Un poco de esperanza
Macario Schettino comenta que aunque la contracción económica de México podría no ser tan grave como estimó inicialmente, la economía todavía se encuentra en arenas movedizas.
Como usted sabe, el viernes pasado se publicó la información del IGAE (Intervención General de la Administración del Estado) de julio, que sorprendió por ser mejor a lo esperado. En comparación con lo que había pronosticado esta columna, la realidad estuvo mejor en el sector primario; en la industria, en generación de electricidad y manufacturas; y en los servicios, en esparcimiento, servicios de apoyo y comercio al menudeo. El efecto conjunto significó que en lugar de una contracción de -12,5 por ciento, como esperaba Fuera de la Caja, ésta fue de -10 por ciento.
Para agosto, se publicaron ayer dos piezas de información muy importantes. Por un lado, la balanza comercial oportuna, de la que podemos deducir que en ese mes hubo una pequeña recuperación contra julio. Las importaciones, que usted sabe son las relevantes para saber cómo andamos de recursos, caen menos en agosto: -22 por ciento en lugar de -26 por ciento en julio. Por tipo de bien, las importaciones de bienes intermedios, que son las mayores y están asociadas a la producción, pasan de -25 a -20 por ciento; las de bienes de capital, que van para inversión, empeoraron un poco, de -16 a -20 por ciento, y las de consumo pasan de -40 a -35 por ciento. No son cifras para una gran celebración, pero nos dicen que sí hay un poco más de actividad.
El otro elemento relevante publicado ayer fue la nueva encuesta de ocupación (ENOEN). De acuerdo con ella, en agosto trabajaron 50,4 millones de mexicanos, que son 600 mil más que en julio, cuando lo hicieron 49,8 millones. Aunque esto es una buena noticia, es importante mencionar que, entre junio y julio, el crecimiento de personas ocupadas fue de millón y medio, y en el mes anterior, de 4,7 millones. Así, aunque hay más ocupación, el ritmo de recuperación se está haciendo lento.
Si calculamos la masa salarial (en una aproximación gruesa), el incremento en agosto es de 0,5 por ciento, frente a 3,6 por ciento en julio y 7,2 por ciento en junio. Esto significa que los empleos recuperados son de salario más bajo de los que se tenían en los meses anteriores, aunque no por mucho. Si comparamos con marzo, antes del confinamiento, hay cinco millones de mexicanos que no recuperan su empleo (10 por ciento de los que entonces trabajaban), y los que sí están laborando tienen un ingreso promedio inferior en 17 por ciento al de entonces.
Con esta nueva información, podemos esperar que el comportamiento de la economía agregada para agosto sea apenas mejor que el de julio. No tenemos información alguna de septiembre, que ni siquiera ha terminado, pero los dos primeros meses del trimestre promedian una caída anual de -9,5 por ciento, y no parece que esto haya cambiado en estos días. De esta forma, en los primeros nueve meses del año, la economía mexicana se habrá contraído -10 por ciento.
Como usted recuerda, esta columna ha estimado que la contracción anual en 2020 sería de entre -11 y -12 por ciento. Afortunadamente, con lo que sabemos hasta hoy, esa estimación puede haber sido excesiva. Sin embargo, no hay certeza todavía, porque la forma de esta crisis, que ya hemos comentado, no corresponde a una caída seguida de una recuperación, sino a un proceso muy lento de expansión recesiva, que asemejamos aquí a arenas movedizas. Por ejemplo, muchas empresas que aguantaron el trimestre de confinamiento, esperando recuperarse rápido, no lo logran, y empezaron a despedir personal hace poco. Personas que utilizaron sus ahorros para aguantar, esperando la recuperación, no la ven llegar. La morosidad en pagos va creciendo. Restaurantes y hoteles poco a poco se dan cuenta de que no salen con 30 o 40 por ciento de ocupación.
Lo más razonable es suponer que terminaremos el año entre -10 y -11 por ciento, pero ya iremos vigilando las cifras.
Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (México) el 29 de septiembre de 2020.