Plumas democráticas para Cuba

Héctor Ñáupari dice que "La Cuba libre y democrática tiene nuevos defensores. Es lo que podemos concluir luego de leer los estupendos ensayos de los jóvenes autores latinoamericanos reunidos en el volumen Plumas democráticas: Primer concurso de ensayos sobre la realidad cubana".

Por Héctor Ñaupari

La Cuba libre y democrática tiene nuevos defensores. Es lo que podemos concluir luego de leer los estupendos ensayos de los jóvenes autores latinoamericanos reunidos en el volumen Plumas democráticas: Primer concurso de ensayos sobre la realidad cubana, que ha organizado, y ahora publica los trabajos ganadores, el Instituto Político para la Libertad, que dirige con notable acierto la activista y documentalista peruana Yesenia Álvarez.

Pocas veces ha llegado a mis manos un libro que reúne juventud con talento, pasión con reflexión, e ingenio mordaz junto a un sincero compromiso con las ideas de la libertad, así como su aplicación para Cuba, en dosis precisas y alternadas con cuidado, lo mismo que con fervoroso deseo. Por eso he de recomendar su inmediata lectura, como el punto de partida de una nueva reflexión sobre el régimen de la isla, hecha por estos nietos de los cultores de la revolución, que la observan con la distancia que da el medio siglo de su infortunada existencia, y sin formar parte de las histerias ni mutuas acusaciones que marcaron a fuego a los participantes del debate sobre ella, durante la segunda mitad del siglo XX.

Tuve la oportunidad de conocer personalmente a los ensayistas, cuando presenté el libro en Lima hace unas semanas, y pongo por escrito lo que dije en ese momento: que así como José Martí expresara que honrar, honra, tengo por cierto que los países de los escritores premiados honrarán los valiosos méritos de estos noveles escritores, y que la senda abierta ahora, con sus estupendos trabajos, continuará rindiendo frutos más maduros y luces más meridianas que los producidos a partir de estos textos, germinales y bellos, que tanto emocionan como denuncian, e invitan a una concienzuda y solvente meditación sobre el calvario cubano, a tono con el siglo XXI.

Y, como si conocer a estos veinteañeros admirables no fuera suficiente, los presentes tuvimos, esa mágica noche, el invaluable privilegio de ser honrados con la inmanente presencia de Huber Matos, uno de los principales comandantes de la revolución, opositor luego a Fidel Castro, quien quiso primero fusilarlo y luego lo encarceló veinte años. El comandante Matos —que es un retrato vivo de la historia reciente edificándose— da cuenta de esta epopeya en sus memorias, tituladas Cómo llegó la noche y es, en la espléndida expresión de Juan Marinello sobre José Martí, “el héroe que dio a la libertad la categoría de belleza”. El ejemplo y la conducta de este moderno prócer de la libertad, su palabra y su voluntad incoercible para hacer realidad su sueño de una Cuba libre, democrática y digna, convierten su legado en universal e inmortal. Fue emocionante escucharlo decir que esta presentación fue para él un día tan feliz como el de su libertad.

Sobre el libro, cabe señalar que sus autores llevan a Cuba en el corazón, y quieren transformar ese desdichado infierno en un paraíso de verdad, donde se viva una vida hermosa, cómoda, jubilosa, en la que, como cita con acierto uno de los ensayistas, se “ha descubierto el sentido de la vida que han estado persiguiendo, sin alcanzarlo, todas las civilizaciones del mundo occidental”. Tal es el propósito último que asiste a todos los autores premiados: que Cuba reverdezca, floreciente, con democracia y libertad. Son las ideas que, cual si fuese una obra de teatro, desarrolla Lemis Tarajano Noya, sintetizando la historia de Cuba con su vivencia personal; es la denuncia de Silvia Mercado Alemán, que subraya las miopías del autoritarismo y las confronta con la esperanza del cambio que vivifica a los disidentes.

Es también la luz que permite a Agustín Laje Arrigoni desmontar, argumento a argumento, todos los mitos del castrismo en educación, salud, en la actual explotación y desigualdad que los cubanos padecen, como en la falacia histórica del bloqueo y la dignidad a que alude el régimen de la isla, manidamente. Alcanzar el paraíso despercudiendo la abulia y superando la decadencia de esta estafa socialista es por cierto el leit motiv de Rafael Alejandro Brea Pérez, señalando con acierto que cuando los tiempos se ponen difíciles es porque muy pronto vendrán las soluciones. A su vez, encarnar el sueño de libertad supone hurgar en la anatomía de esta caída perpetua del régimen cubano, como hace con ejemplar ahínco Miguel Ángel Curo Sierra, y denunciar este camino de servidumbre, con sus múltiples ramificaciones latinoamericanas, en la voz de Lisbeth Prieto García.

Hoy, que ese sueño sigue pareciendo lejano, no debemos olvidar que nunca está más oscuro que antes de amanecer. La luz de esperanza se luce, renovada, en los rostros e ideas de estos jóvenes ensayistas, que han descubierto su voz fuerte, como escribiera el poeta Heberto Padilla. Sigámosla para hacer de Cuba el primer país libre y democrático de este nuevo siglo.