¿Reducir la inmigración para elevar los salarios? Si solo fuera tan sencillo...
Ryan Bourne indica que no solo cualquier restricción que logre salarios más altos en algunos sectores conducirá a precios que compensen esa alza en otros, sino que la evidencia del corto y largo plazo no aporta señal alguna de que los cambios en la inmigración aumentarán de manera significativa la compensación para el cohorte de baja calificación.
Por Ryan Bourne
¿Acaso reducir el flujo de trabajadores inmigrantes elevar la calidad de vida de los trabajadores de ingresos bajos? Boris Johnson parece pensarlo. En su discurso ante la conferencia del Partido Conservador, el Primer Ministro afirmó: “No vamos a respaldar el mismo viejo modelo manirroto de ingresos bajos, crecimiento bajo, baja calificación y productividad, todas estas instigadas y asistidas por la inmigración descontrolada”.
La escasez de trabajadores en hospitalidad, agricultura, y conductores de vehículos pesados ya han elevado la remuneración para algunos trabajadores. Esto ha sido mostrado como algo que refleja las semillas de un nuevo modelo económico. Restringir inmigración es ahora incluso considerado por algunos conservadores como una herramienta clave para obligar a las empresas a realizar inversiones en automatización que hará que los trabajadores ingleses sean más productivos.
Es difícil no enfatizar el cambio de pensamiento necesario para que los Tories que crecieron bajo Thatcher creer que “las restricciones por el lado de la oferta son buenas para la economía, de hecho”. Pero ya sea producto de una genuina convicción o simplemente de un intento de darle un giro positivo a los eventos, los conservadores deberían tener cuidado de usar la disrupción actual como una señal de un cambio deseable del paradigma para fijar los salarios.
No solo porque la pandemia está provocando muchos de los actuales problemas en los mercados laborales, con pocas señales de que estas tendencias derivarán en cualquier alza duradera de salarios, sino porque hay escasa evidencia de que restringir el flujo de trabajadores de la Unión Europea (UE) resultará en un alza de los salarios en general.
Primero, los mercados laborales están en jaque en gran medida debido a que el COVID-19 y las cuarentenas han sacudido severamente las demandas de los consumidores, las ubicaciones de los empleos, y los objetivos de carrera de las personas. La actividad está migrando gradualmente para reflejar estas nuevas tendencias.
En EE.UU., hemos visto altos niveles de vacancias y salarios en alza en industrias como hospitalidad, agricultura, y conducción de camiones durante meses. De manera que, claramente, lo que está pasando hoy no tiene que ver principalmente con Brexit o la política migratoria.
Denominé estre proceso relacionado con el COVID-19 “la economía de la reubicación” en mi libro. El shock de la pandemia ha alterado las decisiones de muchos hogares acerca de cuándo jubilarse, si obtener o no una educación superior, o la conveniencia de permanecer en sus actuales empleos que requieren un traslado largo hacia el lugar de trabajo.
Si, ha habido un éxodo de trabajadores de origen de la UE debido a esta turbulencia y al Brexit, también, que ha ejercido presión sobre ciertos sectores con una gran porción de trabajadores inmigrantes. Los salarios y precios, sin embargo, siempre iban a ser volátiles conforme estos desequilibrios entre la oferta y la demanda se desplegaban a lo largo de la economía.
“¡Simplemente eleven los salarios e inviertan en trabajadores para resolver la escasez!” dicen los economistas de teclado a las industrias que luchan por contratar. Una escasez de trabajadores (estando todo lo demás igual) de hecho elevará la compensación dentro de los mercados afectados, como hemos visto en las granjas de pollos y los conductores de vehículos pesados.
Pero los salarios son un costo de las empresas, no solo algo que los empleadores pueden ajustar sin consecuencias. Como reacción, las empresas que buscan obtener ganancias elevarán los precios, reducirán los beneficios para los trabajadores, reducirán los servicios, o abandonarán el sector permanentemente si las ganancias son reducidas demasiado por el precio más alto del trabajo. Esto es el capitalismo: no hay almuerzos gratis.
Este es el error crucial cometido por aquellos que creen que prohibir el acceso de trabajadores a ciertas industrias de alguna manera será “bueno” para la economía. Esta sería una evaluación a medias de los efectos.
