Opciones de EE.UU. en Irak: Lo bueno, lo malo, y lo feo
por Charles V. Peña
Charles V. Peña fue Director de Estudios de Políticas de Defensa para Cato Institute.
A estas alturas debe ser obvio para cualquiera que Irak no fue nada fácil. Talvez lo fue la pelea inicial en contra del ejército iraquí en el campo de batalla, pero lo que ha seguido después de que el Presidente Bush declarara un alto a operaciones mayores de combatedando una vuelta de la victoria al aterrizar a bordo del USS Abraham Lincoln en traje completo de aviador y con un cartel diciendo "misión cumplida"ha sido lo contrario.
Por Charles V. Peña
A estas alturas debe ser obvio para cualquiera que Irak no fue nada fácil. Talvez lo fue la pelea inicial en contra del ejército iraquí en el campo de batalla, pero lo que ha seguido después de que el Presidente Bush declarara un alto a operaciones mayores de combatedando una vuelta de la victoria al aterrizar a bordo del USS Abraham Lincoln en traje completo de aviador y con un cartel diciendo "misión cumplida"ha sido lo contrario.
El ejército estadounidense está tratando de aplacar una insurgencia promovida por baatistas suni que se niegan a aceptar el cambio de régimen impuesto por Estados Unidos. Estos cuentan con el apoyo de algunos iraquíes contentos de haberse deshecho de Saddam Hussein pero irritados por la ocupación norteamericana, y de yihadistas inspirados por al Qaeda que aprovechan la oportunidad de tener un blanco estadounidense en su vecindario para practicar el terrorismo de carros bomba.
Estos tres ingredientes letales son la receta para un desastre estadounidense. Pareciera que Estados Unidos ha entrado con los ojos completamente cerrados a una combinación de la situación de los israelitas en la Franja Occidental y los Soviéticos en Afganistán. Es difícil de imaginar una situación peor.
¿Qué puede hacer, entonces, una super potencia? Estados Unidos tiene básicamente tres opciones: la buena, la mala, y la fea.
La opción "buena" es en realidad la opción menos mala. Estados Unidos tiene que darse por vencido con la fantasía de Woodrow Wilson de crear una democracia en Irak. Más bien, Estados Unidos debe ser realista, tomar lo mejor de una situación innegablemente mala, y hacer lo que mejor sirve los intereses de la seguridad nacional estadounidense: entregar las riendas del gobierno a los iraquíes y realizar una expedita salida militar. Esto no significaría "cortar y correr," sino simplemente recortar las pérdidas de Estados Unidos antes de que Irak se convierta en un pozo que se trague miles de millones más de dólares de los contribuyentes y demasiadas vidas de norteamericanos. En última instancia, la verdad es que la responsabilidad primordial del gobierno de Estados Unidos es ante los estadounidenses, no ante los iraquíes.
La opción "mala" es a que promueve el Senador de Arizona John McCain: enviar más soldados estadounidenses a Irak. Lo irónico es que McCain tenía razón cuando dijo que "no tenemos suficientes fuerzas en Irak como para alcanzar nuestros objetivos militares." Actualmente, Estados Unidos tiene unos 130,000 soldados en Irak. La historia de la experiencia Británica en Irlanda del Norte (una situación bastante similar a la precaria posición de Estados Unidos en Irak) sugiere que, para tener una esperanza realista de restaurar la seguridad y estabilidad, se necesitan entre 10 y 20 soldados por cada 1,000 miembros de la población civil. En Irak esto se traduce a una fuerza de entre 240,000 y 480,000 soldados. Pero la paradoja de una fuerza más grande es que únicamente empeoraría el problema, confirmando que Estados Unidos es una fuerza ocupante e incrementando el resentimiento y la resistencia iraquí. Más aún, la presencia de un contingente militar más grande en Irak alienta al mundo islámico (sin importar sus sentimientos hacia al Qaeda) a unirse en contra de Estados Unidos.
La opción "fea" es el curso de acción que la administración Bush parece estar trazando, el cual es una salida falsa. Por un lado, Estados Unidos está intentando el camino rápido, dándole a los iraquíes control soberano y acordando a la creación de un gobierno provisional que asumirá control el 1 de julio. Esas son las buenas noticias. Las malas son que Estados Unidos aparentemente no tiene ninguna intención de salir de Irak. Claro, el plan actual del Pentágono es reducir el tamaño de la fuerza a 105,000 soldados antes de la próxima primaverapero eso no es un retiro de las fuerzas estadounidenses. Según el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, la reducción de las tropas "no significa que vamos a salir físicamente del país más rápido." Y el Presidente Bush aseguró a un grupo de mujeres iraquíes en la Casa Blanca que "América no se va. ... Cuando me oyen decir que nos quedamos es porque nos quedamos."
El plan de la administración actual de tratar de tener su pastel y comérselo también es un desastre a punto de ocurriratrapados en Irak y forzados a adoptar tácticas al estilo israelita, como la Operación Martillo de Hierro, que sirven más para crear resentimientos anti-Americanos, impulsar la insurgencia, y crear una fuente de potenciales bombarderos suicida para al Qaeda. Es lo peor de todos los mundosuna combinación de la ocupación israelita de la Franja Occidental, donde la acción militar para suprimir la insurgencia crea nuevos terroristas y un ciclo sin fin de violencia, con la ocupación soviética de Afganistán, donde musulmanes de toda la región (si no del mundo) se dejen ir a Irak para una yihad en contra del infiel americano. No se puede poner más feo que eso.
Traducido por Constantino Díaz-Durán para Cato Institute.