Centros de Progreso, Parte 21: Boloña (Universidades)
Chelsea Follett destaca la importancia de la ciudad la Boloña medieval como el sitio de la primera universidad del mundo.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos la edición No. 21 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org denominada Centros del Progreso. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. En esta columna proveeremos una introducción breve a los centros urbanos que fueron el lugar de grandes avances en la cultura, la economía, la política y la tecnología, etc.
Nuestro Centro del Progreso No. 21 es Boloña, el hogar de la primera universidad (comúnmente reconocida) y la universidad más antigua en funcionamiento del mundo. La Universidad de Boloña, que se dice tradicionalmente que fue fundada en el año 1088, fue la institución más temprana en otorgar títulos y promover la educación superior en la forma de una universidad moderna.
Hoy Boloña es la séptima ciudad más poblada en Italia y es el hogar de más de un millón de personas. El símbolo de la ciudad son le Due Torri (las Dos Torres), unas estructuras de piedra que datan desde entre 1109 y 1119, respectivamente (Una escasez de documentación de esa época significa que las fechas exactas de construcción siguen siendo un misterio). A pesar de soportar daños por el bombardeo de 1944, el centro histórico de la ciudad de Boloña permanece en gran medida intacto y, con 350 acres, es el segundo conjunto arquitectónico medieval más grande de Europa. Las importantes plazas históricas no están dominadas por las estatuas de generales o figuras políticas, sino de tumbas y memoriales de profesores medievales. Aunque menos popular con los turistas que Florencia, Venecia o Roma, Boloña tiene una creciente industria de turismo. Otras industrias locales destacadas incluyen la energía, la maquinaria, el refinamiento y empaquetamiento de productos agrícolas locales, la moda y la industria automotriz. La ciudad es la sede tanto de Ducati, una empresa de motocicletas, y de Lamborghini, que produce autos deportivos de lujo.
La ciudad tiene tres apodos: La Rossa (la roja) por su impresionante arquitectura medieval, definida por techos rojos y pórticos terracotta rojos, protegidos por la UNESCO, que hacen que sea posible transitar gran parte de la ciudad permaneciendo en la sombra (Boloña también tiene una reputación de tener un sesgo hacia la izquierda en la política, dándole a su nombre un significado doble); la Dotta (la instruida) por su larga tradición de devoción al conocimiento y por sus muchos estudiantes universitarios, así como también por su status como la ciudad que produjo la primera universidad; y La Grassa (la gorda) como un reconocimiento de las innovaciones culinarias de la ciudad y su reputación como una de las capitales gastronómicas de Italia.
Las contribuciones de Boloña a la cultura mundial de la gastronomía son significativas. La ciudad le da su nombre a la salsa boloñesa, una salsa de pasta a base de carne que es popular en la cocina italiana y que data al menos desde el siglo 18. Sus variaciones son servidas en restaurantes italianos alrededor del mundo. Pero la ciudad es tal vez más famosa en el mundo anglosajón como el origen de la carne procesada conocida como salchicha de Boloña.
La salchicha de Boloña es una variación de la salchicha de mortadella de Boloña, la cual puede que se haya originado tan temprano como en el siglo 14. Tanto la mortadella como la salchicha boloñesa se elaboran a base de carne de cerdo molida y curada con el calor. Los inmigrantes italianos que vinieron a EE.UU. popularizaron la salchicha de Boloña a principios del siglo 20. Un producto barato elaborado con los retazos del cerdo restante, la salchicha de boloña también ha llegado a significar en inglés un “sinsentido” (‘baloney’). Eso es irónico dado que, lejos de promover el sinsentido, la ciudad de Boloña alentó la búsqueda de la humanidad de la verdad mediante la educación superior.
Boloña goza de una ubicación idónea en medio de tierras bajas fértiles junto al Río Reno —hasta el día de hoy esta es una de las principales regiones agrícolas de Italia. Por lo tanto no sorprende que Boloña fue habitada por primera vez desde el siglo 9 AEC.
