Perú tiene mucho qué ganar del TLC con EE.UU.

Comentario del Instituto Peruano de Economía

Por Instituto Peruano de Economía

Comentario del Instituto Peruano de Economía

Tras reunirse con el presidente Alan García, en la Casa Blanca, el presidente de EE.UU., George W. Bush, afirmó que impulsará en el parlamento de su país la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con el Perú, aunque no hay certeza de que esto pase antes de fin de año. El mandatario peruano dijo estar convencido de que de todos modos se concretará el acuerdo comercial.

Si bien parece haberle ido mejor en estos últimos días al gobierno —entendemos que casi medio centenar de legisladores estadounidenses han sido visitados—, insistimos en que el trabajo de hormiga es importante y necesario. La inversión realizada hasta hoy en obtener el acuerdo y los beneficios que traerá para el país valen la pena. El hecho de que los legisladores estadounidenses estén o no concentrados en sus campañas personales de cara a las elecciones de noviembre (renovación del tercio) no debe determinar la agenda peruana. Algunos legisladores sin ánimo de ser reelegidos —y otros concientes de que no serán renovados— estarán dispuestos a escuchar de boca de los representantes peruanos las bondades del acuerdo para ambas naciones. Y podrían influir en el resultado. Recordemos que Bush enviaría el acuerdo durante el denominado “lame duck” congress, durante el cual, normalmente, no se tratan grandes reformas.

En cuanto a la labor del sector privado en el tema, nos faltaría espacio para mencionar las mil y una formas en que la sociedad civil, las instituciones académicas y las empresas se involucraron en la negociación del acuerdo. En pro algunas y en contra las otras. Sin embargo, en esta etapa, eminentemente política —como ha reconocido el Mincetur—, la representación del Estado Peruano recae en los funcionarios públicos designados por el gobierno. Y los empresarios no pueden atribuirse ese papel. La labor que ya realizan, enviando cartas o misiones individual y colectivamente, así como gestionando que sus pares de EE.UU. hagan lo mismo, no podría sustituir lo que lograría una representación oficial del gobierno.

Sin TLC —así se renueve el ATPDEA— muchas cosas cambiarían. Para comenzar, los estimados oficiales asumen que el tratado estaría vigente. Por lo tanto, algunas cifras tendrían que ser revisadas, con mayor razón si la ratificación en el Congreso de EE.UU. no ocurre antes de fin de año y se prolonga más allá del primer semestre del 2007. Programas como Sierra Exportadora y otros que buscan incorporar a las mypes y a pequeños agricultores al comercio (ver Institutional Investor, setiembre 2006) tendrían también que revisarse. Lo mismo para las proyecciones de inversión privada, pues sin el TLC el acceso a maquinarias y tecnología deberá esperar. Los consumidores deberán esperar por menores precios en productos importados. Algunas inversiones previstas se paralizarían y otras ya comenzadas quedarían sobredimensionadas. ¿Más razones?

En el 2005, el comercio con EE.UU. bordeó los US$7.500 millones; el 30% se dio a través del ATPDEA. No podemos conformarnos con la ampliación de éste beneficio unilateral. El potencial comercial con EE.UU. es mucho mayor. Los más de US$5.000 millones que pasan fuera del ATPDEA dejarían de pagar arancel con el TLC y eso se traduce en un beneficio directo para los consumidores de ambos países.

Comercio con EE.UU. (En Millones de US$) y Participación de las Partidas Comercializadas Bajo el ATPDEA (En Porcentaje del Total), 1999-2005

comercio Perú-EE.UU.

Fuente: ADUANAS y USITC/Elaboración: Instituto Peruano de Economía