El Salvador: El precio del odio
Manuel Hinds indica que "El FMLN o sus componentes tienen cerca de 50 años de estar inyectando odio en la sociedad salvadoreña con la esperanza de generar un guerra de clases que los catapulte a ellos al poder para establecer en el país un régimen marxista" y que "A través de su historia, el FMLN ha causado consistentemente aumentos en las tasas de pobreza del país a través de aterrorizar a los inversionistas".
Por Manuel Hinds
El FMLN o sus componentes tienen cerca de 50 años de estar inyectando odio en la sociedad salvadoreña con la esperanza de generar un guerra de clases que los catapulte a ellos al poder para establecer en el país un régimen marxista como el que existe abiertamente en Cuba o el que solapadamente se está estableciendo en Venezuela. Hay cerca de una tercera parte de la población que vota consistentemente por el FMLN que parece creer que sembrando este odio y fomentando esta lucha de clases va a mejorar su propio destino y el de los pobres de este país. Nada hay más lejos de la verdad.
El costo de esa carga de odio ha sido pavoroso, desde la terrible herida que causó en términos humanitarios y económicos la guerra que tanto buscaron porque creyeron que iban a ganar hasta el peso muerto que representa para la sociedad actual la amenaza continua de que El Salvador caerá en las garras de los que han asolado a Cuba, convirtiéndola en un campo de concentración de miseria mucho peor que la que ha existido jamás en América Latina.
La gráfica adjunta muestra la magnitud de la herida que infligió la guerra a la situación económica de los salvadoreños. Fue una herida tan profunda que el abismo que abrió con respecto al resto de la América Latina no se ha cerrado en treinta años. Hay mucha gente que cree que cuando se habla de pérdidas económicas se está hablando de perjuicios a las clases altas. En realidad, las clases que más pierden cuando hay una catástrofe como la que pinta la gráfica son las medias y pobres, particularmente las que tienen el agua a la nariz y se ahogan con las olas. A través de su historia, el FMLN ha causado consistentemente aumentos en las tasas de pobreza del país a través de aterrorizar a los inversionistas (en una época con secuestros y asesinatos y ahora con amenazas verbales), de causar desorden civil y, más recientemente, de obstaculizar desde el gobierno la actividad económica.
Se distinguen cuatro períodos en la gráfica. En el primero, que cubre los veinte años antes de la guerra, el ingreso por habitante del país creció más rápidamente que el promedio de América Latina. En el segundo, de 1978 a 1989, que casi coincidió con la guerra, el ingreso por habitante de los salvadoreños sufrió una caída catastrófica y no se movió de su nuevo nivel por casi una década. Como resultado de esta parálisis, para 1990 el ingreso por persona era igual al de 1960, treinta años antes. Es decir, además del horrible costo en términos de vidas y sufrimientos, la guerra nos quitó tres décadas de progreso.
Note en la gráfica que el ingreso por habitante promedio de América Latina también cayó en los comienzos de los ochenta y luego se estancó también por casi una década. Este fue un período en el que los precios de los productos primarios cayeron, generando una severa recesión que duró una década entera. Pero como los otros países de la región no sufrieron una guerra, la caída de su ingreso fue mucho menor y para 1990 dicho ingreso era igual al de 1976 —es decir, habían perdido 14 años, no treinta.
Fuente de datos: World Databank, Banco Mundial.
En la tercera etapa, el ingreso de los salvadoreños otra vez aumentó más rápido que el promedio de Latinoamérica, de manera que para 2004 parecía que El Salvador iba a alcanzar a la región en un par de años. Sin embargo, en la cuarta etapa, de 2009 al presente, el ingreso de El Salvador se estancó y el promedio de América Latina volvió a crecer más rápido que el de nuestro país bajo el régimen del FMLN.
Si hubiéramos seguido creciendo al mismo ritmo que el resto de América Latina, nuestro ingreso por habitante, que en 2012 fue de $3.790, habría sido de $5.795 dólares, 50 por ciento más que lo que tenemos ahora. Esto, más todo lo perdido en las décadas anteriores, pobrezas que nada va a compensar porque ya se vivieron, más el sufrimiento de una guerra terrible, son los costos del odio que inyecta el FMLN. Ya es tiempo de que la sociedad salvadoreña se de cuenta de esto.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 7 de octubre de 2013.