Perú: Ideas oscuras
Alfredo Bullard dice que "Es importante notar que los criminales tienen una demanda inelástica sobre los bienes que usan para cometer crímenes. Si su costo sube, igual lo siguen adquiriendo. Si prohíbes las armas, los ciudadanos pacíficos que las adquieren para protegerse dejarán de tener armas. Pero los delincuentes las obtendrán en el mercado negro. Los asaltos no se producen con armas con licencia".
Por Alfredo Bullard
Hace unos meses se propuso un proyecto de ley para limitar el número de celulares que podía tener una persona. ¿El argumento? Reducir el crimen. ¿Cómo así? Se decía que dado que los criminales suelen usar celulares para cometer delitos, prohibir los celulares reducía la posibilidad de que se cometieran crímenes. Por eso había que limitar el derecho de los ciudadanos honrados para mitigar las acciones de los que delinquen. Felizmente tremendo disparate no pasó.
Ahora el colorido Ministro del Interior Daniel Urresti propone una idea similar con un fundamento igual de absurdo. Dice que deben prohibirse las lunas oscuras porque fomentan que los carros se roben pues son los preferidos para ser usados en delitos.
Lo cierto es que luchar contra el crimen con medidas tan sin sentido es la consecuencia de la incapacidad y la impotencia. Para combatir el crimen hay que perseguir a los delincuentes y no a los celulares o a las lunas de los carros.
Por supuesto que se nos pueden ocurrir una serie de ideas igual de estúpidas para reducir conductas indeseadas. Se puede prohibir el uso de armas a los ciudadanos honestos pensando que con ello se reduce el crimen cuando en realidad la evidencia empírica, como lo demuestra un estudio de John Lott, demuestra que al desarmar a los ciudadanos los haces más fácilmente víctimas de los delincuentes armados y con ello se incrementan los actos criminales.
Podemos prohibir la venta de sogas para evitar que la gente se ahorque. Se puede obligar a que los cuchillos se vendan sin filo para reducir la cantidad de maridos celosos que se los clavan a sus esposas. Podemos prohibir los automóviles para prevenir accidentes causados por personas en estado de ebriedad.
También se puede proscribir el uso de persianas y cortinas en las casas para advertir cuando se está cometiendo un crimen en el interior de un domicilio. Se puede prohibir la existencia de cajeros automáticos para evitar los asaltos al paso.
Todas esas ideas, además de estúpidas, son inefectivas. En primer lugar limitan los derechos de las personas. Los usos honestos son prohibidos solo porque la policía es incapaz de sancionar los usos deshonestos.
Segundo, es increíble que Urresti sostenga que no debo tener lunas oscuras porque no está en capacidad de evitar que roben mi carro. Con su lógica la corrupción policial (que aumenta mucho más el crimen y la inseguridad que las lunas oscuras) puede resolverse eliminando a la policía. Efectivamente, si no puedo meter presos a los policías corruptos, lo mejor es no tener policías.
Lo cierto es que Urresti no puede evadir su verdadera responsabilidad: capturar a los criminales. Crear excusas mediáticas para ocultar el verdadero problema es solo meter el polvo de su ineficiencia e incompetencia bajo la alfombra.
Es importante notar que los criminales tienen una demanda inelástica sobre los bienes que usan para cometer crímenes. Si su costo sube, igual lo siguen adquiriendo. Si prohíbes las armas, los ciudadanos pacíficos que las adquieren para protegerse dejarán de tener armas. Pero los delincuentes las obtendrán en el mercado negro. Los asaltos no se producen con armas con licencia. Por eso prohibir armas no tiene efecto en la reducción de la criminalidad, sino todo lo contrario.
¿Usted cree que una banda de secuestradores o de asaltantes de bancos dejará de robar carros para cometer sus fechorías porque no tienen lunas oscuras? Evidentemente no. Robarán igual otros carros. Y decir que sin lunas oscuras se capturará a más delincuentes es una afirmación tan poco creíble que requiere alguna demostración empírica para darla por cierto.
¿Quién le va a pagar a los ciudadanos los costos de cambiar las lunas de sus automóviles, compradas en la confianza de que estaban permitidas? ¿Quién le va a reponer al ciudadano su derecho de proteger su seguridad o su intimidad?
Lo que sí debería prohibirse son ideas oscuras como las de Urresti. De esas hay muchas y muy dañinas.
Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 13 de septiembre de 2014.