Persuasión: La alternativa a la violencia
Por Zainab al-Zuwaij
Al escuchar sobre las caricaturas del Profeta con una bomba en su turbante, me molesté. Pero mi reacción fue la persuasión y la explicación, no la fuerza y la violencia, como lo fue en otros. ¿Cuál será la reacción musulmana?
Así como las caricaturas tratan de expresar un mensaje mediante la exageración de la realidad, de igual manera ha ocurrido con la controversia acerca de las caricaturas danesas, la cual se ha exagerado hasta el punto de volverse una crisis global. Para salirse del remolino de ira y vandalismo, nosotros necesitamos ser claros con respecto a los que está en juego.
Algunos dicen que la controversia es sobre detener el discurso de odio. ¿En serio? El mundo musulmán escucha el discurso de odio todo el tiempo y ha sido en gran parte indiferente. Hay sermones regularmente por parte de clérigos radicales convocando al asesinato de los judíos y los cristianos, fortalecidos por caricaturas desagradables en los periódicos y por los programas de televisión llenos de odio (algunas veces pagados por los gobiernos). También existe el discurso de odio dirigido en contra de nuestros hermanos musulmanes, con los Sunnis atacando a los Shiítas, y viceversa. ¿Quién ha movilizado a estos calumniadores?
Algunos justifican la quema de las banderas danesas y el boicot de productos daneses diciendo que es culpa del gobierno danés. Pero la libertad de la prensa significa que los gobiernos no controlan lo que los periódicos publican. Como dijo el primer ministro danés, “La prensa independiente no es editada por el gobierno”. En las sociedades libres, los periódicos publican artículos que no les gustan a los gobiernos ni a los líderes políticos todo el tiempo.
Algunos insisten que el problema está en representar al profeta Muhammad. Pero los artistas musulmanes durante siglos han hecho dibujos ellos mismos del profeta. Su obra puede ser vista en museos alrededor del mundo, incluyendo en el mundo musulmán. Han estado en exhibición por muchos años. ¿Acaso fueron las protestas violentas debido a esas exhibiciones?
¿Qué en verdad explica la violencia? La ira de ahora—meses después de que las caricaturas fuesen publicadas—parece más como una reacción política. Las caricaturas proveen un desfogue para las frustraciones populares dentro del mundo musulmán. Ese dolor viene de vivir bajo dictadores y de enfrentarse al estancamiento económico. Para los individuos oprimidos por la represión política y la depresión económica, el vandalismo es una manera psicológica de afirmarse asimismo que uno todavía tiene una voz.
La respuesta violenta no justifica a las caricaturas. Los dibujos no son chistosos, y algunos hasta me molestan. Pero yo no quiero tener nada que ver con las demostraciones violentas ni con los ataques llevados a cabo por personas que dicen hablar en nombre del Islam. Las caricaturas no justifican la violencia.
El hecho de que nos sintamos ofendidos no nos da el derecho de usar la violencia. Las palabras deberían ser contestadas con palabras. Podemos usar palabras para persuadir a las personas de que han cometido un error. Pero tales palabras jamás deberían incluir amenazas de usar la violencia.
La tragedia es que la reacción violenta por parte de muchos líderes molestos y de agrupaciones con ira solo ha fortalecido los estereotipos negativos de los musulmanes, con malas consecuencias recayendo por sobre todos los musulmanes. Precisamente este argumento fue el de Ayatollah Sistani, quien condenó las caricaturas pero indicó que los musulmanes extremistas habían manchado el nombre del Islam mediante su acción violenta.
Vale la pena indicar que solo algunos siglos atrás en Europa, los católicos estaban quemando vivos a los protestantes, como los protestantes estaban quemando a los católicos, todo en nombre de la verdad religiosa. Al mismo tiempo, en muchas tierras musulmanas, había un grado mucho mayor de tolerancia religiosa.
Hoy, los europeos han dejado atrás en gran parte sus batallas sangrientas y han aprendido a estar en desacuerdo sin que aquello resulte en violencia. Luego de siglos de guerras religiosas, ellos aprendieron a resolver sus diferencias con la persuasión, en lugar del castigo. Mientras tanto, en gran parte del mundo musulmán, cada vez más se nos está enseñanado a resolver nuestras disputas mediante la violencia. Eso es una señal de debilidad, no de fortaleza. Es implícito que las víctimas de la violencia son más que nada nuestros hermanos musulmanes, pero ya sean musulmanes o no, nadie debería ser atacado físicamente por expresar una opinión, sin importar cuán ofendidos se puedan sentir otros.
El reto tanto para los líderes musulmanes como para los musulmanes en general es decirle no a la violencia y si al debate civil. Necesitamos más libertad de expresión, no menos. Necesitamos una identidad positiva basada en la compasión y la piedad, las dos características más importantes atribuidas a Dios. Necesitamos ser suficientemente fuertes para tolerar las críticas y aceptar la diversidad intelectual, aún si algunas veces duele. El poder de Dios y la inspiración y ejemplo de su Profeta no necesitan de nuestra violencia para defenderlos. Su poder para mover los corazones de la humanidad es mayor que la violencia del hombre.
Como una musulmana estadounidense, yo estoy orgullosa de que los fundadores de la Corte Suprema de EE.UU. incluyeron al profeta Muhammad como una inspiración tanto para la justicia y para la piedad. De hecho, dentro de la Corte Suprema, las batallas son llevadas a cabo solo en palabras. Los dos lados argumentan, presentando su caso mediante el discurso civil y sin violencia.
Ahora es el momento de que la comunidad musulmana mundial—un grupo diverso de más mil millones de personas—hagan un cambio histórico. Debemos ponerle fin al vandalismo, a las amenazas de muerte, a los secuestros, y a los bomberos suicidas. Debemos aferrarnos a las alternativas a la violencia. La violencia o la persuasión: ¿Cuál será el camino que elegiremos?
Este artículo ha sido publicado también en las páginas del Cato Institute en árabe (www.misbahalhurriyya.org) y en ruso (www.cato.ru).