Para alimentar a los niños hambrientos, debemos enfocarnos en la pobreza en general
Ryan Bourne dice que si quieren combatir la pobreza de alimentos, no procede enfocarse exclusivamente en esta sino que más bien habría que analizar qué ha producido la pobreza en general.

Por Ryan Bourne
El impacto económico inicial del COVID-19 cayó de manera desproporcionada en aquellos menos capaces de mitigarlo. Un estudio de julio del Institute for Fiscal Studies encontró que los padres solteros, los hogares con poca educación e ingresos bajos, y los grupos étnicos minoritarios sufrieron el peor impacto relativo. Desde ese entonces, los trabajadores en las industrias de servicios de salarios bajos tales como hotelería, transporte y ventas al por menor, se han enfrentado a las peores pérdidas inesperadas de empleo e incertidumbre acerca de su ingreso.
Con este shock único, no debería sorprender que un estado de bienestar construido alrededor de experiencias previas ha demostrado fracasos al momento de proteger en contra de estas dificultades. Los ingresos en declive, especialmente para aquellos sin ahorros o acceso a beneficios estatales, tienen consecuencias. La Agencia de Estándares de Alimentos reporta un mayor uso del banco de alimentos, un incremento en el auto-reporte de hambre y de familias comiendo alimentos expirados.
Ese contexto es la razón por la cual el gobierno británico se enfrenta a una presión intensa de extender las comidas gratuitas en las escuelas durante las vacaciones escolares hasta las pascuas de 2021. Dada la incertidumbre acerca de la eficacia de otros programas de respaldo estatal, usted puede ver la tentación de seguir el consejo de Iain Martin, quien propone ceder a la campaña de Marcus Rashford nuevamente. Entregue “los £20m, un apretón de manos con Marcus R en los escalones del Número 10 el lunes y destine una Comisión Real a la pobreza infantil”, twiteó Martin.
Esa derrota podría parecer un pequeño precio que pagar para acabar con la imagen de oponerse a las comidas para niños con hambre, sin importar cualquier cuestionamiento que usted pueda tener acerca de las realidades, o del atractivo de extender el esquema estatal. Como escribe Isabel Hardman, la creencia de que los Conservadores no son sensibles ante la “pobreza de alimentos”, proveniente primero de la furia justiciera en torno al uso del banco de alimentos en el periodo 2010-2015 y ahora acerca de las comidas “gratis” en los colegios, ha rodeado a los Conservadores durante una década, sea justa o no.
La solución de corto plazo de Martin, sin embargo, ignora que los partidarios de esto no estarán satisfechos con una extensión durante las vacaciones de los bonos para comidas escolares hasta las pascuas de 2021. El objetivo final de la campaña de Rashford, recuerden, es implementar el Dimbleby Review, propuesta que duplicaría el número de niños que se benefician de comidas gratuitas al extender la calificación hacia todos los niños que provienen de un hogar que recibe un Crédito Universal (1,5 millones de niños adicionales).
Su contraparte en el lado opuesto del parlamento, la Baronesa D’Souza ya está presionando para que los bonos para alimentos fuera de periodo se vuelvan algo permanente. Combinados, esto implica un gasto de miles de millones de libras, año tras año, no decenas de millones.
Este año, sin importar la salud del mercado laboral, el gobierno se enfrentara a la misma crítica. Si mucha de la austeridad nos enseñó algo, es que incluso cuando la necesidad aguda pasa, la clausura de programas renovará las acusaciones de que los conservadores “quieren matar de hambre a los niños” al “quitarles” sus almuerzos.
La advertencia de Milton Friedman de que “no hay nada más permanente que un programa estatal temporal”, en parte proviene de la aversión de los beneficiarios a experimentar pérdidas. Una Comisión Real poblada de personas con buenas intenciones que analizan la pobreza de alimentos en aislamiento producirán todavía mas demandas de gasto y control dietético.
Por esta razón, sospecho, algunos miembros conservadores del parlamento se oponen bulliciosamente a la campaña de Rashford. No es falta de corazón, o siquiera una oposición a esta extensión específica, sino el precedente y dirección del viaje. Ellos pueden ver hacia donde lleva este tipo de visión del estado, la política impulsiva y sus detalles paternalistas.
El problema para ellos es que están escudándose mal al decir que esta medida específica podría crear una “dependencia” de plazo más largo o “nacionalizar a los niños” si la gente cree que las necesidades de hoy son reales. Los Conservadores que creen en un estado pequeño y limitado tienen que tener respuestas —acerca de qué responsabilidad debería tener el estado en abordar las dificultades, qué herramientas debería utilizar, y cuál debería ser su papel para aquellos que se caen entre las grietas.
