Racismo: El secreto sucio de los hermanos Castro
Nat Hentoff describe la predominante discriminación de los afro-cubanos por parte del régimen de los hermanos Castro.
Por Nat Hentoff
Desde hace años he reportado cómo Fidel Castro ha venido reprimiendo la disidencia interna. Lo hice mientras intentaba deshacer el mito de su camarada, el Che Guevara, un hombre carismático cuando no estaba jugando el papel de verdugo despiadado en las cárceles de La Habana. Una vez conocí a Guevara, y, durante nuestro intercambio en la misión cubana en Nueva York, no estuvimos de acuerdo acerca de la importancia de las elecciones libres. En cuanto al hermano de Fidel, Raúl, continúa la tradición familiar de seguir aumentando la población carcelaria con cubanos que son sorprendidos utilizando un discurso político discordante.
En estas columnas acerca de la dictadura de Castro, he citado la discriminación racial crónica en contra de los afro-cubanos a lo largo de la revolución de Fidel, una “revolución” que agrada a visitantes tales como el popular cinematógrafo Michael Moore, quien nunca menciona el racismo que se da en la isla.
La extensa marginalización de los negros en Cuba no ha logrado ser conocida por gran parte de los estadounidenses; pero desde la publicación el 30 de noviembre de 2009 de la “Declaración de Conciencia de los Africanos Estadounidenses”, el gran secreto sucio de los hermanos Castro ha sido expuesto.
De acuerdo al comunicado de prensa que tenía el tono de autoridad similar a aquel que tuvo el “West End Blues” de Louis Armstrong, “60 académicos, artistas y profesionales afro-estadounidenses han condenado el hostigamiento cada vez mayor y la aparente represión por parte del régimen al floreciente movimiento de derechos civiles. Este comunicado es la primera condena pública de las condiciones raciales en Cuba por parte de afro-estadounidenses”.
Entre los firmantes que denuncian el “frívolo desprecio” por “las personas más marginadas de las isla” están: El conocido profesor de Princeton University, Cornel West; Julianne Malveaux, presidenta de Bennett College; el profesor Ron Walters de la Universidad de Maryland, quien también fue el gerente de campaña del Reverendo Jesse Jackson; la conocida actriz Ruby Dee Davis; el director de películas Melvin Van Peebles; y la vicecanciller de UCLA, Claudia Mitchell-Kernan.
Los firmantes enfatizan que “tradicionalmente, los afro-estadounidenses han estado del lado del régimen de Castro y condenado las políticas de EE.UU., las cuales explícitamente intentan derrocar al gobierno cubano. Aún así, este importante comunicado por parte de destacados afro-estadounidenses condena la creciente persecución llevada a cabo por el gobierno cubano en contra de los movimientos afro-cubanos”.
De manera reveladora, estos voceros de los derechos civiles enfatizan, entre otras fuentes, incluyendo a afro-cubanos: “El Departamento de Estado de EE.UU. calcula que los afro-cubanos constituyen un 62 por ciento de la población cubana, con muchos observadores informados diciendo que la cifra es más cercana al 70 por ciento.
“Los afro-cubanos están experimentando fuertes y cada vez más frecuentes incidentes de racismo en la isla, con sus aproximadamente 25 movimientos de derechos civiles reportando una amplia gama de prácticas discriminatorias en la contratación, promoción y acceso a la medicina y educación socialista de Cuba”.
Sr. Moore, cuándo usted estaba filmando su tributo al ejemplar sistema de salud controlado por el gobierno de Castro, ¿no se percató de la escasez de pacientes negros?
Hay más dentro de esta declaración de conciencia, la cual ha recibido poca atención por parte de la prensa estadounidense al momento de escribir esta nota. Seguramente lo que sigue debe interesarles a las personas de todas las razas:
“Los afro-cubanos jóvenes se quejan amargamente del sesgo racial empleado por la policía, y la población en las cárceles se estima que un 85 por ciento es afro-cubana, según los activistas afro-cubanos de derechos civiles”. Además, “se dice que 70 por ciento de los afro-cubanos están desempleados. En tales condiciones, está dándose un renacimiento vigoroso del movimiento afro-cubano, prohibido en los primeros años de la Revolución Cubana. Las autoridades cubanas están respondiendo con violencia y brutales violaciones a los derechos civiles”.
En una columna anterior, reporté acerca de una visita a La Habana que hicieron hace varios meses miembros de la fracción afro-estadounidense del Congreso. Varios de ellos alabaron de manera entusiasta los logros de Fidel Castro en mejorar las condiciones de vida de los cubanos, pero no se dijo una sola palabra acerca del racismo predominante.
En cambio, escribiendo acerca de esta “Declaración de conciencia” al gobierno cubano, Juan O. Tamayo (Miami Herald, 1 de diciembre de 2009), indicó que “más afro-estadounidenses viajando a Cuba han sido capaces de ‘ver la situación por sí mismos’, dijo David Colvin, uno de los organizadores del comunicado y anterior presidente de la Conferencia Nacional de Politólogos Afro-estadounidenses”.
Y, en un incisivo recordatorio al presidente Obama en momentos en que éste promueve mejores relaciones entre EE.UU. y el gobierno cubano, Victoria Ruiz-Labrit, vocera en Miami para el Comité de Ciudadanos por la Integración Racial (con base en Cuba), también nos recuerda que incluso aquellos estadounidenses trabajando por los derechos humanos en Cuba han omitido en gran parte la cuestión de la raza. Pero, ella agrega, “Los afro-cubanos se han acercado al término ‘derechos civiles’, porque esos son los derechos con los que el movimiento aquí en EE.UU. pretendía enfatizar las cuestiones de raza”.
Espero que los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton junto con otros líderes de la Asociación Nacional para el Mejoramiento de los Afro-estadounidenses (NAACP, por su siglas en inglés) y otras organizaciones de derechos civiles, incluyan pronto en su agenda un viaje a Cuba para estar del lado de los activistas cubanos de derechos civiles, quienes intentan sacar a algunos de sus miembros de las prisiones de los Castro donde están en celdas con criminales comunes.