Los derechos de propiedad de los pobres necesitan ser reconocidos

Peter F. Schaefer y Clayton Schaefer sostienen que "crear un registro abierto y global de los derechos informales que reflejen el verdadero consenso entre vecinos y comunidades —no la asignación arbitraria de tierras por parte del Estado o un registro que data desde la época colonial— es la mejor manera de superar el poder de las élites corruptas y obligar a los Estados a reconocer los derechos de sus ciudadanos".

Por Peter F. Schaefer y Clayton Schaefer

Aunque la mayoría de los economistas están de acuerdo con que los derechos de propiedad contribuyen de manera fundamental al crecimiento económico y a la prosperidad ampliamente difundida, más de mil millones de hogares en países pobres todavía viven sin derechos sobre sus viviendas que sean seguros, documentados, registrados públicamente o intercambiables.

Como en los países desarrollados, las personas en los países pobres tienen la mayor parte de sus ahorros —de su riqueza— en sus viviendas. Pero a diferencia de los países desarrollados, los derechos de propiedad débiles hacen que la mayor parte de los ahorros de los pobres del mundo sean ilíquidos. Esto no es una cuestión trivial dado que el valor de estos ahorros congelados se estima que valen más de $10 billones.

Para intentar de abordar esta cuestión, los donantes occidentales han dado miles de millones de dólares a los gobiernos de los países pobres a lo largo de las últimas décadas para que intenten modernizar sus sistemas de registro de tierras, con poco éxito. Desafortunadamente, han habido incluso menos logros formalizando las propiedades que anteriormente no tenían título. En la mayoría de países, los abogados, los burócratas de carrera y los inspectores profesionales se han resistido a la necesaria simplificación de los procedimientos de registro de propiedades, mientras que las élites corruptas han utilizado cualquiera de los nuevos sistemas para registrar tierras como otra forma de capturar riqueza para ellos mismos.

Hay pocos incentivos para que las elites cambien la situación

Porque las élites en los países pobres obtienen enormes beneficios financieros y políticos del control que son capaces de ejercer sobre la asignación de los derechos sobre la tierra, hay pocos incentivos para que ellos cambien la situación.

Arrebatarle a las élites las decisiones acerca de la tierra y convertir esta cuestión en un proceso neutral, transparente y basada en el Estado de Derecho socavaría el fundamento de su riqueza y de su poder. Por lo tanto, ningún proyecto occidental, sin importar qué tan buenas intenciones tenga o qué tan bien financiado esté tiene mucha probabilidad de cambiar la corrupción institucionalizada en todos los países pobres, la cual crea una desigualdad de oportunidades en perjuicio de los pobres.

Siempre y cuando los tenedores informales de tierra permanezcan aislados, fragmentados, e invisibles, hay poca esperanza de que se de una reforma significativa. Así que la pregunta es, entonces, ¿cómo los miles de millones de informales en los países pobres crean una realidad política que sea más poderosa que los intereses de las élites? Creemos que crear un registro abierto y global de los derechos informales que reflejen el verdadero consenso entre vecinos y comunidades —no la asignación arbitraria de tierras por parte del Estado o un registro que data desde la época colonial— es la mejor manera de superar el poder de las élites corruptas y obligar a los Estados a reconocer los derechos de sus ciudadanos.

Las nuevas tecnologías están facilitando el reclamo de derechos

Ahora, la existencia de tecnologías relativamente baratas y sencillas —mapas satelitales, celulares, Internet, GPS y drones— le permiten a las comunidades alrededor del mundo reclamar sus derechos ante la vista de todos. Esto no es una práctica nueva: obtener la tenencia segura de terrenos informales está descrito en detalle en el Testamento Antiguo, mientras que en los tiempos medievales el sistema de jurados fue creado con el único propósito de saldar disputas acerca de la tenencia feudal de tierras. Pero, la nueva tecnología hace que el proceso de reclamar derechos sea más fácil. Los mapas GPS y satelitales han sido utilizados para fortalecer los derechos de propiedad desde su más temprana edad. A fines de los noventa, ONGs en Pune, India, ayudaron a las comunidades a mapear las líneas de las propiedades. Desde ese entonces esto se ha esparcido a otras ciudades de la India —incluyendo el inmenso barrio pobre de Dharavi en Mumbai— y a zonas tribales, y recientemente a unos pocos lugares en África.

¿Cómo convertirán los pobres a los mapas en un poder político que sea suficiente para formalizar su propiedad?

La pregunta es: ¿Cómo estos pobres informales convierten mapas en un poder político que sea suficiente para formalizar su propiedad? Creemos que la respuesta es que lo lograrán colocando esta información en registros informales y públicos que no reflejen simplemente el reclamo de un individuo, sino los reclamos de toda una comunidad. Aún cuando los registros resultantes serán informales, ninguna empresa promotora, agrícola, minera o maderera tendrá la libertad de simplemente negociar con gobierno central corrupto a cambio de concesiones de tierra y hacerse la ignorante acerca de los actuales ocupantes. No solo sabrán que “alguien” vive en esa tierra, sino que tendrán sus nombres, direcciones e información de contacto. Como consecuencia de esto, la única forma pacífica de desarrollar territorios de tenencia informal será haciendo que los ocupantes participen en las negociaciones.

Además, incluso un registro que es informal empezará a facilitar el crédito y el desarrollo de mercados de bienes raíces, desatando rápidamente algunos de los ahorros congelados y permitiendo que los pobres pongan en garantía sus activos y mejoren sus vidas. Conforme esta nueva economía se expanda la riqueza escondida que esta libere y el crecimiento que genere demostrará los beneficios de la formalización tanto para los pobres como para las élites. Con el tiempo, los beneficios esparcidos sumados a las demandas de los pobres recientemente empoderados deberían ayudar a promover verdaderas reformas que le den a los tenedores informales de tierras la protección de la ley.

Este artículo fue publicado originalmente en Forbes (EE.UU.) el 8 de enero de 2015.