Reglas en contra nuestra

por Carlos Ball

Carlos Ball es Periodista venezolano, director de la agencia de prensa AIPE (www.aipenet.com) y académico asociado del Cato Institute.

En su reciente conferencia durante la asamblea de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio, el economista argentino Martín Krause planteó que si a los sudamericanos los invitan a competir en fútbol, querrán hacerlo por la copa mundial. Pero si los empresarios de la región son invitados a competir comercialmente, prefieren hacerlo dentro de su propio país o, a lo sumo, dentro del Mercosur o del Pacto Andino.

Por Carlos A. Ball

En su reciente conferencia durante la asamblea de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio, el economista argentino Martín Krause planteó que si a los sudamericanos los invitan a competir en fútbol, querrán hacerlo por la copa mundial. Pero si los empresarios de la región son invitados a competir comercialmente, prefieren hacerlo dentro de su propio país o, a lo sumo, dentro del Mercosur o del Pacto Andino.

La pregunta entonces es ¿por qué somos tan buenos en los campos de fútbol y jugando béisbol en las grandes ligas, pero tan tímidos en el comercio internacional? La explicación de Martín Krause da en el clavo. Nuestros jugadores estrellas pronto dejarían de serlo si, como les sucede irremediablemente a los empresarios de la región, sus gobiernos proceden a ponerles impedimentos, a meterles piedras en los zapatos o a atarles el brazo derecho de la pierna izquierda. Las regulaciones, la inflación, los altos impuestos, la inflexibilidad de nuestras leyes laborales que hace tan costoso contratar personal cuando aumentan las ventas y prácticamente impiden los despidos cuando éstas bajan, los sobornos que hay que pagar a los funcionarios públicos para que no engaveten los trámites y los robos que se sufren en las aduanas equivalen, en su conjunto, a colocarles 100 kilos de handicap a nuestras estrellas del fútbol y del béisbol. Por supuesto que así no se ganan campeonatos ni se puede prosperar en un mundo crecientemente globalizado.

El ministro argentino Domingo Cavallo es constantemente descrito como "neoliberal" por los medios de comunicación, pero no se me ocurre una medida más antiliberal que la suya de comienzos de diciembre, al restringirle a la gente el acceso a sus depósitos bancarios. Es exactamente ese desprecio de nuestros políticos por la propiedad privada de los ciudadanos lo que impide que nuestras industrias puedan competir exitosamente en el mercado internacional.

Y no son los medios de comunicación latinoamericanos los únicos que se equivocan evaluando a nuestros políticos. También yerran las publicaciones financieras más serias y exitosas de Estados Unidos. Apenas dejó la presidencia de México Carlos Salinas de Gortari, fue invitado a ingresar a la junta directiva de Dow Jones, empresa propietaria del Wall Street Journal. Y luego de ser ministro de economía bajo Carlos Menem, Cavallo fue nombrado editor de Forbes Global.

De repente salió el sol y vimos a exitosas compañías de electricidad chilenas comprando empresas de generación y distribución eléctrica en Argentina, Brasil y el Perú. Pero ya los nubarrones socialistas han regresado a Chile y el "imperialismo" chileno en la región perdió su ímpetu.

Más triste es el caso venezolano, donde el presidente Hugo Chávez, utilizando poderes especiales concedidos por una legislatura dominada por su partido, promulgó en estos días una Ley de Tierras que da al traste con los derechos de propiedad y una Ley de Hidrocarburos que espanta a los inversionistas extranjeros.

La intervención gubernamental mantiene pobre a América Latina. Los políticos que dicen querer redistribuir la riqueza sólo han logrado difundir miseria. En junio de este año, el respetado National Bureau of Economic Research publicó un estudio titulado "The Regulation of Entry" (La regulación del acceso) que mide la facilidad o dificultad en registrar una nueva empresa. En esa lid, los campeones son Canadá y Australia, donde los trámites toman dos días, mientras que en la República Dominicana 21 trámites diferentes toman 80 días hábiles. ¿Cuántos jonrones batearía Sammy Sosa si los umpires de las grandes ligas lo trataran como las autoridades dominicanas tratan a sus empresarios? En Argentina, 12 formalidades toman 71 días hábiles. En el Perú, 8 diligencias oficiales toman 80 días. En Bolivia, 40 trámites toman 88 días. En Venezuela, 14 trámites toman 108 días.

Recuerdo que el periodista John Stossel relató en uno de sus excelentes programas de televisión cómo él había logrado formar una empresa y abrir una tienda en un centro comercial de Hong Kong en menos de 24 horas. Eso nos explica, en parte, la actual prosperidad de inmigrantes que llegaron de la China con sólo la ropa que traían puesta, pero que con su trabajo y sin obstáculos oficiales transformaron en una sola generación a una roca, sin más recursos naturales que un buen puerto, en la ciudad más próspera y de mayor densidad en el mundo.

Termino con una nota optimista. Martín Krause, quien ha sido corresponsal de AIPE en Buenos Aires por diez años, será a partir del 1° de enero rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), pero seguirá escribiendo semanalmente para AIPE.