Otra visión de la vida

Manuel Hinds considera que el rechazo de los suizos a imponer una igualación de los sueldos y a garantizar un ingreso universal básico demuestra por qué es un país rico.

Por Manuel Hinds

Suiza acaba de demostrar por qué es un país rico. El domingo tuvo un referéndum en el que la pregunta era si el país debería tener un sistema de ingreso universal básico (IUB), en el que el gobierno daría a cada ciudadano 2.550 dólares anuales, sin hacer preguntas. El país es lo suficientemente rico para pagarlos. El 78 por ciento de la población votó en contra. El mismo día votaron sobre otro tema, si convertían las empresas de telecomunicaciones en empresas sin propósito de lucro, poniendo además un límite a los sueldos de sus ejecutivos. El 68 por ciento de los ciudadanos votaron en contra.

Mucha gente afuera, pensando que los suizos son socialistas, se sorprendieron de estos resultados. Pero no fue una sorpresa para los suizos mismos. En el país todos se conocen muy bien y saben que Suiza es un país con una tradición fuertísima de libertad económica. Pequeña como es (apenas 8 millones de habitantes, un poco más grande que El Salvador), sus empresas (privadas todas) han tenido tradicionalmente y siguen teniendo una presencia muy importante en los mercados internacionales, no solo en bancos (UBS, Credit Suisse) sino también en alimentos (Nestlé, Lindt, Toblerone), productos farmacéuticos (Novartis, Roche), relojes (Breitling, Omega, Rolex, Longines, Swatch, Patek Phillipe, Cartier Watches) y maquinaria pesada y de precisión. Es el exportador más grande número 20 en el mundo y el importador número 18. Con 290 mil millones de dólares de exportación en 2015, exportó casi un 50 por ciento más que Brasil, que exportó 190 mil millones. Su economía nunca ha sido planificada. Todas sus empresas son el resultado de la iniciativa privada en un país que precia su libertad por encima de todo. Jamás se han juntado para decidir sobre un modelo de país. Suiza es lo que los suizos han ido haciendo a través de su historia, no el resultado de ningún acuerdo nacional de cómo debe ser el país como no lo hay en ningún país civilizado.

La preferencia de los suizos por la libertad económica no debería de sorprender a nadie. Es el país con la cuarta economía más libre del mundo según el Índice de Libertad Económica del Wall Street Journal-Heritage Foundation y también en el Índice del Fraser Institute. El Salvador es el número 63 en el primero y el 55 en el segundo. Tampoco debería de ser sorpresa que un país tan rico como Suiza tenga una economía tan libre. En realidad, los países más ricos del mundo tienen todos economías mucho más libres que la de El Salvador. Como se ve en la gráfica adjunta, los países con las economías más ricas tienen las economías más libres (note como al subir el Índice de Libertad Económica aumenta el ingreso por persona).

La confusión sobre este tema parece provenir de que mucha gente enreda dos aspectos de la economía: la organización de la economía y la provisión de servicios públicos. Suiza, los países nórdicos y en general Europa tienen mercados muy libres y al mismo tiempo tienen un nivel muy alto de servicios públicos, que incluyen educación, salud, pensiones y protección contra el desempleo. Eso no significa que las economías no sean de mercado, o que exista alguna planificación central de las actividades económicas.

De esta forma, si queremos hacernos como los países ricos de Europa, debemos de liberalizar más nuestra economía, no sujetarla a controles burocráticos o planificaciones estatales. Y si queremos tener una población altamente productiva, debemos invertir en capital humano, principalmente en educación y salud. El gobierno actual no está haciendo nada de esto. Ha vuelto más burocrática la economía, y no está invirtiendo en mejorar la educación y la salud, que cada vez están peores.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 6 de junio de 2016.