Un poco de humildad ayudaría
Jeffrey A. Miron dice que "La razón principal de nuestra imperfecta comprensión es que los macroeconomistas y políticos no pueden 'experimentar' con la economía y esa es la única forma de conocer su verdadera estructura y determinar cómo las políticas afectan el desempeño".
Por Jeffrey A. Miron
La "crisis financiera de 2008" y la "gran recesión" que le acompañó han retado seriamente el consenso previo sobre el riesgo de tales eventos. Antes de la reciente crisis, muchos economistas estaban convencidos de que nuestra comprensión de las fluctuaciones económicas, y la habilidad de los políticos para manipular la economía, hacían del riesgo de una crisis algo menos que relevante. Estaban equivocados.
La lección crucial para el futuro es por lo tanto, la humildad: Lo que sea que creemos "saber" es más impreciso de lo que presumen los libros de texto y pronunciamientos políticos. Esto no significa que no sepamos nada útil, pero deberíamos reconocer que nuestro "entendimiento" actual podría tener grandes equivocaciones. Más de 80 años después de la Gran Depresión, por ejemplo, aún se genera controversia sobre las causas y consecuencias de ese episodio.
La razón principal de nuestra imperfecta comprensión es que los macroeconomistas y políticos no pueden "experimentar" con la economía y esa es la única forma de conocer su verdadera estructura y determinar cómo las políticas afectan el desempeño. En otras palabras, nunca se llega a observar el desenlace de la situación hipotética en la que Fannie y Freddie no extienden la concesión de hipotecas, en la que no se de un estímulo fiscal, en la que el Tesoro no lleve a cabo su Programa de Rescate a Activos Problemáticos, o en la que la Reserva Federal no realice una flexibilización cuantitativa. Por lo tanto, tal vez estas políticas ayudaron, tal vez hicieron algún daño, incluso tal vez un poco de ambas; nunca sabremos con gran certeza.
¿Cómo deberían los economistas y los políticos incorporar esta inevitable incertidumbre a sus acciones? Es difícil formular una regla general, pero una lección parece clara: Ningún grupo debería proveer garantías sólidas que tienen todo resuelto. Algunos consumidores y empresas responderán al protegerse más a sí mismos (por ejemplo, al ahorrar más para alguna eventual época difícil) y esto reducirá los riesgos en los peores escenarios.
Este artículo fue publicado originalmente en The New York Times (EE.UU.) el 2 de abril de 2012.