El Salvador: Problemas y oportunidades

Manuel Hinds dice que el gobierno salvadoreño podría aliviar el impacto de los precios en alza de los commodities como atraer inversiones que están siendo desviadas desde Asia hacia otras regiones, especialmente América Latina.

Por Manuel Hinds

En los últimos años, El Salvador se ha visto afectado negativamente por las tendencias de la economía global en dos dimensiones principales. La primera ha sido el boom de los precios de los productos primarios que comenzó en 2003 y que todavía sigue en auge.

Este boom nos perjudica porque nosotros producimos y exportamos muy pocos de éstos, de tal forma que el impacto del boom ha subido los costos de la producción, el consumo y la inversión en el país sin que haya una compensación suficiente a través del aumento de los ingresos de los que producen productos primarios.

Los precios de estos productos —el petróleo y sus derivados, los metales y la comida, principalmente— han subido también en los países que los producen, pero la baja del ingreso real que la gente sufre por los precios más altos se compensa con los ingresos adicionales obtenidos por los productores de estos productos. Por supuesto, los que se benefician directamente de los precios altos de los productos primarios en esos países son sólo una parte del total de la población. Pero el dinero adicional que ganan se esparce a la población total a través del incremento en sus gastos. Esta compensación no se da en El Salvador, excepto en un grado pequeño por lo que ganan adicionalmente los productores de café.

Este boom comenzó en 2003-2004 y ha seguido con mucha fuerza, interrumpido sólo por el otro factor global que ha dañado a la economía del país: la crisis mundial que explotó en septiembre de 2008 afectó severamente las exportaciones del país y las remesas, a tal punto que en 2009 cayó el Producto Interno Bruto (el PIB, la suma de toda la producción en el país) y prácticamente no creció en el 2010. Esto no había pasado desde los comienzos de la guerra en los años ochenta. Como se ve en la gráfica adjunta, los precios de los productos primarios (representados por los de la comida y los productos primarios excluyendo petróleo) alcanzaron su máximo en junio de 2008 y comenzaron a caer en Julio, un par de meses antes de que la crisis financiera explotara. Luego comenzaron a subir a partir de enero de 2009. Para este momento, los precios ya excedieron los niveles que tenían en Julio de 2008.

Puede ser que usted ya lo haya olvidado, pero los niveles alcanzados en junio de 2008, principalmente por la comida, generaron huelgas y disturbios en varios puntos del globo. Los niveles actuales han contribuido a los disturbios del medio oriente y otras partes del mundo (incluyendo Bolivia). Estos aumentos de precios son tan marcados que no podrán sostenerse por mucho tiempo sin que causen problemas mucho más graves, especialmente en el caso de la comida. Las dos posibilidades que se presentan son muy negativas: que los precios sigan subiendo y que lleven a una inflación generalizada en el mundo entero, o que los precios colapsen como una burbuja, generando serios problemas financieros también a nivel global.

El gobierno no puede hacer prácticamente nada para detener estos aumentos de precios aunque la producción local aumente ya El Salvador es muy pequeño para influenciar los precios mundiales. Esto, sin embargo, no implica que el gobierno no pueda hacer nada para aliviar la situación ayudando a que la producción total y el empleo aumenten en el país para que la población pueda enfrentar los crecientes precios. Afortunadamente, hay oportunidades excelentes que se están presentando como resultado de una reacomodación de la inversión global que está teniendo lugar en estos momentos. Los aumentos de los costos de mano de obra en China y los graves problemas que Japón ha enfrentado como resultado del terremoto, el tsunami y la crisis nuclear han hecho que muchas empresas globales estén reconsiderando la distribución geográfica de sus inversiones para distribuirlas más en regiones distintas a Asia, y especialmente en América Latina. Esto puede llevar a un boom de inversiones reales (en fábricas y otras facilidades productivas) en la región.

Atraer aunque sea una pequeña parte de estas inversiones al país aumentaría muy rápidamente la tasa de crecimiento de la producción y el empleo en el país. Captar parte de esta inversión requiere tres tipos de medidas. Primero, el generar un ambiente propicio a la inversión en general, abandonando el lenguaje agresivo contra los inversionistas y tomando medidas que muestren la seriedad del gobierno en mantener políticas responsables. Segundo, flexibilizar los horarios laborales, cuya rigidez está costando muchos empleos. Tercero, promoción directa como la que en el pasado ha hecho PROESA (agencia que busca promover la inversión en El Salvador). El gobierno debería de comenzar a tomar estas medidas ya que la situación que se avecina no será nada fácil. Hasta ahora no pareciera que haya tomado consciencia de la gravedad del problema y menos trabajado en el diseño de una estrategia para aliviarlo.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 7 de abril de 2011.