La sociedad civil incivilizada

Por Thomas R. DeGregory

Recientemente hemos atestiguado el rápido ascenso de la "sociedad civil" en la forma de Organizaciones No Gubernamentales (ONG's)-grupos que afirman ser la voz de los pobres y desposeídos. De las demostraciones en Seattle a las calles de Génova, donde el cántico fue "Ustedes son el G-8, nosotros somos 6.000 millones", estas organizaciones dominadas por hombres europeos y norteamericanos acomodados han izado las banderas gemelas del pobre y del ambiente contra los males de la globalización, las compañías multinacionales y la tecnología y biotecnología modernas. Casi siempre, sin embargo, dichos grupos no ayudan al pobre, sino más bien lo lastiman.

Por ejemplo, un país africano actualmente enfrenta oposición a sus esfuerzos de construir una represa para proveer electricidad, siendo ésta una nación en la cual únicamente el 4% de la población tiene acceso al tendido eléctrico. Hasta el momento, las ONG's europeas y norteamericanas han podido utilizar su maquinaria propagandística para evitar que el Banco Mundial y otras entidades internacionales financien la obra. Ellos afirman estar operando en nombre de las ONG's locales y de los habitantes de la zona, pero como un editorialista lo consignó, los opositores "locales" son "menos de diez", y todos se encuentran en la planilla de las ONG's del Norte. Un reportero señaló que el "menos de" estaba correcto, pero que "10" era generoso.

Las ONG's envían a su mano de obra contratada como los representantes "legítimos" del pueblo en sus giras propagandísticas y de recaudación de dinero, con el fin de que conozcan a la "sociedad civil" y a la prensa en los países desarrollados. En esto consiste el espectáculo de carretera que montan las ONG's con casi el mismo repertorio de personajes que son enviados alrededor del mundo y que pretenden representar a los agricultores y científicos estadounidenses en su oposición a los alimentos modificados genéticamente (AMG). Sin embargo, ni un solo científico profesional que haya hecho algún aporte significativo en el entendimiento de la ciencia ha podido en alguna manera respaldar las advertencias atroces sobre los peligros de los AMG, las cuales han servido de base para muchas de las acciones disruptivas y de recaudación de dinero de las ONG's.

Tal y como las compañías transnacionales que tanto critican, las ONG's ambientalistas y anti-globalización son organizaciones maximizadoras de ingresos. Recaudan dinero al mercadear miedo-sin importar el costo humano. El temor y la recaudación de dinero son sus trabajos de tiempo completo. No debemos confundir el ventrilocuismo de las ONG's con las voces auténticas de preocupación que emanan del Tercer Mundo. La gente de las ONG's no está menos prejuiciada ni es más representativa de sus países de lo que serían aquellos locales contratados por compañías multinacionales, y no deberían de ser tratados de diferente manera.

En el sur de África, la sequía, hambruna, enfermedades y muerte acechan el lugar. Los temores infundidos y las campañas contra los AMG montados por algunas ONG's han dificultado los esfuerzos de alivio del Programa Mundial para la Alimentación (PMA). Cerca del 80% de los alimentos del PMA en el sur de África es maíz estadounidense donado. No hay manera de que el maíz norteamericano pueda ser certificado como libre de GMA, ni existe ninguna razón de seguridad alimenticia para que así lo sea. El temor de los líderes africanos de la región no radica en la seguridad de los alimentos sino en que parte del grano donado termine siendo plantado, haciendo que las futuras exportaciones a Europa sean difíciles de certificar como libres de GMA. La Unión Europea está usando la campaña de miedo de las ONG's para requerir el etiquetado de los GMA en todos los granos, como una medida proteccionista para su industria agrícola, a la cual ya de por sí subsidia en un monto de $1.000 millones diarios.

Hasta el momento no hemos escuchado que ninguna de las ONG's que se oponen a los GMA, y algunas de las cuales tienen presupuestos que exceden los $100 millones, hayan provisto ayuda alimenticia-ni tampoco lo ha hecho el Príncipe Carlos, también crítico de los GMA, con su multimillonaria empresa de alimentos orgánicos. El hecho es que son los agricultores convencionales que utilizan los últimos avances de la tecnología, incluyendo la biotecnología, los que alimentan al mundo y proveen el superávit que sirve de ayuda a las víctimas de la hambruna. Y aún así son los agricultores convencionales los que regularmente son despreciados por aquellos que no alimentan a nadie excepto a sí mismos, que afirman tener una mayor autoridad moral y que le hacen creer a otros que ellos son "activistas" en beneficio de los pobres.

No es que ellos estén mordiendo la mano que los alimenta, porque de hecho ellos no son necesitados. Pero sí muerden la mano que intenta alimentar a aquellos que más lo necesitan. Es difícil de creer que la defensa de su ideología es más importante para ellos que electricidad para el pobre, aumentar la nutrición de los niños asiáticos y proveer de alimentos que alivien la hambruna de aquellos al borde de la inanición en África. Esto puede sonar fuerte, pero ¿se le puede ocurrir una mejor explicación a alguien?

Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.