Oportunidades económicas

Manuel Hinds dice que la economía salvadoreña podría aprovechar las oportunidades que presenta la economía global para recuperar el crecimiento pero que no lo logrará si el gobierno se empeña en espantar el ahorro y las inversiones.

Por Manuel Hinds

La situación económica internacional está mejorando muy rápidamente, tanto que, si no fuera por los problemas internos que enfrenta, El Salvador estaría en una posición muy favorable para recuperar la producción y el empleo que perdió en 2020. El mejoramiento internacional es el resultado de varias tendencias que están convergiendo. La primera es la política fiscal expansiva de EE.UU., que aprobó recientemente una inyección inmediata de $1,8 millones de millones y que está preparando un programa de inversiones en infraestructura de $3 millones de millones adicionales. Una segunda fuente de expansión es la reposición de los inventarios que las empresas en todo el mundo disminuyeron cuando las cuarentenas del coronavirus comenzaron hace un año.

Una tercera fuente de la posible expansión de la demanda por productos salvadoreños es más permanente: el reemplazo de los proveedores del Lejano Oriente por proveedores en países latinoamericanos para reducir la dependencia en compras hechas al otro lado del mundo. Este cambio de abastecedores conlleva inversiones muy significativas en las instalaciones necesarias para producir y exportar los bienes suplidos a EE.UU.

La cuarta oportunidad la está dando EE.UU. con sus planes para ayudar con $4 mil millones más otras asistencias a los países del Triángulo Norte para que puedan atraer inversiones y dar empleo para que la gente no trate de emigrar a su país.

Estas oportunidades son muy halagadoras, pero no vendrán por sí solas. Para poder atraerlas el gobierno tiene que vencer muchas dificultades que él mismo ha creado, incluyendo realizar campañas para atraer inversionistas al país, facilitar sus inversiones eliminando pasos burocráticos innecesarios, facilitar las operaciones de las inversiones ya existentes en el país (la mejor publicidad son los inversionistas satisfechos con el país) y, quizás lo más difícil para el gobierno, mantener un ambiente estable de políticas económicas basado en el cumplimiento de las leyes del país. La estabilidad y legalidad son indispensables porque no hay nada peor para los inversionistas que la arbitrariedad. Ellos entienden muy bien que si el gobierno es autoritario y arbitrario con otros también lo puede ser con ellos, y prefieren mantenerse alejados de países donde la arbitrariedad impera.

Adicionalmente hay dos temas que son candentes para este gobierno. Uno es que tiene que llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) porque necesita no sólo los fondos que éste le puede proporcionar para recuperar la estabilidad fiscal que ha perdido sino también el sello de aprobación que esa institución le puede dar para seguir consiguiendo financiamiento en los mercados internacionales. Este sello y estos fondos los daré el FMI sólo contra disminuciones sustanciales de los déficits fiscales, que tienen que bajar lo suficiente como para volver sostenible el nivel de deuda de El Salvador (los déficits fiscales aumentan la deuda).

En esta búsqueda del equilibrio, el presidente debe evitar apoderarse de los fondos de pensiones, que el gobierno ha tratado de disfrazar como una operación para despojar a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs) cuando en realidad requieren expropiar los ahorros de los pensionados corrientes y futuros. Si hay algo que ahuyenta la inversión doméstica y extranjera son las expropiaciones, y más todavía si son expropiaciones a cientos de miles de ciudadanos. Si este gobierno es capaz de expropiarles las pensiones a los ciudadanos, ¿qué lo detendría de expropiarme a mí?, es el primer pensamiento que viene a los inversionistas.

Hasta ahora el gobierno ha estado acostumbrado a proceder arbitrariamente sin prestar atención a nadie. Si quiere que el país aproveche todas las oportunidades que se le presentan, el gobierno tiene que aprender a funcionar de acuerdo con el imperio de la ley. Sólo así podrá atraer los empleos que tanto necesitan nuestros ciudadanos.

Hay otro punto que es importante para el país y para el gobierno. El impacto del aumento global de la demanda ha sido tan grande como para causar un aumento en los precios de los productos primarios y materiales intermedios además de escaseces de muchos de ellos. Esto puede llevar a un aumento global en la tasa de inflación. Si el gobierno no hace todo lo que tiene que hacer (y dejar de hacer) lo único que tendremos será la mayor inflación, sin el aumento en los empleos que vendrían si aprovecha las oportunidades para crecer que la suerte le ha dado.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 22 de abril de 2021.