Noruega no es socialista
Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes dicen que aunque Noruega tenga un estado benefactor sobredimensionado con impuestos y gasto público altos, el país sigue teniendo una de las economías más libres del mundo.
Por Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes
Mucha gente, y los socialistas de manera preponderante, han estado obsesionados con hacer creer a otras personas que Noruega es un país socialista, ante el fracaso de regímenes como Cuba, Venezuela y otros: solo mintiendo pueden presumir algo. Pero eso está muy lejos de la realidad. Si por socialismo entendemos que el estado sea dueño de empresas estatales, el control de la producción, que haga planificación de la economía y que controle los precios, entonces tal concepto no corresponde a Noruega.
Digámoslo claro: Noruega nunca ha sido un país socialista. Si bien tiene un estado benefactor muy sobredimensionado con altos impuestos y gasto público, en él se respeta la propiedad privada mediante un estricto estado de derecho, no hay expropiaciones, ni planificación estatal o barreras de entrada impuestas por la burocracia. Noruega mantiene estabilidad monetaria, sin intervención gubernamental. El país tiene un gran compromiso con el libre comercio. Noruega es además un paraíso para comenzar nuevas empresas. Ninguna de estas características de Noruega corresponden al socialismo.
Noruega es un país muy atractivo para la inversión petrolera y minera. Al respecto, la abundancia de riquezas naturales ha ayudado a su desarrollo económico, ya que tiene un alto nivel de libertad económica, lo que le ha permitido aprovecharlas en beneficio de sus poco más de 5 millones de habitantes, no de una nomenclatura como es propio del socialismo. Al respecto, Noruega no ha sufrido la maldición de los recursos naturales, por el gran desarrollo de su libre mercado. En el último reporte petrolero del Instituto Fraser, Noruega está en el ranking 14 de entre 80 países, como el más atractivo para la exploración y la producción petroleras. Las empresas extranjeras tienen que asociarse con Statoil. A su vez Statoil invierte en otros países, como en EE.UU., Canadá y en África. Por esta razón Noruega es exportador de petróleo y de gas.
Por la abundancia de cuerpos de agua, Noruega posee una gran capacidad hidroeléctrica, que a su vez se manifiesta en bajos costos para la electricidad. Por esta ventaja comparativa, Noruega es un gran productor de aluminio, ya que éste requiere el proceso de electrólisis para producir el mineral de bauxita. Esto a pesar que no hay yacimientos de bauxita en Noruega.
Veamos el informe de libertad económica del Fraser Institute y la clasificación correspondiente a Noruega. Antes, recordemos que el premio Nobel Douglass North ha declarado que el Índice Fraser es la mejor medida para una descripción de “la eficiencia de los mercados”. En él, la libertad económica se mide de 0 a 10, y donde un valor más alto indica un mayor nivel de libertad económica. En el reporte del 2019 (con información del 2017), Noruega tiene el puntaje 7,62/10 y está clasificada en el lugar 32 de 162 países. Lo que nos indica que Noruega es un país de libre mercado. Veamos los cinco componentes del Índice a detalle, aplicados al país escandinavo.
- Tamaño del Gobierno: El puntaje de Noruega en este componente es de 4,93. La razón por la cual este componente es bajo tiene varias explicaciones: Tiene una carga muy alta de gasto gubernamental: el alto gasto de gobierno equivale al 35 por ciento del consumo total. Y los subsidios como porcentaje del PIB llegan al 20 por ciento. El impuesto sobre la renta personal máximo puede llegar al 39 por ciento. Pero por otro lado, el rol de las empresas de estado está bastante mitigado. La inversión pública como porcentaje de la inversión total solo ocupa el 21 por ciento.
Este componente es el más bajo de Noruega, afortunadamente, el tamaño del gobierno es sólo 20 por ciento del puntaje de libertad económica. De cualquier manera, es útil recordar que el gran tamaño del gobierno se mitiga con una gran descentralización de funciones y gasto, a favor de los gobiernos locales.
