Trump presidente, ¿es broma?
Manuel Suárez-Mier explica por qué la elección presidencial en EE.UU. podría llegar a debatirse entre dos demagogos: Bernie Sanders y Donald Trump.
El martes pasado Donald Trump barrió llevándose la victoria en 7 de los 11 estados que tuvieron comicios para elegir al candidato del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de noviembre próximo, mientras que Hillary Clinton tuvo un desempeño similar ganando fuerte sobre Bernie Sanders, Senador socialista de Vermont, para acercarla a la nominación del Partido Demócrata.
A pesar de las victorias de Trump, que han sorprendido a los comentócratas expertos en la grilla gringa, que no esperaban este desempeño que lo acerca peligrosamente a la nominación de uno de los partidos políticos más señeros de EE.UU., el que patrocinó la candidatura de Abraham Lincoln en 1860, yo estoy cierto que no llegará.
Ello se debe a que los números simplemente no le alcanzan. Trump nunca ha pasado el 40% de los votos emitidos en la elecciones primarias hasta ahora y los votantes que declaran ser Republicanos no pasan del 40% del total, lo que se traduce en un apoyo máximo de alrededor del 16% del universo de electores en EE.UU.
Si a esto se suman los insultos reiterados que profiere contra mexicanos, musulmanes, afro-americanos —al negarse a rechazar el apoyo del líder de una secta que postula la supremacía racial blanca—, chinos y japoneses, minusválidos, y su sistemático maltrato y ultraje al género femenino, es imposible que gane la elección.
Los líderes del Partido Republicano al fin cayeron en cuenta que Trump los llevará a la debacle y ahora están en la difícil tesitura de buscar la forma de negarle la nominación, por lo que parecen dispuestos a apoyar con todo al Senador por Florida Marco Rubio, que de los cuatro candidatos que quedan les parece el menos malo.
Rubio ha ganado una sola elección primaria —el martes en Minnesota— y se verá el 15 de marzo si puede obtener la victoria en su propio estado, Florida, donde hasta ahora Trump lleva la ventaja sobre él en las últimas encuestas por casi 20%.
Lo que dificulta aún más la consolidación de Rubio como la verdadera alternativa a Trump es la continuada presencia y relativo éxito del Senador por Texas Ted (Eduardo Rafael) Cruz, que el martes pasado ganó en las primarias de su propio estado, en adición a Oklahoma y Alaska, y que no piensa terminar su candidatura.
Cruz es abominado para la “nomenclatura” directiva de los Republicanos casi tanto como Trump por su conducta en el Senado, en el que ha protagonizado acciones contraproducentes para su partido —como patrocinar cerrar el gobierno federal—, rebelándose contra su liderazgo en causas de beneficio político sólo para él.
Para complicar las cosas, sobrevive la candidatura del gobernador de Ohio John Kasich, a mi juicio el mejor de los contendientes de su partido, que espera ganar en Michigan el martes que entra, y en su propio estado el 15 de marzo, por lo que no tiene la intención de acabar con su candidatura, lo que implica que tendremos cuatro precandidatos por lo menos hasta mediados del mes, en claro beneficio de Trump.
Este escenario parece ideal para Hillary, salvo por la espada de Damocles que pende sobre su cabeza: hay varias indagaciones del FBI sobre posibles delitos mientras fue Secretaria de Estado, por usar su propio servidor de correo electrónico y no el oficial, para mandar y recibir mensajes clasificados como secretos.
Si estas investigaciones condujeran a una acusación formal del gobierno de Barack Obama, con el que trabajó por seis años, sus posibilidades de elección presidencial se esfumarían cuando ya es demasiado tarde para conseguir un candidato aceptable para la dirigencia del Partido Demócrata.
En este escenario de horror, estaríamos viendo una elección presidencial en EE.UU. entre dos demagogos: un anciano socialista que añora la ausencia de la Unión Soviética y promete lo imposible, y un actorzuelo de reality shows, fatuo, cursi e ignorante, cuyo discurso hasta ahora lo ubica en un nivel intelectual de ¡¡¡tercero de primaria!!!
Este artículo fue publicado originalmente en Asuntos Capitales (México) el 4 de marzo de 2016.