La Rusia de Gorbachov
David Boaz considera que Mikhail Gorbachov cambió a Rusia y al mundo, solo que no exactamente como pretendió hacerlo.
Por David Boaz
En 1990, luego de la liberación de Europa Oriental pero mientras que Mikhail Gorbachov seguía en el poder en la Unión Soviética, visité Moscú y San Petersburgo como parte de una conferencia organizada por el Instituto Cato. Una tarde en una cena me sentaron junto a una joven rusa, una estudiante de maestría o joven investigadora. Me dijo que estaba estudiando italiano. Le pregunté por qué. Ella dijo, “¡Porque amo Italia!” Pregunté, “¿Qué te gusta? ¿La gente, el lenguaje, la comida?” Ella contestó, “¡Todo!” Luego le pregunté si ella había estado en Italia. “No”, contestó con melancolía. Y yo me sentí tan triste. Esta joven académica que ama todo lo italiano nunca había estado en Italia. Yo sabía que cualquier estudiante de maestría estadounidense estudiante el lenguaje o la cultura italiana hubiera visitado Italia.
Es una historia breve, pero es un recordatorio de la pobreza y opresión de la Rusia en la que Gorbachov llegó al poder.
Mientras estuvimos allí, las cosas estaban cambiando. Gorbachov había declarado la glasnost —apertura— y la perestroika —reestructuración. La perestroika no iba muy bien, pero la glasnost estaba en todo su apogeo. Los académicos y periodistas estaban debatiendo ideas. ¡Al Instituto Cato se le permitió realizar una conferencia titulada “La transición hacia la libertad: El nuevo reto soviético”! Académicos como James Buchanan, Peter Bauer, William Niskanen, George Gilder y Jan Winiecki hablaron al lado de académicos rusos, incluyendo a los alcaldes reformadores de Moscú y San Petersburgo (que todavía se llamaba Leningrad en ese entonces), y de los miembros del Sóviet Supremo (legislativo soviético) y del Consejo Presidencial.
El plan de 500 días para transitar hacia una economía de mercado estaba siendo debatido en el Sóviet Supremo esa misma semana. Nuestro foro público atrajo más de 800 moscovitas, y después declaré que el discurso del alcalde de Moscú Gavriil Popov acerca del declive del individualismo y los mercados libres durante el siglo XX como “el discurso más liberal que alguna vez había escuchado de un político”.
Al final del día —aunque la historia nunca termina— Gorbachov cambió a Rusia y al mundo, aunque no exactamente como pretendió hacerlo. Él pretendía hacer de la economía soviética y del régimen comunista algo sostenible. Las fuerzas que desató derivaron en el fin del Partido Comunista, la Unión Soviética, el Imperio Soviético y su mismo gobierno. La planificación central llegó a su fin, pero no fue reemplazada con una economía abierta de mercado. La escritora nacida en Rusia Cathy Young citó la declaración de 2016 de Gorbachov de que su credo era, “No a la sangre” —como se vio en su negativa a utilizar la tropas rusas para mantener a Europa Oriental bajo el gobierno soviético— y que últimamente fue “un hombre de la libertad”: “Libertad para elegir, libertad religiosa, libertad de expresión; libertad, libertad”. Aún así, señala ella, “es difícil no ver un simbolismo en el hecho de que Mikhail Gorbachov, el primero y último presidente de la Unión Soviética, murió tan solo unos meses después de la última agonía final de la nueva Rusia que el había, no siempre voluntariamente, sostenido: una Rusia de viajes y expresiones libres, de restaurantes McDonald’s y zapatos Adidas, de apertura a la cultura Occidental y los valores occidentales; una Rusia que aspiraba unirse a la comunidad global de democracias liberales”.
Esperemos que la historia no haya terminado todavía en Rusia y que el país pueda todavía encontrar su paz y libertad. Para más acerca de la conferencia de Cato, ver aquí y aquí.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 1 de septiembre de 2022.