¿Por qué EE.UU. gasta tanto para proteger a sus prósperos aliados?

Christopher Preble afirma que "La crisis fiscal de EE.UU. ha creado una oportunidad para que el país se replantee sus compromisos en el extranjero. Se debería enfocar su poder en los intereses fundamentales y hacer un llamado a que los demás países asuman la responsabilidad de su propia defensa".

Por Christopher A. Preble

Desde hace ya algún tiempo, halcones republicanos como el senador John McCain y el congresista Howard P. "Buck" McKeon vienen diciendo que el presupuesto militar de EE.UU. es inadecuado con respecto a las amenazas que enfrenta el país. Se quejan de que, en su opinión, el presidente Barack Obama está orquestando el declive del poder estadounidense.

Algo de esto es retórica partidista. Los republicanos critican a los demócratas tal como los demócratas criticaron al presidente George W. Bush. Los halcones, sin embargo, tienen una devoción especial por el presupuesto militar. Desde su perspectiva, el gasto militar es bueno; entre más, mejor. Pero si el gasto excesivo en las fuerzas armadas y promover a EE.UU. como un policía mundial son puntos de aprobación, no deberían tener mucho de qué quejarse sobre el actual presidente.

Contrario a su usual discurso de cambio, el presidente sonó como un neoconservador cuando declaró durante su reciente discurso del Estado de la Unión que EE.UU. era, y seguiría siéndolo, la "nación indispensable" del mundo. La propuesta de Obama para el presupuesto del Pentágono, presentada la semana pasada, reafirma su intención de mantener las misiones actuales de EE.UU., incluso si no son esenciales para resguardar intereses de seguridad vitales para el país.

Mientras tanto, el último documento de estrategia del Pentágono fue cuidadosamente diseñado para convencer a aliados y adversarios por igual de que EE.UU. puede mantenerse en múltiples conflictos armados en los rincones más alejados del planeta. En conjunto, el documento de estrategia de Obama, el presupuesto y el Estado de la Unión articulan una filosofía coherente de gasto militar y compromiso mundial que podría ser agradable para los neoconservadores del Partido Republicano.

Pero poniendo de lado la política partidista, lo que los líderes de política exterior han ignorado es un argumento que podría tener un fuerte impacto en tiempos de inseguridad económica: EE.UU. dispone de impuestos que podrían invertirse de una mejor forma que en la defensa de aliados ricos que son más que capaces de protegerse a sí mismos.

La administración Obama planea retirar algunas tropas estadounidenses de Europa, pero es probable que hasta 70.000 tropas se mantengan posicionadas en el Viejo Continente. Mientras tanto, el número de tropas en Asia aumentará. Estas tropas sirven para reafirmarles a los aliados el compromiso de defenderlos. Lo cual cumple su objetivo: Los demás países no invierten lo suficiente en satisfacer sus necesidades de defensa.

El resultado final es que los estadounidenses pagan más. El presupuesto militar de la administración Obama le costará a cada estadounidense aproximadamente $2.000 el próximo año. La cifra se eleva por cientos de dólares cuando se toma en cuenta la seguridad doméstica, los pagos a los veteranos y los miles de millones de dólares almacenados en el Departamento de Energía para el inflado arsenal nuclear del país. En total, cada estadounidense tendrá que desembolsar probablemente más de $2.700 en gastos clasificados como defensa nacional. Eso es al menos dos veces y medio de lo que gastan los británicos, cinco veces más de lo que gastan los alemanes, y seis veces más de lo que gastan los japoneses.

Es difícil ver cómo esto es una buena noticia para los estadounidenses que luchan por ganarse la vida. La magnanimidad de Obama es irónica dado su énfasis en la "justicia" y "sacrificio compartido". Su discurso aparentemente no aplica a las personas viviendo fuera de EE.UU. Las tropas estadounidenses continuarán con la tarea de vigilar el mundo y los contribuyentes estadounidenses serán los que asuman el gasto.

La administración Obama ha propuesto frenar el aumento en el gasto militar. Sin embargo, el gasto militar de EE.UU. se mantendrá muy por encima de los niveles previos al 11 de septiembre del 2001. Obama está solicitando $525.000 millones para el presupuesto base del Pentágono en el 2013, más unos $88.400 millones para pagar por la guerra en Afganistán. En perspectiva, eso es más que el promedio anual durante la administración de Reagan (alrededor de $526.000 millones en dólares actuales). Raramente se escucha a los halcones republicanos hablar de Reagan como una paloma descarriada quién dejó al país vulnerable a los ataques de enemigos.

Sin embargo, si nos concentramos únicamente en las cifras del presupuesto, se pierde el panorama completo. En cambio, debemos concentrarnos en qué se gastará y por qué. La respuesta es sencilla: el presupuesto militar estadounidense es alto por estándares históricos, porque Washington no está dispuesto a reconsiderar la premisa de que EE.UU. es responsable por todo lo que sucede en el mundo, incluso cuando las situaciones no tienen relación con la seguridad estadounidense o su prosperidad.

La crisis fiscal de EE.UU. ha creado una oportunidad para que el país se replantee sus compromisos en el extranjero. Se debería enfocar su poder en los intereses fundamentales y hacer un llamado a que los demás países asuman la responsabilidad de su propia defensa.

Intuitivamente, esa maniobra podría satisfacer tanto los reclamos socialdemócratas para que "todos paguen su parte justa" y las demandas conservadoras de que el gobierno "viva dentro de sus posibilidades". Pero, dado el discurso que hemos escuchado hasta el momento, no es seguro que este ciclo electoral produzca un líder que contemple seriamente la manera más prudente de contribuir a la defensa nacional.

Este artículo fue publicado originalmente en CNN.com (EE.UU.) el 3 de febrero 2012.