Los estadounidenses deberían poder patrocinar a refugiados que se puedan quedar de manera permanente
Ilya Somin y Sabine El‐Chidiac proponen que EE.UU. imite y mejor el sistema canadiense de patrocinio privado de refugiados que luego pueden quedarse de manera permanente.
Por Ilya Somin y Sabine El-Chidiac
La guerra en Ucrania ha creado una de las crisis de refugiados más importantes desde la Segunda Guerra Mundial, con alrededor de 7 millones de personas huyendo del país. Mientras que algunos han vuelto desde ese entonces, y algunos se han asentado en alguna otra parte de Europa, todavía hay muchos que necesitan un asilo permanente. Desafortunadamente, el sistema estadounidense para refugiados está demostrando ser de relativamente poca ayuda.
Incluso antes del Presidente Donald Trump, el proceso de reasentamiento de refugiados era lento y engorroso, pero Trump empeoró todavía más las cosas reduciendo considerablemente las cuotas anuales para refugiados al punto bajo de 18.000 para el año fiscal 2020 y 15.000 para el año fiscal 2021, antes de que Joe Biden la aumentara, lo cual a su vez condujo a que muchas organizaciones de reasentamiento cerraran o redujeran sus operaciones. El Presidente Biden aumentó la cuota de 2021 a 62.500 en mayo de ese año —y fijó una cuota de 125.000 para 2022— pero no ha sido capaz de restaurar la infraestructura para los reasentamientos que Trump socavó. Como resultado de esto, las cuotas más altas continúan sin llegar a su tope, con un nivel históricamente bajo de 11.411 refugiados admitidos en 2021, aún cuando a muchos más les encantaría venir. Incluso en el actual año fiscal, la administración espera quedarse corta de su objetivo, reporta Axios.
La administración de Biden ha tratado de aliviar el atasco —al menos para las víctimas ucranianas de la agresión rusa— creando el programa Uniéndonos por Ucrania, bajo el cual los ciudadanos privados pueden patrocinar a los refugiados ucranianos. Los ucranianos que desean ingresar primero deben conseguir que un ciudadano estadounidense que los patrocine, este a su vez debe demostrar que puede respaldar financieramente al recién llegado durante dos años; también deben realizarse ciertos chequeos de salud y seguridad. Los ucranianos pueden buscar un permiso de trabajo pero solo se pueden quedar dos años. Los patrocinadores estadounidenses han enviado solicitudes en nombre de alrededor de 60.000 ucranianos en virtud de esta política. La administración ha prometido ayudar a que al menos 100.000 ucranianos sean reasentados.
EE.UU. hace muy poco para muy pocas personas, pero Canadá tiene un programa que vale la pena adoptar y mejorar. El programa es un comienzo decente, pero podría ser mejorado adoptando un programa canadiense similar y mejor manejado.
Desde 1979 —inspirado en el número masivo de personas desplazadas por la Guerra en Vietnam y sus consecuencias— el programa canadiense de Patrocinio Privado de Refugiados ha permitido que personas ordinarias y grupos comunitarios brinden respaldo financiero y de otra índole a los refugiados durante 12 meses (o hasta que el refugiado sea auto-suficiente, según lo que se de primero). Los patrocinadores pueden ser ciudadanos privados trabajando en conjunto (un “Grupo de Cinco”) o un grupo que sostiene un acuerdo de patrocinio con el gobierno canadiense, como una institución religiosa o una organización cultural. En lo que constituye un contraste importante con el programa estadounidense, los refugiados se pueden quedar permanentemente luego del periodo de patrocinio, y el programa no está limitado a las personas de naciones específicas. La combinación de asistencia monetaria con un respaldo más personal, como ayudar a los refugiados a encontrar clases de idiomas o inscribir a sus hijos en escuelas, le da a los refugiados la oportunidad de establecerse adecuadamente. Los beneficiarios de ayuda privada deben ser un refugiado como lo define las Naciones Unidas (o según ciertos criterios adicionales). En 2022, el objetivo de Canadá para refugiados patrocinados por privados es de 31.255 mientras que el objetivo para refugiados patrocinados por el estado es de 19.790. En relación al tamaño de la población de Canadá —justo sobre una décima de aquella de de EE.UU.—estas cifras son varias veces más altas per cápita que la cuota insatisfecha de Biden de 125.000.
