La amenaza izquierdista a la prosperidad peruana
Mary Anastasia O'Grady describe la participación de Humala en dos golpes de Estado y considera que su plan de gobierno eliminaría las políticas que han logrado que la pobreza en el Perú haya sido recortada a la mitad durante los últimos 20 años.
Si el socialista y nacionalista Ollanta Humala derrota a la populista de centro-derecha Keiko Fujimori en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales peruanas el 5 de junio, el Partido de los Trabajadores de Brasil merecerá mucho del crédito. Las implicaciones para la región son alarmantes.
Humala no tiene de ninguna manera la victoria asegurada. En los días posteriores a su victoria en la primera vuelta con 30% de los votos, sus números mejoraron. Pero la semana pasada, una encuesta de Ipsos Apoyo mostró que el respaldo que recibe cayó de 42% a 39%. Mientras tanto, el apoyo de Fujimori pasó de 36% a 38%. Con 10% de indecisos, la carrera está hoy estadísticamente empatada.
Aun así, el fuerte respaldo que recibe Humala en un país cuyo perfil económico está mejorando como Perú, requiere una explicación. Puede ser encontrada en Brasil.
El PT —como se conoce al Partido de los Trabajadores en Brasil— ha dedicado más de dos décadas a cultivar, organizar y coordinar a diversos sectores de la extrema izquierda de América Latina. Es el fundador del Foro de São Paulo, un conglomerado de nacionalistas, socialistas y comunistas de la región que, habiendo visto caerse el Muro de Berlín, se ha agrupado para trabajar para el renacer de sus ideales totalitarios.
A lo largo de los años, los compañeros de ruta han incluido a Cuba, el grupo terrorista colombiano FARC y al venezolano Hugo Chávez. Ahora, miembros clave del partido están trabajando en Perú, tras bambalinas, para hacer que Humala sea el próximo presidente del país.
Perú es un asunto urgente en el radar de los revolucionarios porque la situación de los pobres allí ha mejorado mucho. A partir de la presidencia del padre de Keiko, Alberto Fujimori (1990-2000), sucesivos gobiernos han apoyado una economía más abierta y una moneda estable. Todos los sectores de la sociedad se han beneficiado. Jaime de Althaus, un periodista peruano y autor de La revolución capitalista en Perú (publicado en 2008), hizo notar el 15 de abril en una columna publicada en el diario peruano El Comercio que la pobreza ha sido recortada a la mitad en los últimos 20 años. También observó que en la última década el ingreso de los peruanos más pobres se ha incrementado casi el doble de rápido que el de los más ricos.
Sin embargo, la corrupción es una explicación para el descontento con el status quo. Pero Humala dista de parecer el antídoto. Como oficial del Ejército en 2000, encabezó un levantamiento militar contra Fujimori y sostuvo que lo había hecho porque el presidente era dictatorial y corrupto. Pero otros que estuvieron cerca de la situación dudan de esas elevadas razones. Un escéptico es Marco Miyashiro, que era un policía de alto rango en ese entonces. En abril, describió el intento de golpe de 2000 como nada más que un "show" planeado para crear una distracción para que el jefe del Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos, pudiera escaparse del país para evitar ser procesado por delitos.
En 2005, Humala era agregado militar peruano en Corea del Sur cuando su hermano Antauro intentó otro golpe, esta vez contra el presidente Alejandro Toledo. Desde Seúl, Ollanta llamó a una estación de radio en Lima para decir que respaldaba las acciones de su hermano. Cuatro policías murieron.
Este errático y violento pasado no es el único problema. La plataforma nacionalista de su partido, de 198 páginas (de diciembre de 2010), llama al liberalismo económico "predatorio" y propone nacionalizar "actividades" estratégicas. Dice que la "explotación (de recursos naturales), aprovechada generalmente por minorías económicas extranjeras, no puede continuar". También se compromete a revisar los tratados de libre comercio que "se opongan al ejercicio de nuestra voluntad soberana". Resumiendo, a Humala no le gustan las políticas que han sido tan buenas para Perú en los últimos años.
Esos puntos de vista, junto con los lazos de Humala con Hugo Chávez, significan que el candidato necesitaba un cambio de su imagen si tenía la esperanza de ser electo. Ahí aparece el PT. Actuando con su asesoría, Humala dice ahora que el ex presidente brasileño Lula da Silva, del PT, es su modelo.
El problema es, escribió el periodista peruano Enrique Chávez en la edición del 7 de abril del semanario Caretas, que Lula no fue el "designado" por el PT para asesorar a Humala. Ese trabajo, explicó Chávez, corresponde a Valter Pomar, un director del Foro de São Paulo y un hombre conocido como integrante del "ala izquierda dura" del PT.
El periodista también hizo notar que fue Pomar quien apareció al lado de Humala este año para mostrar el apoyo del PT a su candidatura. Lo que es más, "fue clave para instalar el 'comando brasileño' en la campaña de Gana Perú y ofrecer importantes recomendaciones para edulcorar la imagen del comandante". Humala ahora usa corbata, habla de "amor" por Perú y es fotografiado con un rosario en la mano.
Entonces, ¿qué tiene en mente Pomar para Perú? Chávez cita una entrevista de marzo de 2010 con el sitio web de izquierda Alerta Perú, en el cual el brasileño se lamentaba de que Venezuela no había tenido una revolución real. "Nuestros países siguen sufriendo la injerencia externa y la resistencia de las elites locales, que son muy poderosas", escribió. Y continuó: "En muchos países no conseguimos aún vencer: es el caso de Colombia, México y por supuesto Perú. Si en estos tres países, que son tan importantes, no hay gobiernos de izquierda, o progresistas o nacionalistas, no se hará un cambio completo".
Los peruanos han sido advertidos con anticipación.
Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 9 de mayo de 2011.
Este artículo ha sido reproducido con el permiso del Wall Street Journal © 2011
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