Siria: Una vez más, la excusa de las armas de destrucción masiva
Alan Reynolds dice que "El equipo Obama no tiene duda de que los espías estadounidenses ya tienen todas las respuestas, al igual que el equipo Bush no tenía duda alguna de que los espías estadounidenses tenían todas las respuestas acerca de los planes y las reservas de armas de destrucción masiva de Saddam".
Por Alan Reynolds
Cuando reportan las muertes civiles causadas con armas químicas en los pueblos ocupados por la oposición siria, la administración Obama repentinamente dice estar tan segura de su inteligencia como la administración Bush lo estaba acerca de las armas de destrucción masiva de Irak (en inglés) en octubre de 2002. Pero es mucho más fácil lanzarse apresuradamente a una guerra, sin aprobación del Congreso y sin apoyo popular, que salir de ella.
Había mucha más humildad en la administración Obama la última vez que atrocidades similares condujeron a los sospechosos habituales a urgirle a EE.UU. involucrarse militarmente en Siria. Quejándose de que “El Sr. Obama no dio respuesta alguna a una denuncia anterior del uso de armas químicas”, un editorial reciente de la revista The Economist concluye que “La credibilidad de EE.UU. depende de que intervenga” (en inglés). Hoy, el presidente Obama evidentemente está de acuerdo. Pero al intervenir no puede evitar tomar parte —ayudar a algún grupo favorecido de pandilleros a tomar o retener el control del gobierno (lo que implica obtener control de la tesorería, las fuerzas armadas, y la policía). De manera que, ¿a qué bando (en inglés) se supone que debería apoyar EE.UU. y por qué?
La denuncia anterior de ataques con armas químicas, que ahora la revista The Economist acusa al presidente Obama de ignorar, ocurrió en Aleppo el 13 y 19 de marzo. Uno de los cuatro investigadores de la ONU, Carla Del Ponte (en inglés), dijo en ese momento que la comisión había encontrado evidencia solamente de que los rebeldes anti-gobierno podrían haber utilizado armas químicas, no el gobierno. Incluso dejando a un lado la cuestión de quién utilizó qué químicos, habían otros crímenes de guerra en la zona ocupada por los rebeldes, incluyendo un estado de sitio ilegal, ejecuciones, secuestros, violaciones y tortura. Como el “Reporte de la Comisión Independiente e Internacional de Investigación sobre la República Sirio-Árabe” (en inglés) de junio explica, “Desde julio de 2012, los grupos armados anti-gobierno en Aleppo han rodeado Nubul y Zahra, bloqueando el paso de alimentos, combustibles y medicamentos a 70.000 residentes. Conforme el estado de sitio se intensificaba en los últimos meses, la población, especialmente las mujeres y niños, empezaron a sufrir de malnutrición. Los heridos y enfermos no pueden recibir tratamiento médico. Las personas intentando salir de las aldeas muchas veces son secuestradas, retenidas hasta recibir un pago de rescate, o asesinadas…La tortura ha sido documentada en establecimientos de detención dirigidos por el Consejo Judicial y la Junta Shari’a en Aleppo”.
Los crímenes de guerra y las obscenidades morales abundan en ambos bandos de la guerra civil de Siria, con miles de civiles muertos y muchos más desplazados. Están involucradas personas sin escrúpulos, con Irán del lado del gobierno de Assad y al-Qaeda en la oposición. En cuanto a las armas químicas, la comisión de la ONU concluyó en junio que “no ha sido posible, en base a la evidencia disponible, determinar los agentes químicos precisos utilizados, sus sistemas de entrega o el perpetrador” [énfasis agregado]: “Los descubrimientos conclusivos…podrían darse solamente después de hacer pruebas con muestras tomadas directamente de las víctimas o del sitio donde supuestamente se dio el ataque”.
Cuatro días después de la última denuncia de que hubo un ataque químico, el censurable gobierno de Assad aceptó permitir que los investigadores de la ONU recolecten la evidencia requerida para determinar qué tipo de químicos fueron utilizados, como fueron desplegados y por quién. Sin dicha investigación, el público en general tiene poca información más allá de los terribles videos de YouTube, publicados por rebeldes y activistas de la región de Ghouta Oriental. No obstante, si uno supera la revulsión inicial, se vuelve evidente que esos videos aportan claves extremadamente ambiguas acerca de “los agentes químicos precisos que fueron utilizados, sus sistema de entrega o el perpetrador”.
