¿Son eficaces las prohibiciones gubernamentales?

Jeffrey A. Miron y Jacob Winter explican que las leyes hacen poco para cambiar el comportamiento a menos que su aplicación aumente sustancialmente los costos de participar en el comportamiento prohibido, y los gobiernos han sido generalmente ineficaces en este sentido.

Por Jeffrey A. Miron y Jacob Winter

El razonamiento económico estándar sugiere que las prohibiciones reducen la producción y el consumo del bien o la actividad proscritos. Las sanciones por posesión reducen la demanda, mientras que las sanciones por producción y distribución reducen la oferta. Por lo tanto, la cantidad comprada y vendida debería disminuir.

Sin embargo, la evidencia existente sugiere que tales políticas tienen un impacto modesto, ya se trate de la prohibición del alcohol, las drogas, el juego, la inmigración o el uso de información privilegiada, por nombrar algunos. 

La explicación es, presumiblemente, que las leyes hacen poco para cambiar el comportamiento a menos que su aplicación aumente sustancialmente los costos de participar en el comportamiento prohibido, y los gobiernos han sido generalmente ineficaces en este sentido.

Un reciente análisis de los muros fronterizos (Cato Research Brief nº 381) lo ilustra:

[Nuestro estudio utiliza datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre los flujos mundiales de refugiados de 1970 a 2015 y datos sobre todos los muros fronterizos construidos de 1945 a 2015. Nuestros resultados corroboran el escepticismo académico sobre la eficacia de los muros: las vallas fronterizas no parecen tener el efecto que los dirigentes suelen esgrimir para justificar su costosa construcción. Nuestra investigación no encuentra pruebas de que las vallas fronterizas afectaran a los flujos de refugiados entre 1970 y 2015.

Incluso si las prohibiciones reducen el bien o la actividad en cuestión, a menudo son desacertadas, en parte porque tienen consecuencias adversas no deseadas, y en parte porque carecen de objetivos razonables en primer lugar.

Cuando las prohibiciones no suprimen lo que prohíben, no tienen ningún sentido. Una alternativa –los impuestos sobre el "pecado"– tiene sus propios potenciales negativos, pero con moderación es mucho más probable que mueva los resultados en la dirección deseada, con menos efectos adversos.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 20 de mayo de 2024.