Sobre los cambios al informe "Doing Business"
Dalibor Rohac dice que "Dada la presión de eliminar los rankings totalmente, es posible que uno de los propósitos de introducir gradualmente los cambios metodológicos a lo largo de varios años sea precisamente el de generar confusión, haciendo tales comparaciones difíciles y, finalmente, debilitando el informe Doing Business como una herramienta útil de benchmarking"
Por Dalibor Rohac
En algunos medios de comunicación, la publicación del informe Doing Business 2015 del Banco Mundial provocó titulares exuberantes. Russia Today, por ejemplo, reportó con alegría: “Russia salta un récord de 30 puestos en el ranking de Doing Business” (en inglés). El blog de Europa del Wall Street Journal hizo eco de este sentimiento, reportando (en inglés) este que el informe “mostraba que Rusia subió 30 posiciones hasta llegar a la número 62 comparada con la posición 92 del año anterior y la número 111 hace dos años”.
¿Ha mejorado radicalmente el ambiente de negocios de Rusia a lo largo del último año? Probablemente no. La verdad es que las constantes revisiones al informe Doing Business arriesgan volverlo inútil.
Lo que ha cambiado es la metodología del informe. El cambio más importante está en cómo se calcula el ranking general. En el pasado, un promedio simple se tomaba del ranking (por percentil) de cada país en las distintas áreas tales como pagar impuestos, obtener crédito, registrar la propiedad, entre otros. En cambio, la edición publicada a fines de 2014 (Doing Business 2015) utiliza un promedio de ‘la distancia hasta la frontera’, calculada comparando el desempeño de un país en determinada área con el mejor desempeño de cualquier país dentro de esa área.
Otros cambios involucran la introducción de nuevas medidas de calidad regulatoria. Un ejemplo es hasta qué grado la legislación de insolvencia refleja los Principios para Regímenes Efectivos de Insolvencia y Acreedor/Deudor del Banco Mundial (en inglés) y la Guía Legislativa de la CNUDMI sobre el Régimen de la Insolvencia. Este cambio en metodología no está libre de controversia, como el reporte lo reconoce parcialmente.
Primero, las medidas cualitativas recompensarán a las economías que “siguen algunas buenas prácticas incluso si se enfrentan a muchos obstáculos al momento de implementar esas leyes” (p. 27 del informe en versión inglés). Segundo, este cambio puede ser visto como una concesión antes las presiones para que se castigue a las economías que tienen marcos regulatorios ligeros: “En general, las economías con menos regulación o ninguna tendrán un puntaje más bajo en los nuevos indicadores” (también en la página 27). Y tercero, los nuevos indicadores —refiriéndose a la cambiante opinión acerca de los que es “una buena práctica” en la práctica regulatoria— representan una divergencia de lo que tradicionalmente ha sido la principal virtud del informe Doing Business: su dependencia en atributos sencillos, objetivos y claramente definidos de las normas legales y su implementación en la práctica.
El año pasado el Banco Mundial realizó una revisión de alto nivel (en inglés) de su reporte liderada por Trevor Manuel, un ex Ministro de Finanzas de Sudáfrica. La revisión provocó rumores de que los rankings serían eliminados por completo (en inglés) y a la ampliamente reportada noticia de presiones políticas por parte de China (en inglés) para que se diluya el informe. En todo caso, es casi una sorpresa que la edición de 2014 de Doing Business se haya salvado de las amenazas más serias a las que se enfrentó en 2013.
Es interesante que los cambios hicieron poco para ayudar a China en el ranking. Bajo la anterior metodología, el país se ubicaba en la posición 96. El puntaje del año pasado, recalculado en virtud de la nueva metodología, coloca al país en la posición 93 a nivel mundial en 2014 y en la posición 90 en 2015. Tampoco han afectado los cambios a los que mejor se desempeñaban —Singapur, Nueva Zelanda, Hong Kong, y Dinamarca— o a aquellos que se encontraban en las peores posiciones del ranking, como Eritrea, Libia y la República de África Central.
Sin embargo, los cambios han inducido unos grandes reposicionamientos en el medio de los rankings, ilustrados por el súbito “éxito” de la economía rusa. Es extraño que México ahora está por delante de Chile. Bajo la metodología anterior, México se encontraba muy firmemente por detrás, esto es consistente con el hecho de que 6 de cada 10 mexicanos trabajan en la economía informal (en inglés), mientras que Chile parece tener una de las economías informales más pequeñas del mundo (en inglés). El cambio en la metodología hizo que la República Checa salte 31 puestos en relación a la edición del año pasado —mientras que una comparación de los puntajes recalculados en virtud de la nueva metodología hace que salte solamente tres lugares, de la posición 47 a la 44.
Adicionalmente, cambios adicionales —que serán agregados a las medidas que el informe hace de la calidad regulatoria— están programados para el próximo año, invalidando así las comparaciones directas a través de las ediciones. Es cierto que el informe de este año recalcula los puntajes del año anterior para permitir las comparaciones entre ambas ediciones. Y es de esperar que una revisión comprensiva de los puntajes de todos los años se podría realizar el próximo año, luego de la inclusión de los nuevos indicadores, aunque el Banco Mundial no ha prometido hacerlo.
Como sea que suceda, tales cambios —incluso si tienen buena justificación y si son transparentes— pueden perturbar la utilidad del informe Doing Business como una herramienta de “benchmarking” que le permitiría a uno comparar el desempeño relativo de las economías a través del tiempo. La búsqueda de una métrica más profunda y comprensiva del ambiente de negocios por lo tanto arriesga convertir lo perfecto en una enemigo de lo bueno.
Desafortunadamente, todo esto podría tener un lado todavía más siniestro. Dada la presión de eliminar los rankings totalmente, es posible que uno de los propósitos de introducir gradualmente los cambios metodológicos a lo largo de varios años sea precisamente el de generar confusión, haciendo tales comparaciones difíciles y, finalmente, debilitando el informe Doing Business como una herramienta útil de benchmarking. Eso sería desafortunado tanto para los académicos como para quienes diseñan las políticas públicas.
Este artículo fue publicado originalmente en Financial Times (Gran Bretaña) el 3 de noviembre de 2015.