Como reportó (en inglés) el New York Times, “la evidencia visual montada en YouTube deja claro que un gran número de ciudadanos fueron asesinados este miércoles, incluyendo mujeres, niños y ciudadanos de tercera edad. Lo que todavía no ha sido aclarado es cómo murieron, y si son víctimas de un agente químico convencional, como los gases sarín y mostaza, o si sus muertes podrían haber sido causadas por el uso de un agente más débil en un espacio limitado. El video montado en Internet muestra imágenes gráficas de docenas de personas muertas, incluyendo mujeres y un gran número de niños pequeños, incluyendo bebés en pañales, muchos de los cuales se dice que fueron asfixiados”. Nótese que la asfixia no es uno de los principales síntomas del gas sarín (que causa convulsiones y vómito) o del gas mostaza (que causa ampollas). La asfixia en cambio es señal de un “agente más débil en un espacio limitado”, como un químico industrial tóxico o el cloro, tal vez utilizados en escuelas o buses. La ausencia conspicua de vómito en los pisos o en la ropa hace que el gas sarín u otro gas nervioso muy probablemente no estén detrás de estas muertes.
La Casa Blanca, sin embargo, dice que tiene pocas dudas acerca del sistema de entrega (pequeños cohetes en lugar de espacios limitados), razón por la cual tiene pocas dudas acerca del perpetrador. “Las agencias de espionaje de EE.UU…concluyeron que el tipo de cohete utilizado estuvo únicamente en posesión de las fuerzas del régimen, no de la oposición”. Esto es inconcluso. Si las agencias de espionaje de EE.UU. de hecho poseen tales cohetes, no solamente las fotos provistas por la oposición (en inglés), ¿por qué no fueron examinados los cohetes para determinar que agente químico utilizaron? Dado que los mismos cohetes fueron utilizados para lanzar explosivos convencionales, su mera existencia (incluso si fuese descubierta en el momento y lugar correctos) es insuficiente para comprobar que estaban llenos de químicos ilegales. Además, los cohetes y otras armas de las fuerzas del régimen podrían haber sido tomadas por la oposición durante la lucha, como un tradicional botín de guerra.
“En Paris”, reporta Reuters (en inglés), “un vocero de la Armada Libre de Siria (FSA, por sus siglas en inglés) dijo que los rebeldes creían que las fuerzas del gobierno habían detonado 29 misiles…No todos los misiles parecían haber cargado una cabeza explosiva química, dijo el vocero de la FSA, pero aquellos que si la tenían se sospecha que contenía gas sarín, un agente nervioso fabricado en Rusia llamado SC3 [que no existe] y amoniaco líquido provisto por Irán [que nunca se mezclaría con el gas sarín]…Verificar el puñado de fotos de cabezas explosivas en la zona de Damasco, sin embargo, es difícil, con la posibilidad de que podrían ser falsificadas o reproducidas de ataques anteriores en otro lugar. Algunos analistas dicen que dudan que los misiles fotografiados [con cabezas explosivas de solamente uno o dos litros] hubiesen podido causar el nivel supuesto de muertes. Esto podría sugerir el uso de un arma más grande como un misil balístico Scud”. El vocero de la Armada Libre de Siria dice que solo una fracción de los 29 misiles (¿una docena?) portaban químicos, y que cada uno supuestamente estaba lleno con uno o dos litros de gas sarín combinado con otros dos agentes químicos que no tienen sentido (excepto el propósito de excitar a EE.UU. al implicar a Irán y a Rusia). Este relato, dirigido a la crédula prensa occidental, de ninguna manera puede explicar la muerte de cientos de personas, aparentemente por asfixia. Obviamente hay mucho que todavía no se sabe y puede que nunca se sepa si EE.UU. persiste en lanzar misiles primero y hacer las preguntas nunca.
