace clavos de oro con los centros educativos porque la ley los obliga a comprarle la comida a dicho ente estatal. Como si esos leoninos márgenes de intermediación no fueran poco, el CNP también ha recibido transferencias del gobierno central por más de ¢12.000 millones en los últimos años.

Otro de estos zombis es Racsa, que tuvo pérdidas operativas por ¢56.600 millones entre el 2010 y 2015. Sin embargo, a partir de ese año encontró la salvación financiera con un aumento exponencial de contratos con otras instituciones del sector público. Esto no tendría mayor inconviente si Racsa ganara licitaciones públicas, pero como reportó hace poco La Nación, la mayoría de dichas adjudicaciones se han hecho de manera directa.

Este modelo se intentó poner en práctica con Bancrédito, al que se le asignó el cobro del impuesto de salida y en sus últimos coletazos se contempló arrimarle más negocios del Estado para rescatarlo. Por suerte ya era muy tarde y ese zombi pasó a mejor vida. En el caso de Japdeva, no sorprende que el gobierno también se rehuse a proponer su cierre, que es lo que corresponde. Más bien, ya anunció el giro de ¢1.966 millones para hacer estudios de prefactibilidad para determinar si se le pone a operar una terminal de cruceros, una marina y un parque industrial.

Mantener a este sector público zombi explica en gran medida por qué el país es tan caro, puesto que el costo de estas intervenciones innecesarias recae sobre los costarricenses vía impuestos y tarifas de servicios infladas. No es una conversación ociosa. Reactivar la economía requiere de de una agenda integral de cierre de instituciones que ya dejaron de servir su propósito.    

Este artículo fue publicado originalmente en La Nación (Costa Rica) el 2 de junio de 2019.