¿Un segundo Reagan?
por Carlos Ball
Carlos Ball es Periodista venezolano, director de la agencia de prensa AIPE (www.aipenet.com) y académico asociado del Cato Institute.
La mejor sorpresa de comienzos de marzo fue la victoria de Bill Simon en las primarias republicanas para la postulación del candidato a gobernador de California. La mayoría de los analistas nos aseguraban que el escogido sería el ex alcalde de Los Angeles, Richard Riordan, a quien periódicos como el Chicago Tribune llaman "moderado". Su "moderación" consiste en que Riordan favorece el aborto, está en contra de que la gente tenga armas para defender a su familia, además de que apoya los llamados derechos de los homosexuales. Para Riordan, y la prensa, que Simon piense diferente significa que es un "extremista".
Por Carlos A. Ball
La mejor sorpresa de comienzos de marzo fue la victoria de Bill Simon en las primarias republicanas para la postulación del candidato a gobernador de California. La mayoría de los analistas nos aseguraban que el escogido sería el ex alcalde de Los Angeles, Richard Riordan, a quien periódicos como el Chicago Tribune llaman "moderado". Su "moderación" consiste en que Riordan favorece el aborto, está en contra de que la gente tenga armas para defender a su familia, además de que apoya los llamados derechos de los homosexuales. Para Riordan, y la prensa, que Simon piense diferente significa que es un "extremista".
Mucho han cambiado las cosas en Estados Unidos cuando el considerado "extremista" es aquel que cuestiona que el gobierno debe patrocinar el aborto, cree en ejercer su derecho constitucional (Segunda Enmienda) a tener un arma y que no se deben extender derechos especiales a grupos de presión.
El gobernador Gray Davis ya ha enfilado sus cañones contra Bill Simon, basándose en las mismas críticas utilizadas por Riordan. Pero resulta que un gobernador de estado es poco lo que puede hacer respecto a leyes federales sobre el aborto, mientras que el apoyo de Simon a los "vouchers" o bonos educacionales, para que las familias pobres tengan la posibilidad de sacar a sus niños de escuelas públicas infames, transfiriéndolos a colegios privados donde sí aprenderán, es algo realmente atractivo tanto para la minoría latina -convertida ahora en mayoría electoral en California-, como para la minoría negra.
El mismo hecho que Bill Simon proviene de una familia de católicos devotos que ha aportado más de 80 millones de dólares a ayudar a gente pobre y enferma puede influenciar positivamente al voto latino.
El gobernador Davis declaró a Los Angeles Times que no cree "que los electores del estado van a confiar la quinta economía más grande del planeta a alguien que nunca antes ha sido elegido a un cargo público". Por el contrario, yo pensaría que la actuación del gobernador Davis es buena muestra de la tragedia que significa elegir a políticos que jamás han gerenciado nada y encargarlos de administrar algo tan complejo como el estado más poblado de la nación.
En ese sentido quizá estemos experimentando un cambio favorable: George W. Bush es el primer presidente con un postgrado en administración comercial. Y Bill Simon fue fundador, junto con su padre, el ex secretario del Tesoro del mismo nombre que murió en junio de 2000, de una extraordinariamente exitosa empresa de inversiones que los hizo multimillonarios.
Bill Simon, a quien los analistas políticos no tomaban muy en serio y que en enero contaba con apenas el apoyo de 4% de los republicanos, logró una victoria con más de un millón de votos, provocando comentarios como el de Martin Anderson, del Hoover Institution, sobre paralelos con Ronald Reagan. Reagan, sin ninguna experiencia política, fue electo gobernador de California porque la gente estaba harta de politiquería barata y admiraba la sinceridad de alguien que siempre decía la verdad.
La historia parece repetirse también en que el gobernador Davis gastó alrededor de 10 millones de dólares desprestigiando al contendor que temía, Riordan. En 1966, el entonces gobernador Pat Brown decidió apuntar su campaña contra el alcalde de San Francisco, George Christopher, en lugar de contra el políticamente desconocido Ronald Reagan. El resto es historia.
La trayectoria del gobernador Davis es deprimente. Cuando se encargó, California gozaba de un superávit de 12 mil millones de dólares, lo cual convirtió en un déficit de 17 mil millones de dólares en su primer año. Y los ataques de Davis sobre la falta de experiencia política de Simon pueden más bien beneficiar a éste entre esos mismos electores que masivamente rechazaron la semana pasada la eliminación del límite de veces que los políticos pueden ser reelectos a sus cargos.
Claro que nada en la política es seguro y ningún gobernador ha perdido su primera reelección en California en los últimos 60 años.
Por mi parte, debo aclarar que no soy un observador imparcial. El padre de Bill Simon fue un distinguido y apreciado colaborador de AIPE, además que siendo presidente de la fundación John M. Olin, indirectamente pagó mi primer sueldo cuando llegué a Estados Unidos, en 1987, como John M. Olin senior fellow en la Fundación Heritage.