Para Assange, el proceso fue el castigo

Patrick G. Eddington dice que los burócratas estadounidenses de seguridad nacional y figuras políticas prominentes nunca han perdonado a Assange y WikiLeaks por exponer claros crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses en Irak durante la administración de George W. Bush.

Por Patrick G. Eddington

El lunes por la noche (24 de junio) saltó la noticia de que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, acusado por el gobierno de Estados Unidos desde 2019 por cargos de la Ley de Espionaje relacionados con su papel en la denuncia de crímenes de guerra de Estados Unidos durante la guerra de Irak, había llegado a un acuerdo con las autoridades estadounidenses. A cambio de declararse culpable de un cargo de Conspiración para Obtener y Divulgar Información de Defensa Nacional (18 U.S.C. § 793(g)), Assange será condenado a tiempo cumplido en la prisión de Belmarsh, Reino Unido, donde Assange ha estado recluido durante más de cinco años.

Como escribí el mes pasado, cuando surgieron nuevas conversaciones sobre un posible fin de la persecución de Assange de diversas fuentes dentro y fuera del gobierno federal:

Los burócratas estadounidenses de seguridad nacional y figuras políticas prominentes nunca han perdonado a Assange y WikiLeaks por exponer claros crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses en Irak durante la administración de George W. Bush. El gobierno estadounidense utilizó su propio sistema y política de clasificación de documentos para ocultar esos crímenes de guerra, que incluían el asesinato de periodistas y civiles iraquíes captados en vídeo desde un helicóptero del ejército estadounidense.

Sin embargo, la cobertura de la decisión más reciente del Tribunal Supremo a favor de Assange por parte de medios como la BBC, Associated Press, ABC y The New York Times no incluye ninguna referencia a este hecho. No se menciona cómo el "líder del mundo libre" utilizó métodos claramente antidemocráticos no sólo para ocultar la conducta criminal de sus militares, sino también para destruir política y legalmente a Assange y a Chelsea Manning, la informante que filtró el vídeo del asesinato del helicóptero a WikiLeaks.

Una vez más, funcionarios del Departamento de Justicia y de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos (USIC, por sus siglas en inglés) han conseguido castigar a un denunciante por atreverse a sacar a la luz la propia conducta delictiva del gobierno federal en tiempo de guerra.

Puede que Assange regrese pronto a la libertad en Australia, pero sin duda llegará como un hombre destrozado por la experiencia, física y psicológicamente. El éxito de la persecución de Assange, que duró varios años, por parte del gobierno estadounidense pretendía enviar un mensaje a cualquier otra persona que se plantee sacar a la luz irregularidades del gobierno federal en el ámbito de la seguridad nacional: haremos que la historia gire en torno a ti, no a nuestros delitos, y te atraparemos, de una forma u otra.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 25 de junio de 2024.