La administración Obama no tiene paciencia para cualquier investigación independiente, mucho menos para un siguiente reporte que el público pueda examinar. En cambio, un funcionario no identificado de la Casa Blanca le dijo al Washington Post (en inglés) que “la decisión tardía por parte del régimen de darle acceso al equipo de la ONU llega demasiado tarde para ser creíble, incluso porque la evidencia disponible ha sido significativamente corrompida como resultado del persistente bombardeo del régimen”. ¿Qué tienen que ver cinco días de bombardeo con la realización de autopsias o la evaluación de los sobrevivientes y quienes los han atendido para determinar qué químico fue responsable y si funciona mediante el contacto con la piel o la inhalación? ¿Qué tienen que ver cinco días de bombardeo con la interrogación de un número creíble de testigos, preguntándoles acerca de los olores y otras pistas claves, en ausencia de una sospechosa supervisión? ¿Qué tienen que ver cinco días de bombardeo con comprobar los químicos precisos supuestamente encontrados en un número aparentemente pequeño de cabezas explosivas de cohetes?
Al sugerir que la evidencia de la escena del crimen ya no es creíble luego de unos pocos días, la Casa Blanca está descartando de manera arbitraria todos los químicos persistentes, como el gas mostaza o el VX. Esos agentes siguen siendo peligrosos por un largo período, haciendo que cinco días sean irrelevantes. El gas sarín si se evapora rápidamente, pero sus efectos prolongados sobre los sobrevivientes y el personal médico persisten. Y todavía habría evidencia de o por lo menos testimonio acerca de vómitos profusos, algo que todavía no se ha visto.
El cloro, que es fácilmente fabricado con lejía y vinagre, si encaja con los reportes de dificultad para respirar y la asfixia, incluso con las fotos de los niños siendo ayudados con oxígeno. El gas sarín, en cambio, tiene efectos que son similares a los efectos de los pesticidas sobre las pestes —vómito, diarrea, y pérdida total del control muscular— descripción que no cuadra con las fotos. Con suficiente exposición, particularmente mediante la inhalación en espacios cerrados, el gas sarín provoca convulsiones y la muerte dentro de minutos.
Como un arma, el gas sarín es de lejos más peligroso cuando es inhalado en un espacio cerrado, no cuando es lanzado de manera aleatoria en espacios abiertos. En el caso más importante de terrorismo químico o biológico en la historia reciente, 13 personas fueron asesinadas con gas sarín en 1995 en los trenes subterráneos de Japón. Aún así, reportes recientes de los hospitales bajo control de las fuerzas de la oposición dicen que 355 personas murieron, de un total de 3.600 personas que fueron tratadas por supuestas heridas neurotóxicas, que comúnmente se presume que han sido causadas por el gas sarín (VX no deja sobrevivientes heridos, simplemente mata). Pero se requiere una explicación mucho mejor que las que se han dado hasta ahora para conectar la muerte sin precedente de 13 japoneses con la muerte de cientos de sirios supuestamente asesinados con el gas sarín en espacios abiertos y por cuenta de un número pequeño de cohetes, aparentemente sin la presencia de vómito o contaminación.
El contacto con la ropa contaminada con sarín (en inglés) o con la piel no lavada podría haber amenazado seriamente la salud del personal médico. Las fotos y videos de los activistas de la oposición, sin embargo, muestran a los heridos y a los muertos con ropa presumiblemente contaminada y siendo tratados por personas sin guantes (en inglés), ropa protectora o máscaras de gas. Eso sería imprudente, cuando no suicida —lo que hace de estas escenas algo sospechoso. Si se les diera un poco de tiempo, los investigadores de la ONU podrían descubrir si muchos ayudantes médicos fueron contaminados y, si fue así, entrevistarlos acerca de los olores y cualquier otra evidencia. Si resulta que la gran mayoría de los ayudantes médicos no fueron contaminados, entonces tenemos que preguntarnos, ¿por qué no? Desafortunadamente, la administración Obama evidentemente no quiere que se pregunte siquiera sobre estas cuestiones tan obvias y vitales. El equipo Obama no tiene duda de que los espías estadounidenses ya tienen todas las respuestas, al igual que el equipo Bush no tenía duda alguna de que los espías estadounidenses tenían todas las respuestas acerca de los planes y las reservas de armas de destrucción masiva de Saddam.
La última histeria de armas de destrucción masiva justificó aproximadamente nueve años de guerra. Una lección de la guerra en Irak que no deberíamos tener que volver aprender es que el apuro genera desperdicio.
Este artículo fue publicado originalmente en National Review Online (EE.UU.) el 28 de agosto de 2013.