La ubicación deseable de la ciudad significó que esta era frecuentemente conquistada por extranjeros. La ciudad Etrusca original de Felsina (como Boloña se llamaba en ese entonces), cayó ante los galos en el siglo 4 AEC. Siendo un pueblo celta, ellos denominaron al asentamiento Bona, que significa “fortaleza”. En 196 AEC, Bona se convirtió en un puesto fronterizo portando el nombre latinizado de Bononia, del cual se deriva el nombre Boloña. Después de la caída del Imperio Romano, Boloña fue saqueada y ocupada repetidas veces por Visigodos, Hunos, Góticos y Lombardos. La ciudad luego fue conquistada por los Francos, liderados por el Rey Carlomagno, en el siglo 8. Los húngaros saquearon la ciudad en el siglo 10.
Para el siglo 11, Boloña buscó escapar del gobierno feudal y convertirse en una comuna libre, con el refrán Libertas (“libertad”). Exactamente cuando Boloña realizó esa transición es desconocido, pero la constitución más antigua de la ciudad que sobrevivió data de 1123. Sin embargo, la ciudad no siguió siendo independiente por mucho tiempo, conforme varios hombres nobles en guerra durante los periodos italianos del medioevo y el Renacimiento lucharon por el control de la ciudad.
Mientras que los registros medievales limitados hacen que ciertas fechas sean inciertas y que el orden preciso de los eventos sea poco claro, en algún momento durante el siglo 11 Boloña se convirtió en el centro de un revivido interés por la educación superior, particularmente por el estudio del Derecho. Los estudiantes laicos de alrededor de Europa iban a Boloña para estudiar Derecho bajo un jurista destacado conocido como Pepo, un experto en las compilaciones del Derecho Romano de Justiniano I el Grande.
Luego de llegar, los estudiantes extranjeros se enfrentaban a las discriminatorias leyes de la ciudad. Boloña permitía el castigo colectivo, la acusación de cualquier extranjero con los crímenes y deudas de sus compatriotas. La ciudad podía, en otras palabras, tomar la propiedad de un francés para pagar la deuda de otro francés, y castigar a un húngaro por un crimen cometido por otro húngaro. Como Italia todavía no era una unidad política unificada, muchos grupos que hoy son italianos, como los sicilianos, contaban como nacionales extranjeros y también estaban sujetos al castigo colectivo en Boloña.
El creciente cuerpo de estudiantes extranjeros de Boloña decidieron intentar de cambiar las normas respecto del castigo colectivo que hacían de la residencia en la ciudad algo peligroso para los que no eran nativos. Ellos formaron un gremio, una especie de sociedad de mutua ayuda, conocida como la universitates scholarium. El gremio contrataba a académicos legales para darles una instrucción organizada a los estudiantes, y eventualmente peticionó de manera exitosa ante el Emperador Católico y Romano Federico I (1122-1190) para que este ayudara en su causa. Federico I emitió un estatuto que reconocía oficialmente a la Universidad de Boloña. Conocido como el authentica habita, el estatuto concedía la protección a los académicos extranjeros de Boloña del castigo colectivo y les daba el derecho a la “libertad de movimiento y viajes por motivos de estudios”. Las palabra universitas, que significaban gremio en el Latín tardío, fue acuñada para describir a la organización y nos dio el sentido moderno de la palabra universidad.
Como las universidades de hoy, la Universidad de Boloña desarrolló departamentos separados para distintos campos de estudio, como la teología, el Derecho, la medicina, y la filosofía. Al igual que las universidades de hoy, la Universidad de Boloña designó requisitos para obtener un título y otorgó títulos de bachillerato, maestría, y doctorado. Al ser pionera en el modelo de instrucción de la universidad, la Universidad de Boloña ayudó a la humanidad a realizar avances en muchas áreas—pero especialmente en los estudios legales. Muchas veces se dice que Pero es el primer instructor legal de la universidad.
