Obama pide a Europa más gasto en Defensa

Carlos Rodríguez Braun recuerda que ya desde la época de Obama, el gobierno de Estados Unidos le ha insistido a los europeos que se hagan cargo de su propia defensa.

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Por Carlos Rodríguez Braun

No es una errata. Quien reclamaba más gasto a los europeos en Defensa, y con los mismos argumentos que el agresivo y belicista Trump, era el abnegado y pacifista Obama. Justin Logan, del Instituto Cato, recordó las palabras de Obama en 2016 a propósito de los países que se aprovechaban en Europa del paraguas defensivo sufragado por los contribuyentes norteamericanos. San Barack recurrió incluso a la jerga de los economistas y aludió a los free-riders, las personas o instituciones que se benefician de un determinado bien o servicio sin asumir su coste. Dijo directamente: "Me irritan los free-riders". Y exigió a sus aliados, en especial a los británicos, que incrementaran su gasto en defensa hasta el 2% del PIB, repitiendo que hay que pagar lo que justamente corresponde: "You have to pay your fair share".

Robert Gates, que fue secretario de Defensa con Obama y antes con George W. Bush, había declarado: "La desmilitarización de Europa –donde porcentajes abultados del público y la clase política son contrarios a la fuerza militar y los riesgos que conlleva– ha sido una bendición en el siglo XX, pero en el siglo XXI se ha tornado un impedimento para lograr una seguridad real y una paz perdurable".

Pero entonces, si Obama pedía lo mismo que Trump, ¿por qué los chamanes de izquierdas y derechas ponen ahora el grito en el cielo, y antes callaban como estatuas? Pues, porque temen que este presidente yanqui tan aborrecible pueda hacer algo inusual en política: cumplir con su palabra y, más concretamente, cumplir con sus amenazas. Puede, efectivamente, reducir la onerosa factura americana de la OTAN –recibiendo, por cierto, el aplauso de muchos millones de estadounidenses que le votaron y seguramente también de muchos que no lo hicieron–. Eso explica que los mandatarios europeos de todo pelaje, desde Alemania hasta España, se hayan puesto las pilas y hayan situado ahora el gasto en defensa en el centro de la agenda pública.

Nos entretendremos los analistas con los trucos de las autoridades para vendernos las ventajas de este mayor gasto, recuperando vetustas falacias keynesianas, y con las piruetas de los medios progres, antes impecablemente pacifistas y ahora urgiendo más dinero para armas. Espejo de todo ello es Pedro Sánchez, gran defensor de la democracia, que se apresuró a sonreírle a Xi Jinping, gran amigo de las urnas –funerarias, se entiende–.

Este artículo fue publicado originalmente en The War On Prices (Estados Unidos) el 4 de abril de 2025.