- Estructura legal y seguridad jurídica: El puntaje de Noruega en este componente es de 8,5, entre los mejores del mundo. Hay la más alta independencia judicial, esto es: los políticos y empresarios poderosos no pueden influenciar las decisiones legales; existe una excelente protección a la propiedad privada de los noruegos, y el ejército no puede meter sus narices en el sistema legal.
En el reporte Haciendo Negocios 2019, hecho por el Banco Mundial, Noruega ocupa un lugar muy destacado (el tercero a nivel mundial) en cuanto al grado de cumplimiento de los contratos. Una perspectiva muy diferente a la situación general de América Latina, por ejemplo.
Existe certidumbre en la compra-venta de bienes y raíces, ya que el sistema de catastro es excelentísimo. Los costos de compra y venta de bienes y raíces son relativamente bajos. La policía es muy eficaz y de las mejores del mundo, por lo que la tasa de criminalidad contra las empresas es casi nula. - Acceso a moneda sólida: El puntaje de este componente es de 9,6. Esto se debe a la gran estabilidad monetaria, y el buen manejo de las variables macroeconómicas: el gobierno no interviene en la moneda, por esta razón la inflación es baja, de 1,9%, y tiene poca variación de un año a otro. En Noruega es posible tener cuentas en divisas extranjeras, prácticamente sin restricción.
- Libertad para comerciar Internacionalmente: El puntaje en este componente es de 7,6, lo cual indica una apertura al comercio internacional, y a la inversión extranjera. El arancel promedio de nación más favorecida para países miembros de la OMC es de 6,2. Recordemos que Noruega pertenece y es miembro fundador de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) que incluye a Islandia, Suiza y Liechtenstein. A su vez la AELC tiene acuerdos de libre comercio y otros tratados con la Unión Europea (UE), lo que permite una gran integración con el mercado europeo. Además de los acuerdos de libre comercio con la UE, la AELC tiene 29 acuerdos de libre comercio, cuatro se negocian actualmente y siete memorandos de cooperación mutua. Los procesos de importación exportación son transparentes, y ágiles.
Otro índice que corrobora el alto nivel de integración a los mercados mundiales de Noruega es el índice suizo KOF Globalisation, en el cual Noruega ocupa el lugar 11. - Regulaciones al Crédito, al Trabajo y a las Empresas: El puntaje en este componente es de 7,6 Destaca un alto nivel de competencia de bancos, y en las tasas de interés. Al tener finanzas sanas, el gobierno no absorbe los fondos prestables, y no pone presión en las tasas de interés.
En las regulaciones del mercado laboral, el balance es mixto. Los contratos temporales para trabajos permanentes están permitidos, pero tales contratos temporales no se pueden renovar por más de 48 meses. Cerca de la mitad de los contratos colectivos se hacen a nivel país, ya que los sindicatos juegan un papel importante. En cuestión de las horas de trabajo hay gran flexibilidad, no hay restricciones para horas extras, trabajo de noche y de fin de semana. Por otro lado, hay restricciones para los días festivos. Es posible rescindir un trabajador en tiempos de vacas flacas, sin que esto resulte en problemas legales para las empresas. Por otro lado, se requiere reentrenar un trabajador que será rescindido. Podemos resumir que hay cierta rigidez en la contratación, pero gran flexibilidad en la regulación de las horas de trabajo y el despido justificado.
En cuestión de regulaciones empresariales: Noruega ocupa el 7mo. lugar mundial en rápidez y facilidad para crear negocios; no es necesario dar sobornos para agilizar los trámites.Pagar impuestos es sencillo y transparente dado que es fácil el cálculo de impuestos.
Por su buena calidad regulatoria, Noruega es un país ideal para emprender. Aunque Noruega no es un país de bajos impuestos, si es un paraíso para hacer negocios. Los empresarios y emprendedores tienen certidumbre en torno a sus proyectos, saben que las regulaciones son claras, previsibles, eficaces y estables, lo cual permite planear a largo plazo.
En tal sentido, Noruega es un buen ejemplo de un país capitalista que ha hecho del libre mercado su principal estrategia de desarrollo, que creó riqueza antes de conformar un estado benefactor que pretende redistribuirla.