Rembrandt pintó el mejor retrato de la libertad

Andrei Illarionov conmemora el aniversario No. 350 del pintor Rembrandt celebrando su pintura La ronda de la noche.

Por Andrei Illarionov

Este año el Instituto Cato realizó una exposición artística denominada “Libertad: el arte como el mensajero”. Los visitantes pudieron disfrutas de piezas de arte especialmente encargadas a artistas contemporáneos para representar lo que la libertad significa para ellos.

Pero si tal exhibición hubiese incluido trabajos históricos, ¿qué pieza de arte expresaría de manera más precisa la idea misma de la libertad? La respuesta está en uno de los mejores museos de arte del mundo, en un país conocido por ser el hogar de la tolerancia religiosa, el comercio, y el gobierno central limitado. Este sería el notable Rijksmuseum en Ámsterdam, que contiene La ronda de la noche (1642).

Es importante que La ronda de la noche es un retrato grupal. Aunque la libertad es muchas veces percibida como una característica individual (personal), su mantenimiento y protección requiere un esfuerzo grupal. Sin importar qué tan libre, talentoso, creativo, independiente, o fuerte sea un individuo, por sí solo él o ella es incapaz de proteger su libertad y sus seres queridos en una colisión con una banda de gánsteres, no importa si esos gánsteres son parte de una empresa privada o agentes del estado. Los esfuerzos colectivos son necesarios para proteger la libertad personal.

El nuevo género de retratos grupales fue el resultado de un fenómeno nuevo y revolucionario en los tiempos en los que pintó Rembrandt. Específicamente, él representa la aparición y el fortalecimiento de la igualdad legal de los “burgueses”, quienes eran los residentes de las ciudades-estado en la época del Alto Renacimiento e inicios del periodo moderno temprano.

La ronda de la noche nos recuerda que la libertad, el Estado de Derecho, y la democracia están entreverados. Los mosqueteros tienen comandantes, pero los comandantes no son designados por autoridades superiores—son electos por los mismos miembros de la milicia. Y, de ser necesario, los comandantes podrían ser removidos, quedando en manos de los mosqueteros elegir unos nuevos.

Esto nos muestra que la libertad es algo que uno debe defender. Después de todo, este es un retrato de hombres armados. El retrato representa visualmente la Segunda Enmienda de la Constitución de EE.UU. y la similar consagración del derecho a portar armas en Suiza, Israel, y otros países libres, donde se sostiene que un hombre libre es un hombre armado.

La pieza magistral de Rembrandt también ilustra la belleza de la independencia y de la auto-suficiencia. Sus sujetos son personal y financieramente independientes del estado. Como miembros de la milicia de Ámsterdam, ellos no recibían sueldo alguno del gobierno o de las autoridades municipales.

Antes de convertirse en Kloveniers (mosqueteros) cada uno había construido una carrera exitosa: entre los guardias en la foto hay un comerciante de telas, un diácono de la iglesia reformista, y el director del hospicio de la ciudad, mientras que el capitán luego se convertiría en el burgomaestre de la ciudad de Ámsterdam. Su riqueza les permitió no solo unirse a la milicia, sino que también les permitió adquirir armas, caballos, equipos, y otras provisiones necesarias para mantener el nivel requerido para su entrenamiento profesional, y de ser necesario, para dirigir acciones militares.

El mismo proyecto de crear la pintura fue un triunfo de la libertad económica. La pintura no fue producida para atender la demanda de un rey, un estatúder (gobernador), o un gobierno. Su creación fue financiada con fondos privados de los 18 miembros de la compañía de Kloveniers, habiendo pagado cada uno 100 florines neerlandeses a Rembrandt.

Finalmente, incluso el título popular (La ronda de la noche es oficialmente conocida como Compañía Milicia del Distrito II bajo el Comando del Capitán Frans Banninck Cocq) de la pintura conlleva una lección. Algunos liberales argumentarían que el rol del guardia de la noche que se ocupa solo de proteger a sus ciudadanos y proteger la ley y el orden es exactamente la forma en que el estado debería funcionar.

Ningún otro trabajo famoso de arte que pretenda reflejar la idea de la libertad parece hacerle competencia real a La ronda de la noche. Por ejemplo, considere la pintura La libertad guiando al pueblo de Eugene Delacroix.

La organización democrática del retrato grupal holandés contrasta con la composición jerárquica de la pintura francesa. En la obra de Delacroix, la Marianne domina la escena y otros están subordinados a ella. Incluso el título de la pintura es revelador: la libertad guiando al pueblo, sugiriendo que el pueblo necesita ser guiado.

Donde Delacroix urge a las personas a sacrificar su bienestar e incluso a sí mismos por un símbolo atractivo pero incierto, Rembrandt demuestra con una convicción sólida una fuerza armada organizada que es capaz y está libremente preparada para proteger el sustento de sus conciudadanos y de ellos mismos, sin sacrificio alguno requerido.

En el aniversario No. 350 de la muerte de Rembrandt, el maestro holandés todavía no ha sido superado en su habilidad de presentar visualmente la libertad. Él nos mostró que la libertad no es un concepto abstracto, sino algo que los hombres y las mujeres han buscado proteger durante siglos.

Este artículo fue publicado originalmente en The Federalist (EE.UU.) el 11 de octubre de 2019.