Una escasez inducida por la política pública de conductores de vehículos pesados podría elevar el nivel de salarios para los conductores de vehículos pesados. Pero los conductores de vehículos pesados más caros implican costos de transporte más altos, resultando en un precio más alto en los productos para los consumidores, menos entregas, o sustituciones hacia otros métodos de transporte. Los conductores de vehículos pesados empleados bien puede que resulten beneficiados en términos reales. Pero otros en la economía serán perjudicados, enfrentándose a precios más altos o a servicios menos confiables. Los más pobres bien podrían acabar subsidiando estos salarios más altos para los conductores si estos derivan en, por ejemplo, precios más altos de los alimentos.
En respuesta a este argumento, algunos dicen que solo las restricciones migratorias inducirán a las empresas a invertir para lograr un crecimiento en su productividad en el futuro que eventualmente beneficie a todos. Pero alentar inversiones que de otra manera no tendrían sentido económico mediante la creación de una escasez de trabajadores claramente nos perjudica a todos en general, no nos beneficia. Las ganancias determina la adopción de tecnologías que mejoran la eficiencia. Obligar a las empresas a lidiar con una falta de insumos inclinando la balanza en contra de las prácticas empresariales más rentables no puede ser “bueno” en un nivel agregado, o entonces las empresas ya hubiesen realizado cambios en esa dirección.
Al sugerir lo contrario, los conservadores se arriesgan a caer por ese tipo de relatos fantasiosos de la izquierda acerca de la economía de la oferta, quienes hablan de la regulación como una fuente de innovación. Es el proceso de pensamiento que dice que el salario mínimo puede ser elevado a £15 por hora, y que esto de alguna forma será una bonanza para el crecimiento de la productividad (algo que todavía está por ser observado luego de más de una década de alzas en el salario mínimo).
Para ser claro: las restricciones migratorias bien puede que eleven la remuneración real en algunos sectores. Esto es más probable que suceda en industrias en las que los trabajadores de la UE competían directamente con los trabajadores británicos y dónde la presencia de más nacionales de la UE no elevaba significativamente la demanda de los productos y servicios en cuestión.
Pero no hay una cantidad fija de trabajo, ni razón para creer que la migración de la UE reducía los salarios de manera significativa al nivel agregado. Dónde los trabajadores extranjeros complementan las habilidades existentes, solventan una escasez, o crean nuevos productos y demanda, estos también pueden aumentar la productividad y los salarios. Por esta razón, en general, los estudios regularmente han encontrado poco efecto de los flujos migratorios de la UE sobre los salarios de los nativos.
Incluso el famoso estudio del Banco de Inglaterra que analizó el impacto según grupos clasificados según su calificación implicaba que la inmigración durante más de una década podría haber reducido la remuneración real para los trabajadores de baja calificación en el sector de servicios en alrededor de 1%. Esto debe ser comparado con los beneficios del libre flujo de personas, incluyendo productos más baratos y una productividad fortalecida por el espíritu emprendedor que llega con otros inmigrantes.
Los efectos estadísticos de la inmigración sobre los salarios simplemente palidecen en comparación con otros factores de oferta y demanda. La remuneración en efectivo media a lo largo de toda la economía ha crecido en un 9,8 por ciento entre septiembre de 2019 y 2021. A pesar de toda la habladuría acerca de los efectos de la escasez, todavía hay escasa señal de una amplia bonanza en los sueldos para los sectores de baja calificación. Los datos PAYE de HRMC muestran un crecimiento más bajo de 5,9% en la remuneración media para “transporte y almacenamiento” y un mero incremento de dos por ciento en “servicios de acomodación y alimentos” durante los últimos dos años, el último de los cuales experimentó un declive en términos reales. Si, la oferta laboral obviamente perjudica los niveles de salarios, pero eso demuestra el poder de los cambios en la demanda también.
En el fondo, la mayoría de los conservadores saben esto. El gobierno ya ha renunciado a se ha rendido ante los trabajadores del sector avícola y los conductores de vehículos pesados, tomando acciones para liberalizar al menos algunas visas en un reconocimiento de la continua disrupción. Pero están limitándose al implicar que acabar con el movimiento libre es clave para elevar los salarios de aquellos con baja calificación. No solo cualquier restricción que logre salarios más altos en algunos sectores conducirá a precios que compensen esa alza en otros, sino que la evidencia del corto y largo plazo no aporta señal alguna de que los cambios en la inmigración aumentarán de manera significativa la compensación para el cohorte de baja calificación.
Este artículo fue publicado originalmente en Conservative Home (Reino Unido) el 21 de octubre de 2021.