Un estudiante por la libertad
Nueva York— Mañana en la noche se celebra una cena de gala en esta sede de las finanzas globales, con motivo de la entrega del Premio Milton Friedman para la Libertad, que cada dos años otorga el Instituto Cato. Previos ganadores incluyen a gigantes de la libertad: Peter Bauer, Hernando de Soto, y Mart Laar.
Este año, contra todo pronóstico y toda especulación, el premio será otorgado a Yon Goicoechea, el joven estudiante venezolano que inició la (verdadera) resistencia civil pacífica contra los caprichos autoritarios de ese paradigma de mesianismo tropical, ese perfecto idiota latinoamericano por excelencia, el Comandante Hugo Chávez.
Goicoechea, un estudiante de derecho con escasos 23 años de edad, fue el líder del movimiento estudiantil que derrotó la propuesta constitucional que habría dado a Chávez los más amplios poderes para gobernar a su placer, a su tiempo, a su manera. El es, pues, un estudiante de la libertad, pero también “por la libertad”. En uno de sus textos, nos dice que los derechos civiles son el fundamento de la libertad de los individuos y el marco de referencia que determina la relación de la sociedad frente al poder político. El esfuerzo de “no violencia” lo interpreta como “acto de irreverencia” y “máxima fuerza para enfrentar el totalitarismo”.
Esto, y más, han convertido a Goicoechea en el más firme opositor de la erosión de los derechos civiles bajo el gobierno chavista —principalmente mediante varias marchas pacíficas estudiantiles, que han captivado al mundo entero con su poder de convocatoria y su poder de determinación.
El movimiento estudiantil venezolano nació en mayo del 2007 (concretamente, el día 28 de mayo), en respuesta a la clausura oficial de la estación de televisión privada más antigua del país, RCTV. Todavía hoy, un año después, Goicoechea enfrenta amenazas de muerte e intimidación continua. Sin embargo, sigue desempeñando un papel decisivo en la organización de marchas pacíficas de protesta. Por ello no sorprende que simpatizantes de la dictadura chavista han respondido con golpes, violencia real (véase www.elcato.org) y terrorismo verbal (según anuncios recientes, Goicoechea es “made in USA”, un agente de la CIA, de la DEA, vaya, gringo hasta donde no más).
Goicoechea, sin embargo, simplemente habla de la necesidad de forjar una cultura de tolerancia, de una sociedad donde las personas puedan disentir en paz, donde disfruten del derecho de aspirar a la prosperidad.
En las palabras de Mario Vargas Llosa: “lo que hemos visto en Venezuela…es una reacción idealista muy sana entre la gente joven. Pienso que Yon Goicoechea es un símbolo de esta reacción democrática cuando la libertad está siendo amenazada”.
Un hecho, y una esperanza, para la libertad...