Luego de estar 10 años en el gobierno y de atravesar ciclos de respaldo por el estado de bienestar, hay una falta de claridad en la posición del Partido Conservador, con una mezcla de preferencias entre sus miembros del parlamento por el respaldo al ingreso, la provisión de servicios, soluciones de la sociedad civil, y una combinación de estas tres. Hay una visión alternativa clara y basada en principios para abordar la pobreza si tan solo los Conservadores la desearan. Pero esto requiere dejar de estar a la defensiva.
Esa alternativa diría que la “pobreza de alimentos” no es distinta a la pobreza. Los partidarios de las comidas gratuitas es las escuelas están en gran medida en lo correcto al decir que el hambre usualmente no es causado por la inutilidad de los padres.
Por lo tanto, lógicamente, la pobreza de alimentos en gran medida resulta de un ingreso disponible insuficiente para algunas familias. Si hay evidencia de hambre por todas partes, el debate debería por lo tanto tratarse acerca de si los niveles de beneficios o la calificación para recibirlos son suficientes para satisfacer las necesidades básicas —el objetivo de un estado benefactor que garantiza una red de seguridad.
Este tipo de respaldo limitado que confía en la gente para utilizar su ingreso disponible para mejorar la situación de sus familias es mucho mejor que un estado paternalista que nos quita la responsabilidad mediante los degradantes bonos para alimentos durante las vacaciones, al estilo de los bonos alimenticios de EE.UU.
En las crisis profundas e inesperadas, el caso a favor de un ingreso adicional como alivio por la emergencia es superior. Pero si realmente hay un problema más estructural de hambre, entonces este demanda analizar por qué los salarios más los beneficios son insuficientes para producir una calidad de vida aceptable. En lugar de simplemente mirar a los beneficios entonces deberíamos examinar los costos de vida, también —los pobres gastan una cantidad desproporcionadamente alta en vivienda, energía, alimentos, vestimenta, zapatos y transporte.
Mi ex-colega Kristian Niemetz escribió una agenda de libre mercado para combatir la pobreza en 2011, la cual he recomendado adoptar a los miembros del parlamento desde ese entonces. Él mostró que las políticas de libre mercado para la vivienda (reforma a la planificación), alimentos y vestimenta (libre comercio), energía (acabar con las regulaciones verdes de alto costo), cuidados de niños (revertir el requisito excesivo de credenciales y las proporciones estrictas), y reducir impuestos a niveles económicamente justificados podrían reducir la pobreza al reducir el costo de vida para los pobres, disminuyendo así las dificultades para obtener suficientes alimentos, la cantidad de personas sin hogar y demás dificultades.
Gran parte de esta agenda no requeriría de gasto adicional o de una mayor intromisión por parte de los paternalistas estatales; algunas de estas políticas rendirían el doble dividendo de elevar los sueldos.
El gobierno tiene políticas ambiciosas en algunas de estas áreas. Sin embargo, ¿por qué nunca están estas relacionadas en las discusiones acerca de la pobreza? Conforme presionan para planificar la liberalización, ¿por qué nadie está resaltando cómo una vivienda más barata reduciría tales dificultades? ¿Por qué nadie está señalando la incoherencia en aquellos que hacen campaña acerca de la pobreza de alimentos mientras que se oponen a los acuerdos comerciales que harían que los alimentos, la vestimenta, y los productos manufacturados sean más baratos, lo cual mejoraría relativamente y significativamente la situación de los consumidores pobres?
Ciertamente, habría familias que tomarían malas decisiones y se encontrarían en problemas, incluso en un mundo de vivienda barata y abundante y ante la presencia de una red de seguridad eficaz. Pero los casos de pobreza debido a una falta de recursos sería mucho más baja y estos retos más espinosos (muchas veces debido a adicciones, pérdidas, mala salud, criminalidad y demás situaciones) son de cualquier manera mucho mejor identificados por las caridades locales y los grupos de la sociedad civil, como Danny Kruger argumentó en el parlamento hace un par de semanas en relación al hambre. Darle a casi tres millones de niños comidas “gratis” en las escuelas durante todo el año sería un martillo absoluto para aplastar cualquier nuez restante. En los debates emotivos de hoy, no es suficiente simplemente oponerse a las propuestas cuando la necesidad es percibida como urgente.
Los conservadores deben ser mejores para re-enfocar el debate en sus términos —una tarea mucho más fácil si ellos tuviesen una visión clara del papel y los límites de la acción estatal.
Este artículo fue publicado originalmente en Conservative Home (Reino Unido) el 6 de diciembre de 2020.