Propuestas para la reactivación
Juan Carlos Hidalgo indica que 62% de las empresas costarricenses consideran que no es buen momento para realizar inversiones, por lo que deberían implementarse reformas estructurales como una rebaja del impuesto de renta sobre las empresas.
Según la última encuesta de la UCCAEP, el 62% de las empresas consultadas dijeron que no es un buen momento para realizar inversiones. Esto debemos analizarlo a la luz de otra estadística que muestra que el número de “desalentados” –desempleados que dejaron de buscar trabajo– se duplicó en el último año. Si se les incluye en la tasa de desempleo, esta llegaría al 13,4%. No solo la situación económica está mal, sino que continúa deteriorándose.
Por lo tanto, urgen medidas más agresivas de reactivación económica. La Cámara de Comercio ha presentado un plan de corto plazo donde destacan ajustes importantes que no requieren aprobación legislativa, como disminuir la base mínima contributiva de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y reducir el elevado encaje mínimo legal. El primero mejoraría la empleabilidad de los trabajadores poco calificados, mientras que el segundo liberaría más recursos para el crédito. Ambos solo requieren de acuerdos de junta directiva de la CCSS y Banco Central de Costa Rica (BCCR), respectivamente.
Pero se necesitan reformas estructurales de mayor calado para incentivar la inversión. Una de ellas es reformar el impuesto de renta sobre las empresas. La tasa máxima actual del 30% es superior al promedio de la OCDE (23,4%) y de incluso América Latina (27,2%). Una vez que se toma en cuenta el impuesto del 15% sobre los dividendos, la tasa efectiva impositiva sobre el accionista en Costa Rica alcanza el 40,5%.
Bien podríamos recortar el impuesto de renta corporativo a un 25% y estipular rebajas anuales adicionales de un punto porcentual, hasta dejar la tasa máxima en un 20%. La reducción inicial en la recaudación puede paliarse incorporando en la reforma el cobro del gravamen a las grandes cooperativas. Sin embargo, para que la medida tenga más credibilidad, debe ir acompañada de recortes de gasto. Una oportunidad en ese sentido es la ley de empleo público, con la cual el Estado podría tener ahorros importantes desde el primer año de su implementación –si se elige la versión más fiscalista–.
En la reactivación económica no hay pomadas canarias, por lo que no debemos esperar que una propuesta haga milagros por sí sola. Esta debe contemplarse como parte de una agenda más amplia de reformas. Sin embargo, una reducción del impuesto de renta corporativo mejoraría la competitividad, estimularía la inversión y contribuiría a la generación de empleo.
Este artículo fue publicado originalmente en La Nación (Costa Rica) el 20 de mayo de 2019.