Diez razones para no atacar Irak

Por Ivan Eland

Aunque el presidente Bush no ha decidido formalmente invadir a Irak, los golpes de pecho que se han dado los "halcones" de alto rango de la administración en los medios de comunicación han alcanzado un punto culminante. Y aunque desde el 11 de septiembre los "halcones" han tratado de presentar como pocos patriotas a aquellos que han levantado inquietudes sobre tal invasión, un análisis cuidadoso sugiere que una acción con altos niveles de testosterona debería ser evitada por 10 razones:

1.- Se podrían perder un gran número de vidas en Estados Unidos y el extranjero. El Secretario de Defensa de Estados Unidos Donald Rumsfeld admite que Irak posee armas biológicas y químicas. Enfrentado con la destrucción de su régimen (y posiblemente con su propia muerte), Saddam Hussein tendría todos los incentivos para usar dichas armas contra las fuerzas norteamericanas, Israel, los campos petroleros e inclusive el territorio de Estados Unidos. Si los andrajosos terroristas de al Qaeda pudieron operar en territorio estadounidense por un período de años sin ser detectados, los agentes de inteligencia iraquí, quienes están mejor entrenados, podrían tener la capacidad de contrabandear armas químicas y biológicas (y quizá ya lo estén haciendo) en territorio estadounidense. El ejército norteamericano ha mostrado poco entusiasmo sobre una invasión a Irak por el temor a un gran número de bajas producto de las batallas urbanas o el uso del armamento iraquí de destrucción masiva.

2.- La ocupación de un país islámico por parte de Estados Unidos serviría de cartel de reclutamiento para los terroristas islámicos. Debemos recordar la movilización mundial de radicales islámicos para combatir a los soviéticos en Afganistán. Una invasión a Irak caería de maravilla en los propósitos de al Qaeda. Los terroristas esperan una respuesta entrometida y excesiva por parte de su adversario para que así puedan reclutar a más seguidores.

3.- Invadir y ocupar a Irak distraería al gobierno norteamericano de su tarea fundamental de destruir a un enemigo que de hecho ha atacado el territorio de Estados Unidos: al Qaeda. Los servicios de inteligencia norteamericanos aparentemente no poseen evidencia contundente que ligue a Irak con los ataques del 11 de septiembre. ¿Cómo una invasión sin provocaciones de Estados Unidos a Irak, sin el apoyo de la comunidad internacional, puede ser relevante en la guerra legítima contra el terrorismo?

4.- La amenaza de Irak es exagerada. Otros países despóticos tienen o están desarrollando armas de destrucción masiva (Siria, Libia, Corea del Norte, Irán, Pakistán y Arabia Saudita), han invadido a sus vecinos (Siria, Libia y Corea del Norte), e inclusive han utilizado armas químicas (Libia en su invasión a Chad en los ochenta). Además, el ejército iraquí ha sido devastado por la Guerra del Golfo y una década de sanciones. Los estadounidenses deberían preguntarse por qué su país-a medio mundo de distancia-está más preocupado por la amenaza iraquí que los propios vecinos de Irak.

5.- Los grupos terroristas que Irak apoya no enfocan sus ataques en Estados Unidos. Dichos grupos atacan objetivos en el Medio Oriente.

6.- Aunque poco satisfactoria, la política norteamericana de contención ha funcionado. Si Estados Unidos pudo contener exitosamente a una superpotencia (URSS) por más de 40 años hasta que ésta cayó por su propio peso, pueden seguir conteniendo al dictador de una nación pobre y pequeña hasta que éste muera o sea derrocado.

7.- Una invasión estadounidense a Irak podría desestabilizar o provocar la caída de gobiernos amigos en Turquía, Jordania, Egipto, Kuwait y Arabia Saudita. Poblaciones islámicas enardecidas podrían levantarse contra dichos regímenes, los cuales son aliados estrechos de Estados Unidos.

8.- Estados Unidos podría ser aislada diplomáticamente o tendría que utilizar grandes cantidades de capital diplomático para ganar apoyo para la invasión. Las naciones islámicas amigas antes mencionadas-cuyos territorios son necesarios para lanzar una invasión-y los aliados europeos tienen casi en su totalidad poco entusiasmo sobre tal operación militar. Estados Unidos tuvo que ofrecerle a Turquía cerca de $5.000 millones en condonación de deudas y otros incentivos financieros con tal de obtener un apoyo renuente para un ataque norteamericano a Irak.

9.- En un período de recesión económica y números rojos para el gobierno estadounidense, una invasión y una ocupación a largo plazo de Irak podrían costar miles de millones de dólares, arruinar el presupuesto y tirar a la economía de este país por la borda. La Guerra del Golfo costó $80.000 millones (en dólares del 2002). Ya que Estados Unidos muy probablemente se vea enfrentado con una ocupación prolongada de Irak con el fin de estabilizar al país después de la invasión, el costo seguramente subirá para entonces. Y a diferencia de la Guerra del Golfo, no se puede esperar apoyo financiero de otros países para sufragar los costos.

10.- La amenaza de guerra en el Medio Oriente o la pérdida de producción producto del combate podrían causar que el precio del petróleo se vaya por las nubes. Combatir en Irak podría reducir la producción de petróleo ahí, tal y como lo haría cualquier ataque iraquí con armas de destrucción masiva contra pozos petroleros ubicados en Kuwait y Arabia Saudita.

Luego de un análisis sobrio, uno debe concluir que las autoridades de la administración Bush deberían detener los tambores de guerra y escuchar los consejos mesurados de aquellos en el ejército que tendrían que pelear y morir en dicha guerra. La supervivencia de Hussein en los 11 años posteriores a la Guerra del Golfo-combinada con su satanización por parte de tres administraciones estadounidenses-ha llevado a muchos a sobreestimar la amenaza que representa ese déspota y a subestimar los costos de abandonar la política de contención que lo ha detenido efectivamente.

Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.