Pasos de Israel

Carlos Rodríguez Braun dice que Hamás no quieren la paz, ni quieren dos Estados, y mucho menos quieren los Acuerdos de Abraham, en especial con Arabia Saudí.

Por Carlos Rodríguez Braun

Shlomo Ben Ami, diplomático e historiador israelí, le sugirió hace unos días a Rafa Latorre en La Brújula de Onda Cero que las cosas habrían sido muy diferentes si Gaza se hubiera convertido en Singapur. Probablemente sea verdad, porque los países pueden lograr la prosperidad si adoptan políticas económicas de apertura al mundo, y el liberalismo es incompatible con gobiernos terroristas que procuran aniquilar a sus vecinos. Sin embargo, las autoridades palestinas, y en particular Hamás en Gaza, nunca pretendieron la prosperidad de sus súbditos, sino la perpetuación de su situación de refugiados que viven indefinidamente de subsidios, sin posibilidad de valerse por sí mismos.

Tal como están las cosas, la prosperidad liberal es una pura quimera, y el objetivo humanitario ya no es ni siquiera impedir la guerra, sino minimizar sus víctimas. En efecto, no hay manera de frenar una guerra que Hamás ha provocado deliberadamente, con una matanza en donde el horror de las masacres de civiles, mujeres y niños, no fue un caso de víctimas colaterales, sino que fue claramente la estrategia desplegada por los salvajes asesinos de Hamás, con el objetivo de todo terrorista: aterrorizar.

Como hemos visto, las imágenes de Pearl Harbour o del 11-S han sido muy utilizadas para ilustrar la situación. Ashley Rindsberg lo matizó en el Wall Street Journal, alegando que la mejor metáfora es Dunkerque, es decir, "el decisivo comienzo de una masiva y prolongada guerra de supervivencia, el punto de partida de una prueba histórica cuyo desenlace es aún incierto".

Si las señales por parte de los terroristas han sido claras, los pasos de Israel también lo han de ser, o corre el riesgo de lo que le habría pasado a Gran Bretaña de no haber desplegado todos sus esfuerzos para traer de Dunkerque de vuelta a casa a sus soldados: no habría podido luchar contra los nazis.

Los terroristas de Hamás no quieren la paz, ni quieren dos Estados, y mucho menos quieren los Acuerdos de Abraham, en especial con Arabia Saudí. Quieren acabar con Israel. El problema es que los israelíes ahora lo saben a ciencia cierta, y también saben que lo único que no pueden hacer es no hacer nada ante estos nuevos nazis.

Por tanto, Israel dará pasos pronto, quizá los más peligrosos de su historia.

Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 18 de octubre de 2023.