Sin movernos

Macario Schettino comenta la posición actual de México en el índice global de competitividad.

Por Macario Schettino

Se publicó el índice global de competitividad del Foro Económico Mundial para 2017-2018. Como usted sabe, es un indicador que agrupa mucha información, aunque para cada tema existen índices mejores, más detallados y con información más confiable. Pero para una visión general de un país, éste es bastante bueno.

Estamos en el lugar 51 de 137 países, misma posición que en la edición inmediata anterior. No mejoramos, ni empeoramos. Hay tres países latinoamericanos mejor colocados que nosotros: Costa Rica y Panamá, a un paso (lugares 47 y 50), y Chile que sigue estando lejos, en la posición 33. Los demás están peor, aunque eso no creo que deba alegrar a nadie.

El índice consta de 12 subíndices, llamados 'pilares de la competitividad'. En el que estamos mejor es el de tamaño de mercado, que es más o menos el tamaño de nuestra economía, la número 11 del mundo. Después sigue el desarrollo del mercado financiero, que ha mejorado mucho en los últimos años (gracias a la reforma financiera, por ejemplo). Ahí estamos en el lugar 36. En ambiente macroeconómico estamos en el lugar 43, aunque esa medición viene de antes del brinco de la inflación, de forma que el próximo año no estaremos muy bien en este pilar. Finalmente, entre los pilares que están mejor que el promedio nacional, la 'sofisticación de negocios', donde estamos en el lugar 49. 

Ya después las cosas no son muy agradables. En innovación, lugar 56; infraestructura, lugar 62; en eficiencia del mercado de bienes (competencia), lugar 70; en capacidad tecnológica, lugar 71; educación básica y salud, lugar 76. Todo esto ya ronda media tabla. 

Y luego vienen los tres pilares donde estamos en problemas serios. Primero, educación superior y capacitación, donde estamos en lugar 80, incluso peor que en educación básica. En eficiencia del mercado laboral, en el 105, de 137 países, como le decía. Y nuestro peor caso, el primer pilar: instituciones, donde alcanzamos el lugar 123. Al interior de este subíndice está corrupción, inseguridad, y en general ausencia de Estado de derecho, donde llegamos a alcanzar el lugar 134, casi el peor del mundo.

Por eso mi insistencia en que no resolvamos problemas equivocados, sino lo que en realidad está mal en México. Y eso, creo que no hay duda, es esto último que veíamos: Estado de derecho (incluyendo leyes laborales) y formación de capital humano. Es justo lo que comentábamos hace unos días. Y permítame insistir: la pobreza y la desigualdad no son problemas en sí mismos, sino resultado de esta falta de leyes (es decir, reglas parejas para todos) y de la improductividad que resulta de no tener suficiente capital humano.

Los reportes del Foro Económico Mundial son más o menos comparables desde hace diez años, y cuando uno ve el comportamiento de México, es muy evidente la mejora (lenta, pero constante) en varios de los indicadores, como educación básica y salud, o mercado de bienes, o más recientemente el mercado financiero. Pero también se percibe cómo tenemos un deterioro también constante en instituciones, educación superior y ambiente macroeconómico (en el que habíamos empezado muy bien, y por eso sigue en nivel aceptable). Súmele a eso que el mercado laboral simplemente no mejora, y quedará claro el por qué no podemos salir de nuestro crecimiento de 2,0 por ciento anual.

Lo más extraordinario es que ya tenemos claro el problema, desde hace rato, pero no lo resolvemos. Políticos, medios y muchas personas, prefieren discutir año tras año temas relacionados con la pobreza, la desigualdad, el salario mínimo y similares. Nada de eso sirve para entrar al fondo: leyes, educación superior, formalización, es lo que urge. Concentrémonos.

Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (México) el 29 de septiembre de 2017.