Para combatir a ISIS, dejen a Assad en el poder
John Mueller dice que "La habilidad de ISIS de decapitar a rehenes indefensos ciertamente no debería ser interpretada como una señal de su poderío militar. Su principal avance militar, la conquista de la ciudad de Mosul en Irak el año pasado, fue esencialmente una casualidad".

Por John Mueller
Luego de los dramáticos y horrorosos ataques terroristas que se perpetraron la semana pasada en París, muchos están alarmados de que la amenaza de ISIS está fuera de control. Con una postura reactiva que se ha vuelto característica del grupo (en inglés), este se ha atribuido la responsabilidad de —o, más precisamente, ha celebrado groseramente— las acciones trágicas que asesinaron a 132 personas. Pero sea cual sea el grado de complicidad de ISIS en los ataques de París, no merece el crédito de tener una gran proeza militar.
La habilidad de ISIS de decapitar a rehenes indefensos ciertamente no debería ser interpretada como una señal de su poderío militar. Su principal avance militar, la conquista de la ciudad de Mosul en Irak el año pasado, fue esencialmente una casualidad (en inglés). Su plan era tomarse parte de la ciudad por un momento mientras intentaban, al parecer, liberar algunos prisioneros. La armada iraquí, entrenada por las fuerzas armadas de EE.UU. acarreando un costo enorme para los contribuyentes estadounidenses, se desplomó entre confusiones y desbarajustes, abandonando armas, y la ciudad, al diminuto grupo de aparentes invasores.
Luego de sus avances en 2014, el impulso de este despiadado grupo había sido detenido sustancialmente, y su imperio actualmente está de cierta manera bajo ataque. Si uno observa detenidamente (en inglés), su anteriormente impresionante capacidad económica —vender mucho petróleo y antigüedades— parece estar mostrando ser tan ilusoria como su proeza militar. Además, tiene que esforzarse mucho para evitar que la gente escape de su califato lumpen (sin embargo, como nos recuerdan constantemente, su habilidad de twitear sigue siendo fuerte).
Con esto en mente, parece sabio y apropiado considerar la reciente propuesta (en inglés) del Embajador de EE.UU. ante la Unión Europea, James Dobbins: continuar asediando a ISIS mientras que muchos de los facilitadores extranjeros de la guerra en Siria presionan a sus clientes en ambos lados para establecer un cese de fuego. Este sería un emprendimiento diplomático ciertamente difícil, efectivamente dividiría al país durante algún tiempo, y dejaría al presidente Bashar al-Assad en el poder por lo menos por ahora. Pero como Dobbins, en concordancia con el experto Graham Fuller (en inglés), enfatizó, “cualquier paz en Siria es mejor que la actual guerra”. Esto le pondría fin a gran parte del conflicto, que actualmente parece consistir en gran medida de pequeños cambios de mando en territorios y de cabildeos sin sentido por armas en áreas civiles, un proceso que principalmente crea refugiados. Un cese de fuego podría ayudar a reversar el flujo de refugiados y permitiría que el enfoque militar principal se traslade a ISIS.
En declaraciones recientes, Assad parece esencialmente haber aceptado (en inglés) una estrategia como esta. La intervención rusa puede que posiblemente haya empezado a convencer incluso a los insurgentes que se aferran a cualquier esperanza de que no pueden ganar militarmente. La mejor estrategia para lograr el deseo del Presidente Barack Obama de que ISIS sea “degradado y eventualmente derrotado” puede que sea facilitar la auto-destrucción del grupo en lugar de depender altamente de medidas militares directas, y muchas veces contraproducentes.
ISIS todavía podría proveer inspiración para los aduladores que le rinden culto a la muerte alrededor del mundo, incluso si prácticamente dejara de existir. Y, como los ataques en París muestran de manera trágica, los potenciales objetivos de los terroristas determinados —un conglomerado pacífico de civiles— siguen siendo innumerables. Pero el número de personas asesinadas desde 2001 por terroristas musulmanes extremistas en el mundo entero, fuera de las zonas de guerra, se ubica en alrededor de 200 a 400 personas al año. Eso es 200 a 400 muertes de más, por supuesto, pero no representa una amenaza existencial. Los ataques de París no deberían ser interpretados como una señal de que esta condición necesariamente cambiará significativamente.
Este artículo fue publicado originalmente en Time.com (EE.UU.) el 17 de noviembre de 2015.