Piensen en los niños: privaticen el seguro social

Por Carrie Lips

En la política actual, casi cualquier tema se aborda en términos de "los niños". Un típico ejemplo fue el discurso del Estado de la Unión del presidente Clinton en el que casi todo- desde la educación y el cuidado de la salud, hasta el tabaco y el control de armas- fue retóricamente vinculado a ese comodín político.

Pero "los niños" estuvieron conspicuamente ausentes de la discusión sobre el futuro de la seguridad social. Quizá esto sea porque la propuesta de reforma al Seguro Social del Presidente Clinton no hace nada para evitar el desastre financiero que espera a los niños de hoy.

Todos saben que que no será fácil pagar por el retiro de la generación que está empezando a jubilar. A menos que se haga algo ahora para financiar las futuras obligaciones, los niños de hoy tendrán que pagar cerca de una quinta parte de sus ingresos futuros sólo para mantener este sistema.

Y ¿qué propone el Presidente para evitar esta anticipada crisis financiera? Ha propuesto incrementar el número de bonos del gobierno que se mantienen en el fondo de pensiones del Seguro Social. щl afirma que con eso se logrará que el programa sea solvente hasta el año 2055.

Los políticos y tecnócratas de hoy no pueden debatir si los activos en el fondo de pensiones son o no reales, pero los niños de hoy pronto se darán cuenta que los bonos gubernamentales son reales sólo en la medida que se haya asegurado una carga financiera para las futuras generaciones.

Cuando los niños de primer año de hoy ingresen a la fuerza laboral en el año 2015, los ingresos del Seguro Social no serán suficientes para pagar todos los beneficios que cuentan con respaldo legal. En ese entonces, la Administración del Seguro Social tendrá que redimir bonos sacando US$42 millones de los ingresos generales. Para el año 2035 el Seguro Social necesitará sacar US$786 millones de los ingresos generales- casi el doble de lo que el gobierno gasta anualmente en el Seguro Social.

¿De dónde obtendrá el gobierno esos ingresos adicionales? De los contribuyentes, por supuesto. Para obtener ese dinero el gobierno tendrá ya sea que incrementar los impuestos, emitir nueva deuda o reducir sus gastos para liberar los dólares de los contribuyentes. Esto significa que, adicionalmente a pagar un octavo de sus ingresos en impuestos a la planilla, los niños de hoy pueden esperar que cientos de billones de dólares del Impuesto a la Renta irán a parar al Seguro Social.

Bajo la propuesta del Presidente, en el 2045 las transferencias de los ingresos generales para el Seguro Social ¡serán más de un billón de dólares! Pero, según el Presidente Clinton, el Seguro Social todavía será solvente para ese entonces. ES sólo cuando los políticos realmente tienen que encarar el prospecto de incrementar oficialmente los impuestos a la planilla o reducir los beneficios que hay un problema para "los niños", quienes para ese entonces se estarán acercando a la edad de retiro y tendrán que cuidar de sus propios niños, que estarán expuestos a una carga financiera todavía mayor.

Tan mala como es esta propuesta para inflingir una enorme carga tributaria en los trabajadores del mañana, el otro elemento de la propuesta de reforma del Seguro Social del Presidente Clinton es mucho peor. El recomienda que el gobierno federal invierta una porción del fondo de pensiones en el mercado de acciones. Si este plan se convierte en ley, en el año 2030 la generación "Y" vivirá en un país en el que el gobierno federal será dueño de casi el cuatro por ciento del mercado financiero. El Presidente nos asgura que no tenemos nada que temer, ni ahora ni en el futuro, sobre que la corrupción o el compadrazgo influyan en las decisiones de inversión del gobierno.

De hecho, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, ha motejado a las propuestas para permitir que el gobierno invierta en el mercado como "peligrosas".

La propuesta del Presidente Clinton sirvió sólo para recordar a los tecnócratas que intenta reformar el sitema de Seguridad Social que es posible empeorar la situación.

La verdadera tragedia del debate actual sobre Seguridad Social es que existe una reformaque podría hacer todas las cosas que los políticos dicen que quieren para los niños. Dándoles a los trabajadores jóvenes la opción de redirigir sus impuestos a desde planilla a cuentas individuales de inversión privadas, los políticos realmente les ofrecerían la posibilidad de mejorar su futuro financiero, aprovechándose de las ventajas del interés compuesto.

Es hora de que el Presidente Clinton haga algo más que meros ofrecimientos a los niños de su país. El debería hacer suya la reforma que libera a las futuras generaciones del círculo vicioso de impuestos y gastos del pasado y les ofrecce un futuro financiero basado en la propiedad individual y la inversión privada.