¿A quién beneficia la prohibición de las drogas?
Luis Pazos considera indica que "Si la prohibición del alcohol, droga que destruye la vida de millones de personas y desintegra familias, redujera su consumo excesivo y desaparecieran sus dañinos efectos, yo sería partidario de su prohibición y de cerrar todas las cantinas, bares y antros. Pero su prohibición en los años 20 en EE.UU. solo generó violencia, corrupción y le dio un gran poder a las mafias".
Por Luis Pazos
Hay un maniqueísmo entre quienes están a favor de la legalización de la droga y los que opinan que debe seguir el actual esquema de prohibición. Legalizar el uso de una droga, como en el caso del alcohol, no quiere decir que se venda a menores y en todas partes, tiene sus limitaciones. En el caso del cigarro, otra droga que ha matado a millones de personas, su venta legal tiene límites: altos impuestos y la prohibición de consumirla en edificios, aeropuertos y lugares públicos donde perjudique a terceros.
Si la prohibición del alcohol, droga que destruye la vida de millones de personas y desintegra familias, redujera su consumo excesivo y desaparecieran sus dañinos efectos, yo sería partidario de su prohibición y de cerrar todas las cantinas, bares y antros. Pero su prohibición en los años 20 en EE.UU. solo generó violencia, corrupción y le dio un gran poder a las mafias.
Es necesario un cambio en la reglamentación de los cientos de drogas prohibidas, en tal forma que se abran canales legales, donde los adictos de clase media y humilde, que constituyen la mayoría, encuentren una fuente legal de oferta de droga, que les quite el mercado a las mafias y evite que obliguen a los adictos a robar, delinquir, prostituirse a las mujeres y a un gran número a convertirse en sus distribuidores a cambio de droga.
Los canales legales deben limitarse en principio a hospitales, clínicas y centros de rehabilitación, en donde les proporcionen las drogas prohibidas o substitutos a los adictos para quitarles la dependencia del crimen organizado y su principal fuente de financiamiento.
Respetamos y aplaudimos la labor de la Marina, el Ejército, la policía federal y la DEA en la captura de capos, aunque en cuestión de días su lugar sea ocupado por otros. La persecución del crimen organizado por las fuerzas armadas les resta impunidad, obstaculiza su aumento de poder y de control social, pero en poco o nada reduce la oferta de drogas a los adictos, a lo más aumenta su precio. Es necesario luchar contra el crimen organizado que secuestra, extorsiona, roba y asesina, pero es importante buscar nuevas vías para quitarles las principales fuentes de financiamiento y el monopolio de la venta de drogas prohibidas que causan adicción.
Este artículo fue publicado originalmente en Asuntos Capitales (México) el 31 de julio de 2014.