Paraguay: El Presupuesto afecta a la competitividad empresarial

Víctor Pavón afirma que "La tendencia de gastar sin contrapartida real de ingresos se ha vuelto alarmante porque quiérase o no afecta a la competitividad empresarial que permite a las sociedades contar con productos, servicios y precios que favorecen al consumidor".

Por Víctor Pavón

“No hay arte que un gobierno aprenda más rápido de otro que el de sacar dinero de los bolsillos de la gente”.

Adam Smith, La riqueza de las naciones.

En el Paraguay estamos descuidando la incidencia del presupuesto en la competitividad empresarial. Esto nos está costando caro porque vamos perdiendo importantes ventajas competitivas internacionales. Si seguimos así, pronto se elevarán los impuestos y se crearán otros, en desmedro de la economía y en perjuicio de los pocos que hoy pagan en el sector formal.

El presupuesto se hizo originariamente para limitar al poder político. El procedimiento es sencillo. Los gastos quedan registrados debidamente en un documento, y los desembolsos realizados deben llevar una fidedigna descripción de las fuentes de financiación. Así, el gobierno justifica con antelación de dónde se obtendrán los recursos y a qué los destinará.

Como sabemos, esto último no precisamente se cumple. La realidad es que en las últimas décadas el presupuesto en diferentes países empezó a incrementarse al punto que aquella pretendida limitación a la acción de los políticos no ha sido fácil de lograr.

Esto está sucediendo hoy en varios países de la Unión Europea (UE) donde varios se encuentran en situación de quiebra técnica. Pero, no solo sucede en aquellas naciones de mayor desarrollo. Lo peor es que está ocurriendo en los países como el nuestro, con menor afluencia de capitales. Esto significa que la utilización del dinero privado por parte del sector público en los países como Paraguay adquiere mayor delicadeza y eficiencia en su buen uso.

La tendencia de gastar sin contrapartida real de ingresos se ha vuelto alarmante porque quiérase o no afecta a la competitividad empresarial que permite a las sociedades contar con productos, servicios y precios que favorecen al consumidor.

Ocurre que el presupuesto estatal afecta decididamente sobre la economía privada. Al final de cuentas, cada guaraní que se utiliza en las actividades de cualquier gobierno significa sencilla y llanamente un guaraní menos en los bolsillos de la gente. De ahí que cuando hablamos de las finanzas públicas sanas estamos refiriéndonos a la imperiosa necesidad de un buena administración, en la que interesa la técnica y también la honestidad; pero, dependen a la vez de un sector privado vigoroso capaz de generar los recursos necesarios para alimentar al aparato estatal.

En este caso la retórica no es suficiente. El presupuesto incide sobre la economía de las personas porque afecta de algún modo u otro a la competitividad empresarial, entendida como la capacidad de generar la mayor satisfacción de los consumidores, de modo a que la calidad de un producto o servicio, conjuntamente con el precio beneficie a la gente. Y el presupuesto de gastos estatal repercute en la competividad en la medida que el gasto es ineficiente y se dirige hacia sectores que no benefician al conjunto de la sociedad.

La razón no es complicada. El gasto estatal ineficiente afecta a los precios en la economía debido a que si no se dan mejores condiciones en la educación, la salud, la seguridad y la justicia, los individuos y las empresas no pueden innovar y mucho menos aumentar su productividad.

Esta sencilla secuencia es la que no se toma en cuenta cuando el presupuesto responde solo a criterios políticos. Pero lo peor aún es que muchos técnicos y políticos nos quieren vender la idea de que el déficit no es más que una necesidad auto impuesta por los compromisos que tienen con su clientela y que, en consecuencia, seguir votando por más gastos sin contrapartida real de ingresos no nos debería preocupar. Además, dicen, por qué debería preocuparnos, si al final ahí está el sector privado para seguir multiplicando los panes, como si la inversión y la producción fueran actos milagrosos.

La realidad es muy diferente. Cuando se afecta la competividad empresarial se afecta al desarrollo mismo de una nación. De ahí que resulta necesario reconocer al presupuesto estatal como un importante instrumento de la política económica que requiere de financiamiento, tan similar a lo que sucede con una familia cuando planea sus vacaciones, desea comprar un auto o pretende refaccionar la casa.

El dinero utilizado en el presupuesto estatal no cae de los árboles, proviene de la conjunción armoniosa del trabajo y el capital privado, del esfuerzo de miles de personas que cooperan entre sí buscando cada quien su propio beneficio y en la que todos, de algún modo u otro, salen ganando. Pero así como vamos transitando con nuestro presupuesto, no todos salen ganando, solo lo hacen algunos, precisamente son aquellos que continúan votando por más gastos ineficientes relegando a la competividad empresarial, siendo ésta el modo más pacífico y moral de elevar la calidad de vida de la gente.

Este artículo fue publicado originalmente en ABC Color (Paraguay) el 3 de diciembre de 2012.