Los refugiados patrocinados por privados suelen ser mejor educados que los refugiados asistidos por el estado, pero incluso luego de controlar para esas variables, un estudio canadiense reciente encontró que los refugiados respaldados por privados tenían tasas de empleo e ingresos más altos que aquellos respaldados por el estado.
El programa canadiense es superior al Uniéndonos por Ucrania de EE.UU. en parte porque ofrece a los refugiados una solución permanente. ¿Cuántos ucranianos admitidos bajo el programa estadounidense serán capaces de irse a casa en dos años? La guerra entre Rusia y Ucrania muestra pocas señales de estarse acabando, e incluso si se acabar mañana, muchos ucranianos puede que no sean capaces de volver a ciudades y viviendas destruidas. Las crisis de refugiados anteriores, como aquellas desencadenadas por la guerra civil de Siria, dejan claro que muchas personas obligadas a huir de zonas de guerra necesitan viviendas nuevas y permanentes.
Abrir el reasentamiento permanente a personas que se enfrentan a una multitud de peligros alrededor del mundo, como Canadá lo hace, tiene más sentido que un programa temporal apuntando a una nacionalidad. Considere tan solo un ejemplo, EE.UU. debería abrir sus puertas a los rusos que huyen de la opresión cada vez mayor del régimen de Vladimir Putin. Deberíamos darle la bienvenida a las personas que huyen de la guerra y de la represión, sin importar su raza, étnea o nacionalidad.
Crear un programa más parecido al de Canadá podría ayudar a EE.UU. a satisfacer la imperativa moral de ayudar a los ucranianos y otros refugiados (permanentemente, no solo temporalmente). También ayudaría a avanzar los intereses económicos y estratégicos de EE.UU. Los estudios encuentran que los migrantes estimulan la economía estadounidense y contribuyen de manera desproporcionada a la innovación científica y tecnológica, y que incluso los refugiados son contribuyentes netos al tesoro público. Adicionalmente, aceptarlos priva a los gobiernos hostiles de valiosos recursos humanos y fortalece nuestra posición en la guerra internacional de ideas en contra de Putin y otros autoritarios. Los refugiados de las naciones aliadas, como Ucrania, también pueden ayudar a sus países de origen enviando remesas a casa y fomentando la liberalización política; los estudios indican que tener una diáspora en democracias liberales desarrolladas muchas veces tiene un efecto liberalizador sobre los países de origen. Considerando todas estas ventajas, sostenemos que no debería haber un límite sobre el número de refugiados patrocinados por privados—o, si los factores políticos exigen uno, ese límite debería ser muy generoso.
Adoptar una versión del sistema canadiense también podría ahorrar el dinero de los contribuyentes. Los patrocinadores canadienses privados muchas gastan $28.000 o más para respaldar a los refugiados y sus familias durante ese crucial primer año (alrededor de lo que el estado gasta en los refugiados que ayuda). Los refugiados patrocinados no califican para recibir asistencia social durante el periodo del patrocinio, a menos que el patrocinador rompa el acuerdo, en cuyo caso el gobierno puede exigir el reembolso del grupo patrocinador.
El sistema canadiense de patrocinios privados sí tiene algunos defectos. Limitar el programa, como Canadá lo hace en algunos casos, a personas que satisfacen su definición estricta de refugiado, como lo define las Naciones Unidas, es discutiblemente demasiado oneroso. La definición de la ONU cubre solo aquellos cuya “vida o libertad se vería amenazada por cuenta de su raza, religión, nacionalidad, membrecía de un grupo social particular o alguna opinión política”. Muchas personas que huyen de la guerra, en lugar de la represión basada en la raza o la religión —incluyendo a muchos migrantes ucranianos actualmente— no encajan dentro de estos parámetros. EE.UU. haría bien en omitir dichas limitaciones.
El reasentamiento permanente y privado de refugiados permitiría a EE.UU. mejorar su malogrado sistema de refugiados, ayudando así a muchas más personas, ahorrándole dinero al contribuyente, y promoviendo los intereses estratégicos y económicos de EE.UU. Deberíamos aprender del ejemplo de Canadá —y mejorarlo.
Este artículo fue publicado originalmente en The Washington Post (EE.UU.) el 19 de julio de 2022.