Tan bueno como el oro
H. David Willey, funcionario retirado de la Reserva Federal de Nueva York, dijo: “No es fácil nacer de nuevo”, enmarcando el problema central que afrontan los partidarios de volver a un patrón oro: cómo llevar a cabo un renacimiento del patrón oro. Estas declaraciones fueron hechas en ocasión de la reciente conferencia en el American Institute for Economic Research (AIER) realizada en las Montañas Berkshire en el occidente de Massachussetts.
La AIER ha estado abogando durante 70 años por un retorno al clásico patrón oro, en el cual las monedas de oro, de hecho, circulen. Sin embargo, lo que es sorprendente es que un diverso grupo de académicos, hombres de negocios e inversionistas—incluyendo por lo menos cuatro funcionarios retirados del Sistema de la Reserva Federal—se juntaron en el campus de AIER para discutir seriamente un tema sin aparente posibilidad política.
La inflación ha sido benigna por una década. Hemos estado bajo el patrón Greenspan, que últimamente ha sido visto “tan bueno como el oro”. La reciente sugerencia de Greenspan a los banqueros de que la Fed puede que necesite moverse agresivamente para combatir la inflación, ha puesto en duda aquella convicción.
Los mercados financieros han estado nerviosos por algún tiempo sobre el tema de la inflación. En una nación en guerra, la política utilizada para manejar el presupuesto federal es llevada a cabo por un presidente con una agenda domestica ambiciosa combinada con una atrevida postura de defensa. La política monetaria ha sido expansiva. Los precios del petróleo están alcanzando niveles record, al menos en términos nominales, y hay una seria amenaza a la oferta futura.
Muchos de los problemas que Ronald Reagan enfrentó cuando se posesionó en 1981 como el cuadragésimo presidente de los EE.UU. están ahora presentes, o se han anticipado. En la administración de Reagan fue la última vez que se consideró seriamente el patrón oro. En 1981, el Congreso acordó un incremento en la cuota de los EE.UU. al FMI con la condición de que fuese designada una comisión del patrón oro. El senador Jesse Helms llevó a cabo ese requisito.
La Dra. Anna J. Schwartz, quien sirvió como Directora de Staff de la U.S. Gold Comisión, proporcionó un historial conciso de las deliberaciones de esa comisión. La comisión estaba fuertemente politizada; la Fed estaba obstinadamente opuesta a regresar al patrón oro; y la administración de Reagan nunca apoyó la opción del patrón oro. La comisión emitió un informe inconcluso al Congreso el 31 de marzo de 1982.
Los proponentes del patrón oro han sido, desde hace mucho, críticos de la Dra. Schwartz por haber sido hostil al patrón oro, una acusación que ella negó tajantemente en la conferencia. Ciertamente, ella animó el espíritu de los adherentes al patrón oro diciendo que era hora, otra vez, de ver seriamente la posibilidad de regresar al patrón oro.
Entre los participantes de la conferencia de AIER había consenso en dos puntos sobre el patrón oro. Primero, las reformas monetarias vienen solo como consecuencia de crisis económicas y financieras. Nadie desear llegar a una crisis, pero algunos temen que talvez estemos en la cúspide de una. Segundo, el precio al que el oro y el dólar se convierta sería crítico para el éxito o fracaso de un retorno al patrón oro.
En el segundo punto, no hubo algún acuerdo en cuanto al precio de cambio. En un provocativo ensayo titulado “Will the Gold in Ft. Knox be Enough?” (¿Será suficiente el Oro del Fuerte Knox?) el Dr. Lawrence H. White argumenta que, a un precio de US$400 por onza de oro, habría mas que suficientes reservas de oro para regresar a un patrón oro. Otros participantes sugirieron que se requeriría un precio mayor.
En el primer punto, Lee Hoskins, ex presidente de la Reserva Federal de Cleveland, expresó las inquietudes de muchos. El banco central está otra vez atrasado en su política. La tasa de interés de fondos federales, la tasa de interés a corto plazo a la que los bancos comerciales se prestan unos a otros y la cual la Fed maneja, es demasiada baja—talvez doscientos puntos bases (dos puntos porcentuales) por debajo.
La Fed ha señalado que va a seguir una estrategia gradualista para elevar la tasa interés de fondos federales. Si el pasado es el prólogo, entonces lo que los economistas llaman la tasa de interés de “equilibrio” se elevará más rápido de lo que la Fed incrementará las tasas de interés. ( La tasa de interés de equilibrio es aquella donde no hay presión inflacionaria). Si eso ocurre, la inflación se acelerará. Entonces, la respuesta a la pregunta del Dr. White puede volverse más que un ejercicio académico.
Traducido por Nicolás López para Cato Institute.