Pepo pronto fue superado por su estudiante Irnerius (c. 1050-después de 1125), quien luego dio clases en la Universidad de Boloña. Originalmente fue un estudiante de retórica y didáctica. Su patrocinadora rica, uno de las nobles más poderosos de Italia en ese entonces, Matilda de Toscana (c. 1046-1115), lo convenció a cambiarse de facultad y estudiar jurisprudencia. Apodada lucerna juris (“linterna del derecho”), al trabajo de Irnerius se le atribuye crear gran parte de la tradición romana de Derecho. Sus glosarios acerca del antiguo código romano de Derecho ayudaron a avanzar el derecho medieval, que algunas veces era desordenado y contradictorio, en el camino de convertirse más sistemático y racional como el antiguo sistema legal romano. Los estudiantes más famosos de Irnerius —Bulgaro, Martino, Ugo, y Jacopo— llegaron a ser conocidos como los Cuatro Doctores de Boloña. Cada uno supuestamente tenía un enfoque distinto de la filosofía legal.
Para fines del siglo 12, la Universidad de Boloña mantenía el título incuestionable de ser el principal centro de educación superior en Europa, particularmente para estudios legales, atrayendo una porción cada vez mayor de estudiantes internacionales de élite de alrededor de todo el continente. El inglés Thomas Becket (c. 1120-1170), un famoso Arzobispo de Canterbury que buscó preservar la independencia del Estado y de la Iglesia, y que es ahora admirado como un santo-mártir tanto en la Iglesia Católica como en la Anglicana, estudió Derecho en la Universidad de Boloña durante su juventud. Los florentinos Dante Alighieri (c. 1265-1321) y Francisco Petrarca (1304-1374) también estudiaron en la Universidad de Boloña. Otros ex-alumnos famosos incluyen a cuatro anteriores papas. Todavía otro ex-alumno célebre fue el holandés Erasmo de Rotterdam (1469-1536), un campeón temprano de la tolerancia religiosa y de la paz, y probablemente un héroe del progreso.
Desde el siglo doce hasta el siglo quince, la universidad tuvo entre tres mil y cinco mil estudiantes. Hoy, la universidad tiene más de 86.000.
La Universidad de Boloña también se dice popularmente que fue la primera universidad en otorgar un título a una mujer y permitir que una de clases de nivel universitario. Según la tradición, en 1237, una mujer noble llamada Bettisia Gozzadini (1209-1261) se graduó luego de estudiar filosofía y Derecho y empezó a dictar la cátedra de jurisprudencia en 1239.
Si Gozzadini de hecho se graduó de Boloña generó controversia en los 1700s. El escritor Alessandro Machiavelli (1693-1766) buscó proveer evidencia (posiblemente falsa) del logro de Gozzadini para lograr respaldar la solicitud de la Condesa de Boloña Maria Vittoria Delfini Dosi para recibir un título de Derecho. A pesar de los esfuerzos de Machiavelli, la solicitud de la condesa últimamente fue negado. Los académicos hombres que se oponían a la idea de concederle a las mujeres títulos busca descartar Gozzadini como una leyenda popular. Los escasos registros del periodo medieval hacían que la verdad fuera difícil de discernir.
Dicho esto, la Universidad de Boloña empleó a la primera profesora universitaria con un salario, la física Laura Bassi (1711-1778). A ella se le atribuye popularizar la mecánica Newtoniana en Italia. También fue la primera mujer en obtener un doctorado en ciencias y solo la segunda mujer en recibir cualquier título de doctorado. El doctorado de Bassi también fue de la Universidad de Boloña.
Boloña se jacta de muchos logros en campos tan diversos como la arquitectura y la gastronomía. Pero crear la primera universidad del mundo ha sido la contribución característica de Boloña al progreso humano. Las universidades han ayudado a promover la academia, la innovación y la educación superior desde ese entonces. Al promover el estudio del Derecho, en particular, Boloña ayudó a la humanidad en su búsqueda de un mejor sistema de justicia.
El lema de la universidad traducido dice, “San Pedro es en todas partes el padre del Derecho; Boloña es su madre”. El nombre completo de la universidad es Alma Mater Studiorum Università di Bologna, o “La Madre Estimulante de los Estudios Universidad de Boloña”. De ese nombre, obtenemos el término alma mater, popularmente utilizado por los graduados universitarios alrededor del mundo para referirse a cualquiera que sea la universidad a la que asistieron. Pero la madre de todas las universidades es Boloña. Por haber sido el lugar de nacimiento del sistema moderno de universidades, la Boloña medieval es con justa razón nuestro Centro de Progreso No. 21.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 4 de febrero de 2021.